Revista Cultura y Ocio

Doña Rosita la soltera

Publicado el 21 enero 2016 por Rubencastillo
Doña Rosita la soltera
Qué triste destino el de doña Rosita, muchacha casadera que tiene que soportar con resignación el traslado de su novio y que, durante meses, y luego años, y por fin décadas, irá recibiendo cartas suyas en las que le habla de reencuentros, de votos de matrimonio renovados y de esperanza. Pero el tiempo, a despecho de sus ilusiones, irá transcurriendo implacable y la muchacha se convierte en una solterona, que sirve de hazmerreír a sus vecinas.Penélope andaluza, atrincherada en una conformidad que el cartero alimenta, doña Rosita acabará por reconocer ante su tía y su ama que sabe la noticia que todos murmuran por las calles y que la da por veraz: su prometido lleva mucho tiempo casado con otra. Ella ha fingido ignorarlo para no desmoronarse, pero el dolor termina por aflorar a sus labios: “Hay cosas que no se pueden decir porque no hay palabras para decirlas, y si las hubiera, nadie entendería su significado. Me entendéis si pido pan y agua y hasta un beso, pero nunca me podríais ni entender ni quitar esta mano oscura que no se si me hiela o me abra­sa el corazón cada vez que me quedo sola”.Abatida, la ajada virgen reconoce que “no hay cosa más viva que un recuerdo. Llegan a hacernos la vida imposible”. Y la situación alcanzará un punto máximo de tristeza cuando, por motivos económicos, la familia es desahuciada y debe abandonar la vivienda al atardecer, en medio de la lluvia.
Lirismo, soledad, vidas truncas, maledicencias, estoicismo lánguido y gracia compositiva se unen en esta pieza del granadino Federico García Lorca. Imborrable.

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