Uno de los mayores desafíos de los médicos es definir el riesgo que tienen de padecer la enfermedad de Alzheimer. Ante este reto, investigadores estadounidenses han descrito un nuevo test diagnóstico que combina una serie de pruebas médicas para determinar qué probabilidades de desarrollar este trastorno tienen los pacientes con deterioro cognitivo leve y aquellos que se encuentran en un estadio intermedio entre el deterioro cognitivo propio de la edad y el deterioro causado la demencia.
Los científicos estudiaron y compararon los factores de riesgo de cada paciente basándose en resonancias magnéticas, el análisis del líquido cefalorraquídeo y otras pruebas neuropsicológicas. La combinación de estos tests permitió afinar en la predicción de qué individuos sufrirían demencia. Así, ninguno de los individuos que dieron negativo en las tres pruebas desarrolló Alzheimer en los siguientes tres años; mientras que cerca del 90% de las personas que dieron positivo, sí.
"Ahora, en lugar de decir 'Vamos a esperar un año a ver si empeora', los neurólogos podrán decir 'Vamos a hacer una resonancia magnética volumétrica y a comprobar de nuevo los resultados en un mes para ver si su dolencia se debe a un proceso de neurodegeneración o es el efecto secundario de una medicación o un signo de depresión", comenta James Brewer, uno de los responsables del estudio.
"Poder tranquilizar algunos pacientes diciéndoles que no presentan alto riesgo de sufrir Alzheimer es algo que no podíamos hacer en el pasado", añade.
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