Revista Opinión

Edith Piaf, contra todo pronóstico.

Publicado el 03 julio 2010 por Adolfo Morales
Mientras nos embargamos en este simplista paseo, en el que todos debemos ser gente de éxito, y en el que no tienen cabida esos otros tarados, desnivelados o inadaptados a los que "sus circunstancias" les merma a priori sus posibilidades de éxito; mientras nos codeamos entre gente de nivel, líderes natos, dirigentes y ejecutivos, todos ellos ejemplos de una fracasada sociedad: moral, cultural y obviamente económica, mientras todo esto ocurre, la verborrea de las teorías más estúpidas y peregrinas se disparan, ahora atenuadas por el ruido de la crisis, agazapadas a la espera de la ansiada bonanza, para volver por sus fueros e irrumpir de nuevo -si nadie lo remedia- a pamplinificar la vida. Estaba yo en ese vomitivo debate, cuándo me tope una vez más con esta mujer: EDITH PIAF, una mujer que con su voz hizo llorar a toda Francia, volverse a si misma, observar su propio ombligo, pedir perdón, y tratar de reconciliarse con la solidaridad tan distante de los cretinos que nos dirigen a diario.Edith Piaf, contra todo pronóstico.Esta mujer lo tuvo todo en contra desde el mismo momento de nacer, una farola de la calle Belleville es testigo del parto, su padre aprovechó ese momento para abandonar a su mujer, su madre una pobre cantante ambulante sin suerte le hace compartir la miseria de las calles del viejo París, entregada a su abuela materna para mantenerla, fue criada con biberones de leche y vino a partes iguales, y termino siendo criada de las prostitutas de la casa que esta regentaba, finalmente su padre la recupera y la introduce en el mundo de los cómicos y más tarde en el de los cantantes independientes, consciente de su especial timbre de voz. Llega a tener una hija con 17 años que perdería por una meningitis dos años después.Es a partir de 1936 y no exenta de tensiones, que comienza a brillar por su excepcional voz.A los 47 años de edad muere de una cirrosis, la história le concede un lugar especial por su aportación a la música, por su humanidad, por el alto precio que tuvo que pagar para tratar de ser feliz, por el enorme esfuerzo que tuvo que hacer por ganarse el aprecio y el respeto de su país.Edith Piaf aún hoy es un ejemplo que nos recuerda que lo fácil no es vivir entre la simpleza de creerse con suerte, sin saber a que mundo se pertenece,  sino que todo tiene  un precio en la vida, y hay que salir a la calle y ganárselo, confiando en el trabajo bien hecho, en el respeto y en el esfuerzo.

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