Revista Sociedad

Ébola

Publicado el 14 octubre 2014 por Salva Colecha @salcofa

Allá por el año mil trescientos cuarenta y pico las cosas se pusieron en chino, la gente salía despavorida peste medico 2hacia las iglesias, se ponían blancos al ver a los predicadores gritando aquello de “arrepentiiiiosssss piltrafillas, que el mundo se acaba!!!” y la cosa no era para menos, además de las estrecheces que daban las malas cosechas, los muchos impuestos (mira tú, como ahora) y todo eso, había que sumar la peste que se llevó por delante a más de un tercio de la población de Europa. La Peste Negra llegaba, contagiaba y arrasaba con todo hijo de buen vecino. Sin cuarentenas ni hospitales desinfectados con robots ni nada, encima las novenas y las pócimas no surtían mucho efecto, igual es porque que no eran de Bayer. Eso sí, nos amparábamos a San Roque y otros santos milagreros que seguro que curaban a todo quisque (otra vez, algo que me recuerda a hoy mismo). Para eso estaban, no?

Casi mil años después los caras largas de la UE se santiguan y envian expertos. No es para menos visto el percal, al ver que una vez más la hemos “liado parda”. Nuestro Gobierno post gallardonita al parecer quería reconciliarse con los de la “verdadera fe” o vete a saber que les pasó por la cabeza. El caso es que no se les ocurre otra cosa que para caer simpáticos e ir al cielo, traerse un par de misioneros desahuciados por una enfermedad que lleva años masacrando pueblos enteros en África pero que occidente había ignorado (en el mejor de los casos porque LePen padre ya nos había mencionado algo…).

De repente, va y existe el Ébola (que resulta no ser la hermana pequeña de Jordi Evole) como si hubiese brotado ayer por la mañana cuando la descubrimos en 1976 y l Dustin Hoffman combatió algo

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parecido en el cine en “Estallido”. Bueno el caso es que ahora nos ha llegado a España, a USA (donde lo tratan con más tacto y naturalidad, envidia me dán )y donde sea, da igual, que para eso hemos empequeñecido tanto el mundo que más que un planeta es una comunidad de vecinos (una casa de “Tócame Roque” en la que no hay quien se aclare). La Enfermedad no es moco de pavo pero, ya estamos como siempre, nuestros políticos son superhombres listísimos (aunque un tanto mafisosillos). Saben de todo, igual te arreglan un impuesto como te curan un padrastro y así nos van las cosas. ¿Porqué no se callan? (que lo dijo el Rey anterior) y dejan trabajar a la ciencia esa que han mutilado con recortes suicidas? Igual nos ahorrábamos más de un disgusto al sembrar nerviosismo e histerias colectivas infundadas que no se como pueden acabar, pero la chapuza y el desastre están servidos.

Nos llevan desorientados porque tampoco tienen ni idea, nos dicen una cosa y la contraria. Todo sea por

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salir en la tele y ver quien suelta la memez más grande. Especialmente la ministra del ramo, desacreditada, deshonrada y desnortada por su jefe plasmado. Culpabilizan a Teresa, la técnico que dicen que se contagió por un error humano, pero no olvidemos que este no hubiese sucedido jamás si los misioneros no hubiesen venido a sabiendas de que ni teníamos un hospital en
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condiciones ni podíamos tratarlos con unos fármacos de los que no disponíamos (en el segundo de los casos y en el de Teresa, por lo menos). Se cargan al perro de la convaleciente, aplicando aquello tan sabido de “muerto el perro se acabó el Ébola” (¿o no era así?), mientras insultan a todo el que se ponga a tiro. Muy medieval todo eso ¿no crees?. Y por último los mismos que nos mienten como bellacos todos los días nos dicen que el Ébola no es muy contagioso pero ponen un teléfono exclusivo de atención… como para dormir tranquilo.

Harán todo menos dejar que sean los expertos los que nos digan que está pasando y lo que debemos hacer. Aquí, como siempre, para saber algo, a Salamanca o mejor, a las universidades privadas, que hay que enriquecer a los ya forrados.

He andado leyendo algo sobre las posibilidades de contagio y las probabilidades de que palmemos todos

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de esta. No voy a hacer de San Vicente Ferrer ni de lo contrario. Yo, por lo menos me he tranquilizado mucho. Es muy difícil contagiarse haciendo una vida “normal”, si esto que vivimos lo es. Pero no soy médico ni nada que se le parezca, por tanto me limitaré a dejaros un par de enlaces para que saquéis conclusiones. Pero lo que está claro es que aquí lo epidémico es la indecencia de los países desarrollados con los de África. Hasta que no nos ha salpicado no se ha movido un dedo.


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