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Dos décadas del mejor RCD Mallorca

Publicado el 30 noviembre 2018 por Trescuatrotres @tres4tres

Ahora que la Liga parece que vuelve a ser de los mortales, con equipos como el RCD Espanyol y Deportivo Alavés bien colocados en las primeras plazas, recordamos cuando otro club que pocos esperaban sorprendió a todos y realizó una campaña excelente consiguiendo terminar la competición entre los primeros. En Trescuatrotres.com recordamos la hazaña de un RCD Mallorca que dotó de personalidad propia Héctor Cúper y que se convirtió en uno de los grandes entre 1997 y 2001.

A los apasionados del fútbol nos encanta ver cuando equipos como la Real Sociedad, Deportivo de la Coruña, Celta de Vigo, Villarreal... sorprenden durante toda una campaña y son capaces de meterse en la pelea de los más grandes. Hoy recordamos cuando hace 20 cursos el RCD Mallorca se convirtió en uno de los gigantes de nuestro fútbol durante un lustro. Y viajamos atrás en el tiempo para destacar una derrota con sabor a victoria, la de aquella final en Mestalla.

Los baleares consiguieron el ascenso a Primera División dos años antes, en la temporada 1996-97 con Víctor Muñoz y Llompart tras finalizar terceros en Segunda. El Mérida y Salamanca también cosecharon el ascenso ese curso. En Primera, el Mallorca de Héctor Cúper se estrenó con una gran temporada finalizando quintos a solo tres puntos de distancia de la Real Sociedad y Real Madrid. Aquel equipo bermellón ya tenía como referentes a Carlos Roa en portería, una defensa fija con Romero, Olaizola, Marcelino, Iván Campo... un centro del campo con poderío físico con hombres como Vicente Engonga y con magia como la de Valerón y Stankovic. Y los protagonistas en ataque eran Amato, Moya, Gálvez o Ezquerro.

La temporada siguiente fue incluso mejor. En el curso 1998-99 el equipo de Héctor Cúper terminó tercero en la Liga, solo por detrás del Barcelona y Real Madrid, consiguiendo así una plaza para la Champions League. Aquel equipo se basaba en una sólida defensa que solo encajó 31 tantos en las 38 jornadas proclamándose como la defensa más segura de la competición y su guardameta, el argentino Carlos Roa, ganó el galardón Zamora.

A los jugadores antes citados se fueron incorporando a la plantilla jugadores como Gustavo Siviera, que ahora como entrenador ha pasado por equipos como el Lleida y Hércules hace muy poco. El lateral Miquel Soler terminó su brillante carrera (lo gano casi todo en el Barcelona) con éxito en Mallorca ganándose el puesto de fijo durante tres temporadas. La pareja de guineanos Lauren-Engonga protagonizó ese centro del campo, al primero de ellos lo fichó el Arsenal al ver su excelente rendimiento.

Y todo equipo que triunfa tiene un mago, ese jugador creativo con magia en las botas capaz de romper cualquier sistema defensivo rival, y ese hombre en aquel Mallorca se llamaba Ariel Ibagaza. Este futbolista pequeño en tamaño (166 cm medía) pero grande en calidad triunfó en el Lanús, y Cúper se lo trajo a España con Siviera. Su debut fue más que ilusionante, con el dorsal "10" a la espalda deslumbró en los dos partidos de la Supercopa que ganó el Mallorca al Barcelona. Durante aquel curso fue la gran estrella balear y logró, junto a Dani y el argentino Biagini, ser todo un dolor de cabeza para las defensas rivales.

Muchos mallorquinistas recuerdan aquella gran liga con gran cariño y orgullo, pero revisando en el pasado la afición tiene una noche de hace casi 20 años clavada en el corazón, aquel 29 de Abril de 1998 en Valencia y aquella Final de Copa SM el Rey. Fue una derrota, pero una derrota muy dulce. Poco después esta afición tan entregada se quitó aquella espina de dolor, cuando vieron a su Mallorca ganar la Supercopa, consolidarse entre los mejores de la Liga, visitando los mejores estadios, disputando la Champions, y ganando la Copa frente al Recreativo de Huelva años después. Y jugando una final Europea, la de la Recopa frente a la Lazio.

Por muchos éxitos que vengan después, hay noches que un aficionado nunca olvida, e incluso a veces son recuerdos de derrotas, pero hay algunas derrotas que el tiempo convierte en victorias sentimentales. Aquella noche de abril en Valencia, en el estadio de Mestalla, muchos mallorquines vieron perder a su equipo la final de Copa del Rey frente al Barcelona. Su Mallorca de Cúper fue mejor que el Barça de Louis Van Gaal, los bermellones resistieron con nueve hombres toda la prórroga e incluso quizás merecieron más ganar aquel partido que los culés. Pero los penaltis tumbaron su ilusión.

"Yo estuve en Mestalla", aún recuerdan con orgullo y algo de melancolía los aficionados bermellones. Aquel fue el primer desplazamiento masivo de la historia del RCD Mallorca. Aquella noche los seguidores baleares no vieron a su equipo ganar, pero regresaron a casa convencidos de tener un equipo ganador. Ese fue el germen del mejor lustro de un club histórico con más de cien años de vida.

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