¿Economista y Humanista?

El otro día una persona me dijo que "para ser economista era muy humanista". La verdad es que no entiendo esa sorpresa. ¿Acaso los economistas no somos humanistas?. Si consultamos la definición de humanista la RAE nos dice que es una "doctrina o actitud vital basada en una concepción integradora de los valores humanos" y la Economía realmente se debería de encargar de satisfacer las necesidades humanas en todos sus aspectos y no sólo en los monetarios y consumistas.

En algún momento del camino los economistas nos hemos debido de olvidar del resto de valores que no integran la rentabilidad en dinero o al menos, esa es la imagen que estamos proyectando. Incluso, la responsabilidad social corporativa de las empresas se aprecia por la población como un "lavado de cara y estrategia de marketing" para mejorar sus resultados económicos.

¿Qué está fallando entonces?. Personalmente creo que existe desconocimiento sobre lo que los economistas queremos inculcar y nos quedamos en la superficie de números, de crecimiento y de si mejora o no la macroeconomía amén de nuestros bolsillos.

Pero no es así. Desde las aulas inculcamos a los más jóvenes el consumo responsable, el impacto medioambiental, la ética en los negocios, la importancia de la responsabilidad en todo lo que se hace, la motivación por lograr nuevos retos y sobre todo, la importancia de las personas y del trabajo en equipo para conseguir mejores y más duraderos resultados. Fomentamos el pensamiento crítico para que sea la gente la que opine y no seamos nosotros quienes expresemos la verdad absoluta porque realmente no existe esa "verdad absoluta". Enseñamos a argumentar, a escuchar y a empatizar para llegar a consensos. Quitamos el miedo a hablar en público, a equivocarnos, porque en eso consiste el aprendizaje.

Y nosotros como economistas deberíamos aprender de las aulas porque si de algo me doy cuenta es que cada día somos más parciales y explicamos nuestras opiniones sobre Economía como verdades absolutas para nuestro público fiel y ese no es el fin. No deberíamos caer en la tendencia de "vender ideas y números" como si fuésemos empresarios en busca de rentabilidad sino en aquellos que persiguen el desarrollo humano e integral de las personas y de la sociedad.

Así que, sí. Me he sentido orgullosa de que me hayan dicho que soy economista y humanista porque entonces creo, que estoy haciendo bien mi trabajo.