Revista Cultura y Ocio

Diversos alumnos del Grado de Fotografía descubren y retratan La Habana

Publicado el 12 julio 2016 por Escuela Tai @escuelatai

El pasado mes de mayo, justo después de haber terminado con los exámenes y evaluaciones ordinarias, veinticinco alumnos de diferentes cursos del Grado en Fotografía de TAI-URJC, junto a Rosa Jiménez (Jefa de Área Cinematografía y Nuevos Medios y profesora del área de Fotografía), Silvia Revuelta (Gestión Académica), José María Díaz Maroto (Director de la Escuela PIC.A, antiguo profesor de TAI y gran amigo de esta casa), y yo como Director de Titulación de este Grado, realizamos un viaje de estudios con formato "Taller de fotografía de viajes" a la ciudad de La Habana.

La idea de realizar este tipo de viajes parte de mi intención de que el paso por la universidad sea una experiencia de vida, más allá de los conocimientos impartidos en un aula, más allá de centralizarlo todo en un único ámbito de especialización y es difícil expresar con pocas palabras la experiencia vivida por alumnos y profesores, pues se juntaron tantas sensaciones en tan poco espacio de tiempo que solo se podría resumir con la emoción que se desprendía al ver todas nuestras caras cuando nos juntábamos cada mañana en el Lobby del Hotel Sevilla.

Antes de viajar a un destino y en función de la información que hayas recopilado, te creas unos estereotipos que generalmente cuando llegas no son los que esperabas o no tan exagerados. Cuando llegas a La Habana te das de frente con todos pero lejos de causarte rechazo, los aceptas con la misma ilusión que el calor y la humedad. A medida que te vas llenando de la propia ciudad y de sus gentes, los vas dejando de lado o ellos te dejan a ti y los ojos se te abren a la realidad que los cubanos beben a diario hasta que al final no puedes dejar de parafrasear a Ernest Hemingway quien dejó Cuba lleno de sus huellas: "Amo este país y me siento como en casa".

En una semana nos empapamos de La Habana, de sus calles, sus gentes, sus colores, su música, su arte..., de Cojimar donde Hemingway escribió en 1951 su famosa novela "El Viejo y el mar", del increíble paisaje del Valle de Viñales, del Caribe, de Regla y siempre del Malecón, el sofá de La Habana...

Personalmente, tengo varias conclusiones sobre mi propia experiencia. En cuanto a la situación real del país, los que vivimos en los países ricos, muy ricos comparados con Cuba, tenemos este destino en mente con la idea de un cambio inmediato y que queremos conocer antes de que ocurra. Pero este cambio va a tardar, por mucho dinero que llegue en algún momento desde Miami o de las empresas españolas; la corrosión en la mentalidad producida por tantos años de dictadura y de embargo han hecho que varias generaciones de cubanos tengan una forma de pensar totalmente alienada y que va a ser difícil de cambiar. En palabras del escritor cubano Abilio Estévez, "La Habana se fundó para esperar. ¿Qué? Todo. Nada. Cualquier cosa. La verdadera ocupación es esperar".

El régimen cubano no tiene legitimidad desde hace mucho tiempo, tan solo se la pudo dar su propio pueblo por el bloqueo norteamericano al crear un enemigo común, pero la durísima política norteamericana respecto a Cuba y el propio régimen han generado una sociedad de supervivencia, conformista con una situación que es imposible de modificar, pobre de solemnidad, pero que lejos de reaccionar como sería lógico no guarda ningún resentimiento hacia nada ni nadie porque el carácter cubano no tiene igual.

La asombrosa riqueza de su arquitectura en absoluta ruina es una metáfora de la historia política de una isla machacada por las dictaduras y por lo que ya se temía el propio José Martí: "¿Haremos los cubanos una revolución por el derecho, por la persona del hombre y su derecho total y negaremos, al día siguiente del triunfo, los derechos por los que hemos batallado?". Pero algo está cambiando, y sin duda para bien. En una ciudad como La Habana sorprenden iniciativas como la Factoría de Arte Cubano, o el restaurante de O'Reilly 304 donde uno se podría imaginar en una Habana libre en ese formato.

También se empieza a vislumbrar la rehabilitación de algunos pocos edificios históricos generalmente con vistas a las posibilidades con respecto al turismo como potencial enorme para la futura Cuba, el país donde están sin duda los mejores mecánicos del mundo porque hacer andar "los almendrones", vehículos de los años 50 y 60 sin repuestos desde los mismos años, es un ejemplo de genialidad.

La segunda experiencia que me ha reportado este viaje es como docente y la satisfacción de haber conseguido el objetivo que me proponía. Resulta imposible poder describir cada minuto vivido allí pero es algo que alumnos y profesores nos traemos con la complicidad generada por haber tenido la misma sensación, una sensación maravillosa.

Sin duda la experiencia de este viaje va a ser inolvidable para todo el grupo y lo recordaremos como en la canción de Fito Paez, "Habana, ¿por qué tu perfume tan extraño me apasiona? (...) Pasa el tiempo y tu recuerdo no se borra". Agradecer de corazón a José María Díaz Maroto por su ilusión y alegría en este viaje. La gran ventaja de haber compartido esta experiencia con Maroto es que como gran conocedor de Cuba (destino al que viaja desde hace muchos años), junto a su mentalidad de fotógrafo y su carácter, te ahorra los pasos previos que da cualquier turista y te permite adentrarte mucho más rápido en lo que realmente te maravilla, hasta poder llegar a sentirte en el lugar al que crees estar destinado.

Agradecer también a Yamila García Calero, especialista en Cooperación Internacional que nos cedió las aulas del Centro de la Biodiversidad donde tuvimos la oportunidad de desarrollar los contenidos del Taller cuyo resultado se ha podido ver en las numerosas fotografías que han realizado los participantes o, compartir con Roberto Chile (camarógrafo de Fidel Castro) sus experiencias de vida. Nuestro agradecimiento también para Nelson Ramírez de Arellano Conde, Director de la Fototeca Nacional de Cuba, donde nos ofreció una charla sobre la Historia de la Fotografía en Cuba así como al pintor Nelson Domínguez que nos abrió su estudio, su casa y su jardín.

No olvidarnos nunca de los padres, madres, abuelos y abuelas que han financiado en gran parte esta experiencia a sus hijos o nietos, y a los propios alumnos por la inmensa ilusión mostrada desde que empezamos a organizarlo, especialmente a aquellos que se lo trabajaron para poder llegar hasta allí.

Por último, agradecer a toda la Dirección y Staff de la Escuela TAI por su apoyo, ilusión y envidia sana que me empujan a empezar a organizar ya el siguiente destino.

"... Habana, si mis ojos te abandonaran, si la vida me desterrara a un rincón de la tierra, yo te juro morirme de amor y de ganas de andar tus calles, tus barrios y tus lugares". Gerardo Alfonso.

Federico Baixeras
Director de Titulación Grado en Fotografía TAI-URJC

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