Revista Cultura y Ocio

Doña Sancha de Aragón, La cautiva de los Borgia: Cuarta Parte

Por Ladycaroline
Doña Sancha de Aragón, La cautiva de los Borgia: Cuarta Parte

La llegada de Sancha de Aragón no satisfizo en absoluto a Lucrecia Borgia. No veía con buenos ojos que esa dama fuera objeto de tantas atenciones. Su inquietud no pasó inadvertida ante todos: "Esta cosa ( la llegada de Sancha) comienza a poner celosa a la hija del Papa, Madona de Pesaro, y no le gusta nada", decían los malintecionados informadores. Es obvio que sintiera cierto temor a que la compararan con la princesa napolitana. Antes mismo que llegara a la corte, todos elegíaban la belleza y atributos de Sancha, logícamente era normal que Lucrecia padeciera esa desconfianza.

En la mañana del 20 de mayo de 1496, Lucrecia vistió sus mejores galas para dar la bienvenida a la nueva habitante del Vaticano, y no escatimó esfuerzos para lucir más atractiva que su cuñada. Su séquito fue muy selecto: las doce doncellas bien adornadas, los dos pajes con capas magníficas y caballos cubiertos con brocados de oro y rojo. Sancha de Aragón llegó hacia las diez de la mañana de mayo, con un cortejo real, animado por cuatro bufones del palacio y dos bufones adjuntos, montando un caballo con gualdrapas de terciopelo y raso negro, portaba además el traje típico de las mujeres casadas de Nápoles: negro y con grandes mangas. Lucrecia, con su corcel también adornado con gualdrapas de raso negro, fue a su encuentro, y las dos damas se saludaron con mucha solemnidad.

Doña Sancha de Aragón, La cautiva de los Borgia: Cuarta Parte

Supuesto retrato de Lucrecia Borgia en La disputa de Santa Catalina, de Bernardino di Betto Bardo il Pinturicchio. Sala de los Santos de los Apartamentos Borgia del Vaticano.



Inmediatamente, el cortejo siguió su recorrido. Lo precedía, cabalgando, Jofré, con su semblante divertido y petulante a la vez. Su largo cabello llamaba la atención con reflejos de color cobre, bien peinado, el rostro bronceado por el sol mediterráneo, ajustado en un coselete de raso negro. Entre la hija de Alejandro VI y el embajador español iba Sancha, bien pintada, que contemplaba la escena con cierta altivez y presunción. Se dice que hubo desilusión por parte de algunos asistentes; la creía más hermosa y más agraciada de lo que habían imaginado, pero no por ello el momento fue menos expectante.

Rodrigo Borgia esperaba ansioso la llegada de su nuera, con tal impaciencia ,que parecía un joven ilusionado ante la visita de su querida enamorada. Tras los póstigos de la ventana escrutaba la plaza, y sólo cuando divisó la cabalgata se puso en su sitio, rodeado de cardenales.

Doña Sancha de Aragón, La cautiva de los Borgia: Cuarta Parte

Transcurrieron algunos instantes, se percibió en la sala vecina el alboroto de las armas , el susurro y en andar de las damas, y finalmente entró Doña Sancha con sus modales atrevidos, encarando al Papa con su mirada desafiante. No parecía nada intimidada, su condición de hija y nieta de reyes se dejaba notar. A continuación, junto con su marido se arrodilló e inclinó la cabeza para besar el pie de Su Santidad. Enseguida, se dió paso a la cortejo femenino de la princesa napolitana que irrumpió en la sala para el besamano pontificial. Luego, todos ocuparon sus respectivos puestos, Jofré junto a su hermano César, y Sancha y Lucrecia sobre dos cojines de terciopelo rojo colocados sobre las gradas del trono pontificio. El Papa las observaba complacido y lleno de dicha.

Bibliografía:

Bellonci, María: Lucrecia Borgia, su vida y su tiempo, Editorial Renacimiento, México D.F., 1961.


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LOS COMENTARIOS (1)

Por  chelly
publicado el 10 marzo a las 08:16
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hola tengo un foro de los borgia y quisiera saber si quisieras afiliar el foro y el blog para asi poder estar informados de todo

un saludo

p.d:

www.tudoryborgia.foroactivo.net