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DVDteca: "El Jinete Pálido" (Clint Eastwood, 1985)

Publicado el 26 diciembre 2012 por Alvaro83 @enestadocritico

TÍTULO ORIGINAL: Pale Rider. AÑO: 1985. DURACIÓN: 113 minutos. NACIONALIDAD: Estados Unidos. PRODUCTORA: Warner Bros. Pictures / Malpaso. DIRECTOR: Clint Eastwood. GUIÓN: Michael Butler y Dennis Shryak. FOTOGRAFÍA: Bruce Surtees. MÚSICA: Lennie Niehaus. INTÉRPRETES: Clint Eastwood, Sydney Penny, Michael Moriarty, Elisha Cook, Chris Penn, Carrie Snodgress, John Russell.


"Contemplé un caballo pálido y el nombre del jinete era Muerte...y el infierno le seguía"

Megan recita un pasaje bíblico del Apocalipsis mientras, a través de la ventana, ve aparecer al amante de su madre, Hull Barrett, acompañado por un misterioso forastero.

"El Jinete Pálido" es, además del tercer de los cuatro westerns filmados por Clint Eastwood (los dos anteriores fueron "Infierno de Cobardes" y "El Fuera de la Ley"), la antesala perfecta para contemplar en plenitud su obra magna "Sin Perdón" (Unforgiven, 1992), con la que comparte no pocos elementos y en la que ya están aglomeradas todas las ideas adquiridas a lo largo de los años.

Al margen de los paralelismos estéticos que se puedan hacer con respecto a los spaghetti western de Sergio Leone, el film de Eastwood es una revisión del mítico western de George Stevens "Raíces Profundas" (Shane, 1953), con el que comparte temática y personajes.

En la película de Stevens, un ranchero y sus vaqueros quieren hacerse con las tierras de un modesto granjero. Shane, un héroe vestido de blanco llega para protegerlo a él, a su mujer y al inocente Joey, el niño que cae rendido ante la fortaleza de Shane. El ranchero termina por contratar a Wilson, un hábil pistolero a sueldo -interpretado por Jack Palance- para hacerse con las tierras y que terminará por enfrentarse a Shane en un duelo.

En "El Jinete Pálido", LaHood es un empresario sin escrúpulos empeñado en despojar de sus tierras a Hull Barrett y a sus trabajadores, que buscan oro en un valle con la esperanza de lograr una vida mejor.

Un día, Hull Barrett acude al pueblo y los matones de LaHood le propinan una paliza. Pero en mitad de la trifulca aparece un misterioso hombre, pálido y delgado que monta un caballo blanco y que le ayuda a zafarse de los matones.
Agradecido, Hull se lleva al forastero a su casa. El desconocido resulta ser un predicador que, enseguida, se hace con el afecto de la familia y los mineros y deja una profunda huella en Megan, la pequeña de 15 años que vive junto a Hull y su amante.
Ante la negativa de los mineros a marcharse, LaHood decide contratar al marshall Stockburn y a sus pistoleros para liquidar a los mineros y al forastero.


"El Jinete Pálido" toma para el personaje principal no sólo las referencias del protagonista de "Raíces Profundas", sino también de los westerns de Leone de  La Trilogía del Dólar ("La Muerte tenía un Precio", "Por un Puñado de Dólares" y "El Bueno, el Feo y el Malo") y "Hasta que llegó su Hora". En todas, al igual que en "El Jinete Pálido", el héroe es un tipo que no se sabe de donde viene, que viaja a ninguna parte, que vive con un oscuro pasado a cuestas y, por supuesto, desconocemos su nombre. Era "El Rubio" en "El Bueno, el Feo y el Malo" o "Harmónica" en "Hasta que llegó su Hora", mientras que en la película que nos ocupa el personaje de Eastwood, debido a su sospechosa profesión, recibe el sobrenombre de "El Predicador".

Hay referencias continuas a la religión y, por supuesto, adopta cierto tono crepuscular, que sería definitivo en "Sin Perdón" y algún que otro estallido de violencia. Todo ello en base a un personaje muy bien logrado, ante el cual, el público se pregunta si es real o verdaderamente es un fantasma o un enviado de Dios para proteger a los mineros.

"El Jinete Pálido" termina siendo un suculento western, superior a sus dos anteriores trabajos como director en el género y en la línea que más tarde imprimiría a la película por la que ganó 4 Oscar. Uno de los mejores western de los 80, sin duda, una época donde las películas del Oeste ya no gozaban ni con el beneplácito del público ni de la crítica y que acaba por erigirse como una obra notable.

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