Por si acaso quedaba algún incauto que creia que el PP iba a terminar con la corrupción en su amplio sentido, han bastado un par de Consejos de Ministros para saber el camino que ha tomado el nuevo gobierno. Desde luego, un camino que en nada difiere del anterior gobierno y que más bien parece una prolongación del mismo.
Hace tiempo que se acabó la diferencia ideológica entre un partido y el otro. Si antes un cambio de gobierno llevaba consigo unas diferencias de matiz ideológico y, por que no, también ético y social, ahora no hay nada que los haga diferentes a unos y a otros. En el aspecto económico, las políticas vienen impuestas y no hay margen de maniobra, excepto en el reparto de lo poco y el recorte de lo mucho. Es ahí donde la diferencia se vé a la legua que no estriba entre socialistas y conservadores y viceversa sino entre casta poítica y ciudadanos.
Las políticas de ambos partidos van dirigidas a esquilmar al pueblo, al ciudadano, de la más manera más inmoral, desde la subida de impuestos al gasoil, cuyo aporte a la agricultura y por ende a la exportación es esencial y su encarecimiento hará que uno de los sectores básicos, como la agricultura, se vea pronto con graves problemas, hasta el IBI.
Asimismo, la subida de impuestos a todos los ciudadanos excepto a las grandes fortunas, las subidas que vienen de camino, como las eléctricas, el gas, el transporte, las tasas académicas, el constante incremento del número de parados que ya no cobran, el recorte a funcionarios y la simbólica subida del 1% a los pensionistas, no hacen más que volver a dar una imagen de gobierno que no se atreve con los verdaderos problemas. Su cobardia se hace patente y la desconfianza de los ciudadanos hacía ésta clase política, que solo vé en el ciudadano a la presa a la que castigar, se hace mayor a medida que seguimos siendo los pagános de la estafa política llamada crisis.
Todo esto mientras se publican los sueldos de los consejeros de las Cajas de Ahorros que han llevado a la ruina a sus propias entidades y que han sido una y otra vez inyectadas con dinero de los contribuyentes, esos mismos que tienen que seguir pagando los destrozos y saqueos de los que cobran sueldos astronómicos.
Tambien llama la atención el recorte de tan sólo el 20% a partidos, sindicatos y patronal, cuando debería ser del 100% del dinero de los ciudadanos, a estas entidades que sólo han aportado parásitos, trepas y sinverguenzas a la vida política y social española, con su correspondiente tasa de corrupción. Prueba de ello es que no existen entidades con mas imputados ante la Fiscalia que los partidos políticos. Pero, además, decir que se les ha recortado un 20% a quienes reciben una lluvia de dinero que solo va a parar a la corrupción y al clientelismo político es lo mismo que decir nada.
Una vez más el nuevo gobierno y en un plazo record nos ha dejado patente que en España hay dos formas de ver las cosas, la de la casta política y la de los ciudadanos. Esas son las verdaderas ideologías que existen en el país, la de los que sólo conocen la política como un territorio de privilegios y sólo la conciben como un instrumento de poder para su status, y los que queremos que esto cambie de verdad, que se gobierne para los ciudadanos, que se acabe de una vez por todas con el escarnio que supone que todos aquellos que cesan en sus cargos políticos sigan cobrando cifras insultantes, que no haya recortes para los miles de cargos políticos que han dejado de serlo ¿Por qué no vuelven a sus trabajos cuando cesan? ¿Por qué tenemos que seguir pagando a Montilla cientos de miles de euros, o a Benach? ¿Por qué no regresan directamente a sus trabajos como funcionario y jardinero, respectivamente? Creo que cuando empecemos a entender que lo único que buscan es satisfacer su forma de vida en ese territorio corrupto llamado política, empezaremos a darnos cuenta de que hay que salir a la calle y echarlos a gorrazos a todos.
Miren el espectaculo en el PSOE: todos los derrotados peleandose para seguir en el sillón con la excusa de la regeneración y el debate. Son de risa, si no fuera por el daño que causan. Son enfermos con ansias de poder y para obtenerlo utilizan todas las armas a su alcance, desde la mentira al engaño y la corrupción ¿Como van a poder gobernar tipos así?
Menos mal que ahora sólo nos queda ver como se decepcionan los votantes del PP, pués los otros ya lo hicieron. A partir de ahí, esperemos que comprendan que esto no tienen remedio y que la regeneración se hace desde la sociedad civil, no desde la casta política, que ha quedado retratada fielmente con sus últimas medidas.
Estigma