Revista Cultura y Ocio

Distopías Sociales (5): Somos ratones de laboratorio

Publicado el 20 enero 2013 por Ruta42 @ruta42
Ilustración de Joseba Morales.

Ilustración de Joseba Morales.

Mi padre contaba muchas veces un chiste sobre científicos y cobayas. En ambos casos uno se encontraba con un compañero y presumía de tener amaestrado al humano o al ratón. Una broma sin más, un chascarrillo, pero detrás de la que se oculta una idea bastante aterradora.

Si realmente Pavlov tenía razón, y sí la tenía, todos actuamos por un aprendizaje impuesto. La libertad de elección pura no existe desde el primer momento en que de pequeño se nos abraza por decir “papá”. Refuerzo positivo y negativo, a eso se reduce todo.

De un tiempo a esta parte cada vez es más frecuente que un gobierno asustado intente parar los pies a sus ciudadanos. Se usa la fuerza, el engaño si es preciso, se prometen hechos imposibles (o se omite la no existencia de otros). Hay porras y pelotas de goma, que no nos engañemos ya han causado heridos y algún muerto (rastread, que Mulder dijo muy claro que “la verdad está ahí fuera”). Hay gente que ve bien que a sus hijos, amigos y compañeros se les trate igual que si fueran malvados criminales.

Nunca soñamos con que veríamos esto. Lo conocíamos, claro. Sabíamos de “los grises”, de nuestros padres y abuelos corriendo delante de ellos. Y algunas personas lo comparan sin dudar, sin darse cuenta que en sus palabras se esconde una oscura realidad: esto pasaba durante una dictadura y vuelve a suceder en una teórica democracia.

El problema es que somos ratones. Se nos ha enseñado desde niños. Se nos amaestra y se nos suelta por un laberinto para que al llegar al final toquemos el timbre, y al hacerlo bien se nos dará un poco de queso. ¿Y si en lugar de eso nos paramos en un giro? Porra. ¿Si queremos hablar con otra cobaya? Porra. ¿Si decidimos ir en dirección contraria para intentar escapar? Porra.

“Golpe de remo”.

No solo es culpa de ese “ellos” al que tanto se refiere uno sin dejar claro quiénes son. ¿El gobierno? ¿Los pitufos? ¿El Club Bilderberg? ¿Nosotros mismos? Quizá un poco de todo. Estamos siempre a favor de la libertad de expresión, siempre que coincida con nuestra opinión y en el momento que no es así nos volvemos justo lo que tanto odiamos. Criticamos al que consideramos equivocado, nuestra visión de la realidad siempre es más objetiva y que alguien no quiera verlo es culpa de él o de ella.

Si uno de desvía ya se encargará otro de darle una torta de aviso. O dos. O tres. O las que haga falta.

Todos intentamos encajar y queremos que los demás lo hagan dentro de nuestra propia visión de los hechos. Por supuesto que también tenemos una mente abierta, entendemos que algunas cosas puedan ser diferentes a lo que pensamos, pero si nos encontramos con alguien cerrado de miras entonces caemos nosotros en el error.

Esto mismo se ve cada día en el auge de lo que bien se puede considerar “nuevas tribus urbanas”, o al menos así se citan en algunos artículos. Todo ese bloque de jóvenes (y no tanto) que quieren escapar de lo que ellos consideran ser igual que todos, de lo popular o quizá sería mejor decir de lo que es “mainstream”. Pero claro, todo se soluciona si nos vamos a un encuentro con gente de Internet, de blogs o de un foro pero decirlo así no queda bien, mejor es insistir en que es un “meeting”, dejando de lado el hecho de que ya exista una forma de referirse a ello.

No es ni bueno ni malo, sencillamente distinto y otra forma de expresarlo, pero que deja claro el cómo las ganas de ser parte de algo hace que intentemos re dimensionar la realidad. Claro que hay muchos más ejemplos, pero con citar un par de más o menos actualidad debería bastar. Y nadie, nadie está libre de esto, ni los que estáis leyendo y por supuesto tampoco el que lo escribe.

Quizá, y solo quizá, es que somos más ratones que humanos. Intentamos salir del laberinto para caer en otro, y al final no hay nunca un trozo de pan. Salvo si dejamos por el camino el alma, entonces bien puede ser que alguien nos dé unas migajas.

Y mientras tanto en un tira de “Mafalda” está Felipe, sentado en un bordillo, leyendo un tebeo y mordisqueando un poco de queso.

Distopías Sociales (5): Somos ratones de laboratorio

Doc Pastor

Periodista/Fotógrafo. Cine, cómic y lo que toque. Fundador de Ruta 42 / La Encuadre. Coleo por más sitios. Mi perrito se llama Loki. Mis opiniones son mías. Valladolid - Madrid - Narnia ·

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