Revista Psicología

¡Doctor, recéteme un blog!

Por Lizardo

¡Doctor, recéteme un blog!
Hojeando internet hemos hallado una nota reciente en El Espectador de Colombia, cuyo título encabeza esta entrada. Entresacamos algunos párrafos destacados:
"Ana, Laura y Daniel han optado por escribir un blog como complemento a sus tratamientos médicos y psicológicos. En ellos narran las vicisitudes que tienen que sortear como una manera de aferrarse un poco más a la vida y mantener en alto su autoestima. "
"Muchas preguntas surgen ante esta práctica, cada día más frecuente: ¿pueden ser los blogs parte de una terapia?, ¿qué beneficios trae narrar la propia enfermedad?, ¿es realmente útil?, ¿están dispuestos los médicos a recomendar a sus pacientes que difundan por la web los secretos de su enfermedad? "
"Para el psiquiatra colombiano Álvaro Franco, de la Sociedad Colombiana de Psiquiatría, se trata de una práctica controversial. “No diría que es perjudicial, es buena en el sentido de que es un método de expresión, pero cuando incentiva a cambiar el tratamiento o los medicamentos ahí cobra otro sentido”, apuntó."
"Reconoce que la publicación de un blog puede provocar cierto grado de catarsis, es decir, el desahogo de emociones, y por lo tanto resultar útil en un contexto de enfermedad, pero cree que es equivocado considerarlo una terapia."
"Franco dice que no se puede usar terapéuticamente porque en los blogs los pacientes se cuentan secretos y fórmulas que hacen que los síntomas persistan, y de esa manera se perpetúan ciertos problemas. Cita como ejemplo el caso de un paciente depresivo que alimenta un blog con sus pensamientos. “Si otro depresivo lee el blog pues hace que se incremente la desesperanza y la tristeza”, añade el especialista. Algo similar sucede con las anoréxicas. En las páginas personales ofrecen pistas a otras en la misma condición sobre cómo combatir el hambre o sencillamente publicando consejos que no tienen ninguna base científica. "
"Todo esto sin mencionar los casos de personas que suplantan personalidades y aprovechan la empatía con enfermos para caer en prácticas con fines sexuales. "
“No lo recomiendo a mis pacientes”, concluye Franco haciendo énfasis en que resulta una mejor opción hacer terapias grupales si se busca la interacción con otras personas o pacientes, pues allí se puede orientar a los enfermos para que tomen lo que es útil y puedan deshacerse de lo inútil o perjudicial. "
"En un sentido similar opina el psiquiatra Carlos Alberto Miranda, para quien “esta forma de expresión no representa una situación ni buena ni mala”, pero tampoco ha considerado recomendarla a sus pacientes. No está de acuerdo con incluirla en los tratamientos y mucho menos considerarla en sí misma una terapia. "
"Para Miranda el problema con las nuevas tecnologías, la práctica médica y los pacientes va un poco más allá: “Al margen de los blogs, lo que sí suelen hacer cada día más pacientes es leer páginas medianamente científicas en donde encuentran información de las enfermedades que padecen. Es una especie de consulta, pero muchos terminan leyendo información sin ningún rigor científico que los desorienta y necesita orientación especializada”. "
"No es un tema de poca monta. Al ritmo que aumentan “las consultas médicas a internet” se hace más tensa la relación médico paciente. Un estudio realizado por I-health, un portal encargado de medir el impacto de la tecnología en la salud, demostró que el 31% de los médicos en España creen que la internet dificulta la relación con sus pacientes y además, que la información y los contenidos que se encuentran en la web hacen que disminuya considerablemente su credibilidad. "
"Hoy en día, más del 40% de los navegantes hispanos buscan información sobre salud. Contenidos científicos y otros no tan confiables hacen que los cibernautas se autorreceten medicamentos, abandonen tratamientos e incluso decidan someterse a métodos exóticos. Según el estudio de I-health, un alto porcentaje de pacientes asisten al consultorio con ideas previas a cerca de enfermedades y de tratamientos. De hecho, el 96% de los médicos confiesan haber sido cuestionados por sus pacientes sobre información que consiguen en internet. La recomendación de los especialistas es que los pacientes discutan y comenten con sus médicos la información que consiguen en internet, así como el deseo de utilizar ciertas ventajas tecnológicas, como los blogs, en la lucha contra sus enfermedades. "

Más adelante en la misma nota se entrevista a una persona que padece bulimia y a otra con obesidad mórbida, ambas poseedoras de sendos blogs alusivos a su enfermedad y a sus peripecias vitales. El artículo en su totalidad es muy interesante y no nos podemos resistir a ensayar algunos comentarios en base a su tenor.
El auge de la actividad relacionada con los blogs en internet es indiscutible y avasallador (un dato reciente estima la existencia de más de 70 millones de blogs en el ciberespacio mientras 120 000 son creados cada día). Qué proporción de éstos son referidos a temas de salud y cuidados médicos, no es sencillo de estimar, así como la proporción de blogs conducidos por personal de salud o por personas que se han visto tocadas por la circunstancia de enfermar.
Un estudio informa que para el año 2005 un 50% de bloggers en los Estados Unidos reportaba que su motivación principal era el disponer de una forma de 'autoterapia'. Vistas las atingencias que los colegas colombianos brevemente entrevistados plantean, caben varias preguntas: ¿quién define lo que es terapéutico? ¿el terapeuta? ¿el recipiendario de la terapia? ¿existe alguna terapia exenta de riesgos? Al parecer aquí se perfila un fenómeno de grandes proporciones que excede el terreno de la atención de salud 'formal', y que por ende irá más allá del escueto y centralizado control médico. Cautos, recelosos, los colegas entrevistados prefieren resaltar los posibles e inevitables riesgos de esta forma de 'autoterapia' antes que explorar los probables beneficios. La desconfianza ante lo desconocido o ante la pérdida de poder puede subyacer ante estas posturas en demasía cautelosas y soslayadoras.
Un epígrafe de G Bolton, autor de Writing cures: an introductory handbook of writing in counselling and therapy, es muy decidor respecto a esta pujante y novedosa forma de expresión, la 'terapia del blog': "La escritura es nuestro entorno cultural (...) Cuando Freud desarrolló su terapia de la conversación -Talking therapy-, el escribir era algo que hacían personas selectas en ocasiones especiales. Luego de más de un siglo, pareciera que las cosas están empezando a cambiar."
Una simple búsqueda en Google de las expresiones 'blog therapy' o 'blogging therapy' arroja más de 45 000 resultados. Indudablemente la terapia de grupo como la que propone el colega colombiano sería una alternativa interesante pero difícilmente viable para la cantidad de personas embarcadas en la actividad bloggeril como autores o como lectores y que encuentran en este medio no sólo una vía catártica y expresiva sino una forma de colaboración mutua, de alivio de sentimientos de soledad muchas veces, de compartir experiencias y aprendizajes, de actividad gratificante y procuradora de solaz, entre otros beneficios potenciales.
Se impone ahora la necesidad de que el médico incorpore un conocimiento sobre estos fenómenos sociales que no aguardan la autorización del estamento médico ni para existir ni desarrollarse y a los que no podemos dar la espalda. Ciertamente existen páginas con elementos nocivos como foros que inducen al suicidio o banalizan la severidad de muchas patologías, pero urge la comprensión de las causas subyacentes a estas manifestaciones y el reconocer su existencia para orientar a nuestros pacientes y canalizar sus inquietudes legítimas. (Huelga recalcar que en internet hay además una serie de páginas muy útiles para conseguir información y hasta desarrollar terapias en línea, las que el médico debe conocer, valorar y difundir).
Con todos los posibles riesgos, la actividad bloggeril posee incuestionables elementos benéficos -quiera o no la orden médica concederle el adjetivo 'terapéutico'- y es indetenible fenómeno que ha llegado para quedarse y durar. Desde un punto de vista sociológico, internet y actividades como el desarrollo de blogs implican el 'empoderamiento' (empowerment) del ciudadano pedestre y un factor adicional que replantea la tradicional relación médico-paciente vertical, autoritaria, y donde sólo el facultativo detentaba el poder.
¡Doctor, recéteme un blog!

Por otro lado, específicamente respecto a los blogs redactados por profesionales de la salud, existen ciertas lógicas reservas por cuanto la actividad médica y de otras profesiones tiene parámetros éticos estrictos y predeterminados. Al margen de la difusión de información y educación relacionada con la especialidad de cada quien, restringida a fin de que no se trivialice el acto clínico de diagnóstico y tratamiento a un comentario en el 'pasillo virtual'; surge la pregunta obvia: ¿y el médico también podría usar su blog como 'autoterapia'? Al respecto, una opinión interesante es la de Baerlocher y Detsky: su artículo lleva el tajante título Online medical blogging: don't do it. Argumentan primero una obligación ética ineludible cual es evitar difundir la identidad de sus pacientes o cualquier pista que lleve a reconocerla, en segundo término apelan al profesionalismo y al rol del médico en la sociedad que podría erosionarse de suceder tal divulgación. En tercer lugar, ofrecen una sugerencia: ¿por qué ofrecer al público aspectos vulnerables de ti mismo: opiniones, sentimientos y actitudes personales que en algún momento pudiesen ser usados contra ti?

La exigencia ética es imperativa, la sugerencia posterior es bienvenida y debe ser sometida a criterio de cada persona en su circunstancia particular. Pero en esa misma línea el artículo de Dainton: Physicians writers in the age of blogging, ofrece un párrafo interesante: argumenta Dainton que si un individuo común y corriente es responsable sólo ante sí mismo por la actividad en su blog, en el caso de un médico éste asumirá también responsabilidad por la imagen de su profesión. Aquí los cauces de la discusión son numerosos; algunos ejemplos nada más: si dicha imagen ya está deteriorada, posiblemente el mostrar una imagen más cercana y directa de los médicos podría mas bien contribuir a mejorarla. Otro aspecto trascendente es el límite entre el nefando corporativismo abusivo y defensor sólo de intereses de cuerpo en desmedro de nuestro objetivo principal que es el bienestar de nuestros pacientes y por otro lado la sabiduría popular que recomienda el lavado de ciertos trapitos en casa. Por añadidura, la supuesta 'sagrada' defensa de la imagen médica da la impresión de que se hablara de monjes o de militares más que de profesionales como los ingenieros o los abogados: este secretismo solicitante de torre de marfil nos parece que precisamente aleja al médico de la población (como aquellas vestiduras imperiales de las que hablaba H Mahler). Una cosa es ir contra la ética pero otra es evitar la disidencia o la crítica: como un ejemplo, la antipsiquiatría no podría haber nacido si es que hubiera partido de un blog y este restrictivo parecer hubiese imperado. (¿O se puede pretender que los blogs médicos sean privados y sólo para los médicos?)

Todo un tema interesante este asunto de los blogs por cuanto internet es un ámbito novedoso para la interacción humana. Todas las nuevas tecnologías en su momento de aparición generaron preocupación pues se vieron como amenazas más que como oportunidades. Pero no se hace camino sino al andar...

¡Doctor, recéteme un blog!

La nueva versión de la tradicional frase (aunque ya no basta hoy con plantar un solo árbol).

Enlaces:

Tan L. Psychotherapy 2.0: My Space (R) blogging as self-therapy. Am J Psychother 2008; 62: 143-163. (Vía Scribd).


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