Revista Opinión

Doctores tiene la iglesia… pero les dieron el título en la tómbola

Publicado el 05 marzo 2013 por Javiersoriaj

Ya se ha cerrado la puerta de la Capilla Sixtina para el cónclave. Sólo esperan a que lleguen los electores que, por sus muchas obligaciones laborales, no han podido llegar antes. Mientras, unos y otros se divierten peleándose por si debe comunicarse previamente lo que aparece en los vatileaks o si debe mantenerse el secreto.

Eso sí, ya tienen bien guardados los teléfonos fundamentales para poder cubrir todas las necesidades durante los días que pasen encerrados : el del restaurante Buda Feliz, el de telepizza y el de telejovencit@s…

La guardia suiza también está a disposición del lobby para cualquier cosa que pueda necesitar.

Por su parte, el cardenal escocés O’Brien se retira de su vida sexual desordenada y con ello del cónclave. Qué pena, con lo bien que se lo pasaba… “El caso del cardenal O’Brien es especialmente relevante no solo porque se trata de un cardenal que iba a formar parte del cónclave papal, o porque el Vaticano haya decidido atajar el caso con pocos miramientos, en lo que parece un propósito de enmienda por su endeble reacción del pasado ante los acosos sexuales. Muchos lo han tomado también como un ejemplo de la hipocresía eclesiástica porque O’Brien escondía sus impulsos homosexuales detrás de drásticas condenas de la homosexualidad. Llegó a definir las parejas del mismo sexo como ‘una grotesca subversión de lo que se considera universalmente como un derecho humano’”. Y mientras acosaba seminaristas y despotricaba contra la homosexualidad, nadie en la santísima iglesia católica hacía ni decía nada. Tanto el comportamiento individual de tantos miembros de las jerarquías eclesiásticas, como el de la iglesia en su conjunto, no solo es inmoral, sino indecente y asquerosamente hipócrita.

En otro orden de cosas, podríamos hacerle un cónclave eterno a monseñor Martínez Camino, dejarle encerrado de por vida, a ver si deja de decir gilipolleces. Maldito imbécil, ¿por qué la gente le hace caso? La última del interfecto es decir que ”¿cómo puede ser que las leyes españolas no reconozcan el derecho de los españoles a ser esposo y esposa?” o “¿cómo puede haber un orden legal justo que no lo reconozca?

Pues eso, que doctores tiene la iglesia, pero debieron darles el título en la tómbola en lugar de en la facultad, porque no parece que sepan tratar muy bien las enfermedades y taras mentales de los suyos…


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