Ecosistemas de agua salada, mares
tropicales y mares árticos. La paradoja de la productividad
Los ecosistemas tropicales marinos que se dan
independientemente a los arrecifes de coral existen en lo que ha sido descrito
como una gran paradoja.
A
pesar de presentarse en zonas tropicales, su diversidad es baja, debido a los
pocos nutrientes disueltos que poseen.
Esta
situación se resuelve únicamente en los arrecifes de coral, donde la asociación
entre la zooxantela y los pólipos de coral producen nutrientes.
Los
océanos polares también presentan una paradoja, pero esta vez opuesta, los
sistemas de corrientes arrastran nutrientes y plancton que enriquecen en gran
medida los ecosistemas marinos del ártico. La riqueza de los polos se da
especialmente durante su día de casi 6 meses, el cual le permite al plancton
crecer y reproducirse sin pausa. Esto crea una disponibilidad de alimento
inmensa, siendo la causa por la cual grandes mamíferos como las ballenas de
barbas filtradoras viajan allí durante el verano “comida fácil”.
Tan
ricos son estos ecosistemas marinos que logran mantener a los mamíferos marinos
y terrestres más grandes, como las ballenas y los osos polares respectivamente.
De hecho gran parte del bioma de los polos, y de la tundra costera depende del
océano para mantener su diversidad.
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