Revista Coaching

Dos dedos de frente

Por Kheldar @KheldarArainai

El otro día fui obsequiado con una pregunta muy curiosa por parte de una chica. Esa mujer dijo acerca de mi… “¿Qué clase de chico quiere conocerte mejor y saber mas de ti antes de follar contigo?” Esta pregunta me deja la inquietante sensación de que la imagen de los hombres está ligada a la sumisión sexual. Esclavizados por el sexo, y por las mujeres voluptuosas y sus encantos, así nos ven la mayor parte de las mujeres -por no decir todas- a la mayor parte de nosotros…

Aunque aquí no puedo decir que se nos vea igual a todos.

Dos dedos de frente

Otra persona, a quien le fue hecha esta pregunta, respondió a ella con un rotundo “un chico con dos dedos de frente”. Me agrada que piensen eso de mí, por cierto… Pero es cierto que cualquiera que se preocupe un mínimo por la clase de persona con la que se juntaría y las consecuencias que ello puede tener, demuestra buen juicio.

Nunca sabes si al desnudar a cierta chica te puedes encontrar cicatrices de antiguas heridas autoinfligidas, infecciones, enfermedades de cualquier tipo, o también una pareja celosa, violenta y con ganas de bronca. Nunca se sabe.

Es cierto que muchos de los congéneres de mi sexo, son profundos amantes del placer sexual hasta el punto de que les tiene sorbido el seso y ya no piensan en nada sin verle connotaciones, sin excitarse, sin desear satisfacer un impulso onanista o bien conseguir sexo de la manera más rápida y sencilla que puedan encontrar (y a poder ser gratuita, o en su defecto lo más “económica” posible).

Hay una fuerte tendencia a esta clase de cosas por una educación sexual deficiente y una sexualidad bastante pobre. La gente no suele tener la oportunidad de aprender a valorar estas experiencias hasta que por cualquier casualidad las emociones y el bienestar personal de ambos participantes se mezclan en el asunto. Es más, hasta que no llegan a implicarse y corren el riesgo de mostrarse vulnerables, muchas personas coleccionan experiencias de sexo vacías y

En muchos de los casos, insatisfactorias a pesar de que el placer, la excitación y esas cosas fueran divinos en el momento. Y en relación a eso puedo contar otra anécdota. Otra cosa que me ha chocado bastante estos días es la afirmación de una persona que dijo, tal vez intentando que yo me aludiese o insultar a un alguien desconocido, o simplemente llamar la atención… “No disfruto durante el sexo si sé que es gilipollas y me da asco el tío que me estoy tirando“.

En su momento me reí sonoramente, como si hubiera venido uno de mis monologuistas favoritos a darme un show privado. Mi primer pensamiento fue: “Si realmente te asquea y te parece tan gilipollas, ¿Por qué te lo follas entonces?“. Después de estar entre los brazos de esa persona, pude tener el suficiente conocimiento y experiencia de su modo de actuar, como para ser consciente de que no era lo que esperaba (vamos, mucho ruido y pocas nueces) por lo que no quise evitar comportarme de modo que desencadenara la ira por su parte y la indiferencia por la mia. Ese estilo de vida tan autodestructivo y disociativo no va conmigo. [*]

Pensé en ella ligeramente cuando mencioné en uno de mis vídeos a las personas que se autoafirman definiendo su persona como personajes de libro. Casi siempre bajo la formula “me identifico con…”. Si tienes la ocasión de haber conocido al personaje y observado su personalidad, actitud, creencias y filosofía de vida (ya que a los personajes que causan este efecto suelen tenerlos bien provistos de todas estas cosas) se supone que acabas pensando que es como tal o cual personaje.

Si no tuviste la ocasión de conocer al citado personaje no te preocupes que te harán una descripción pormenorizada de su vida obra y hazañas. Y tal vez también tengas un atisbo de por qué se quieren identificar con ese personaje, o esos, en caso de ser varios. Esta manera de impersonarse… Es un rasgo marcado en las personas cuyo autoconcepto es inestable o incompleto… O sencillamente desconocido. Intentan descubrir quiénes son poniéndose en la piel de otros.

Y yo sinceramente estoy cansado de tantos hombres queriendo ser Casanova, don Juan, Jack Sparrow, o incluso aquí en España los que piensan (por decir alguno de los ejemplos negativos) que es sano ser como Rafa Mora… El anatema de la seducción por excelencia, e ídolo de los metodistas del ligue. Una mole de amor propio mal canalizado (o lo que es igual, un ególatra como hay pocos), superficial hasta dejarlo de sobra.

Y de tantas mujeres que quieren ser como Cleopatra, como Lolita (la de Nabokov), como Marilyn Monroe o como cualquiera de las “famosas” que protagonizan la tertulia y la prensa rosa española, nuevamente por decir algo negativo. Y aquí no pondré ejemplos, ya que algunas quieren ser eternamente guapas como Isabel Preysler en un alarde de vanidad y orgullo, otras tan “aguerridas” como nuestra sufridora -y defensora a ultranza del analfabetismo- Belén Esteban… En fin.

Se están saliendo muchas cosas de madre. Pero todo este texto se puede resumir en lo siguiente: hace falta que se fomente y se potencie el autoconocimiento y todo aquello que ayude a evitar errores fatales en el autoconcepto y la forma de relacionarnos con los demás. Y teníamos que haber empezado ya.

En especial debemos aprender a evitar problemas con nuestra sexualidad. Y con ello no me refiero a la orientación sexual para nada, no es un ataque a los colectivos de lesbianas, gays y bisexuales. Muy al contrario, nos ayudaría mucho fomentar la tolerancia y el entendimiento de que sobre gustos no hay nada escrito, pero sobre hacer que nuestras experiencias sexuales sirvan para algo y no sean recuerdos borrosos y desagradables; debería haber Biblias.

Así que en eso quedamos hoy. Esta es mi reflexión para este día y espero que me comentes tu más sincera opinión… Y compartas esto para que otras personas también puedan dar la suya.

Abrazos!

Kheldar

[*] En realidad, no se puede decir mucho sobre esto. Simplemente me dijo que se ausentaría por los exámenes finales durante una semana y pico, y me llamaría al terminar (en lo que fue una estrategia por su parte para jugármela y “ser más lista que yo”, imagino). De cualquier forma, ni le salió como quiso ni me afectó como buscaba.


Volver a la Portada de Logo Paperblog