Revista Cine

Editorial: A Goya rogando y con la cámara cineando

Publicado el 15 enero 2012 por Ruta42 @ruta42
Editorial: A Goya rogando y con la cámara cineando

Ilustración de Carcayú + Doc Pastor

Un año más se acerca la gala de los Premios Goya. Una ceremonia en la que se premia a lo mejor de nuestro cine patrio, a esas películas que han logrado arrancar una sonrisa y una lágrima al público, aunque no siempre por los motivos adecuados. Aunque en esta edición se empieza a notar un cambio de paradigma en las nominaciones, ya veremos en las que sean premiadas, quizá para alejar al lobo al que ya se le ven las orejas.

Es bien sabido que esta industria no pasa por su mejor momento y el culpable, o eso se está intentando hacer creer, es Internet. Esa malvada plataforma que sirve de cabeza de turco a la música, a la televisión y a todo el que esté perdiendo mercado y ventas pero que prefiere quejarse y buscar un culpable en lugar de cambiar, actualizarse o intentar entender el porqué los clientes ya no quieren su producto. Y es que el cliente siempre tiene la razón.

La llegada de la televisión supuso un golpe a la cinematografía. El que los vídeo clubs llenaran las calles no es que le hiciera tampoco ningún favor. El DVD y sus competitivos precios, hoy ya casi debería hablarse de Blu-Ray, hizo que la gente pensara si salía mejor ver una película en pantalla grande o por un poco más, recalcando que realmente es poco más e incluso por menos en otras ocasiones, tenerla para siempre en su colección y con unos cuantos extras de regalos. Ahora estamos en una era digital en la que tenemos todo a un clic y ya se sabe que todo ciudadano es un criminal que descarga, pensamiento que nuestros gobernantes no ocultan al cargar los Presupuestos del Estado con una partida para solventar los daños que, por lo visto, ocasiona la copia privada.

Y mientras todo esto sucede el cine ha subido un 36% en los últimos siete años, según revela un estudio realizado por FACUA en el que se ha comparado 138 salas, distintos días y ha dado la conclusión de La Coruña, Oviedo y Albacete son las ciudades en que resulta más caro.

El IPC ha aumentado bastante menos. Pero la culpa, sin duda, es de Internet.

Pero en cambio algunas películas recaudan una gran cantidad de dinero. Apuestan por un cine más orientado a la diversión, de calidad y con claras intenciones de llevarse la taquilla por delante. Hay que citar, y al que le pique que se rasque, el caso de Santiago Segura y su exitosa saga Torrente, algunas incursiones en el género del terror como la reciente XP3D que está totalmente dirigida para adolescentes palomiteros que no encuentran su hueco entre los trabajos de tendencia social, que los hay muy buenos y llenos de mensaje pero también (cualquier lector podrá citar más de un ejemplo) los que pretenden concienciar e ir de profundos logrando solo el tedio del público general y el disfrute, se supone, de su autor.

¿Pero qué pasa con Harry Potter? ¿O Batman? ¿Porqué estas películas sí logran el objetivo de ser éxitos mundiales? Sin duda si las personas están usando Internet para verse las obras antes de que lleguen a las salas (o después, pero la cosa es sin pagar ¿no?), más todavía en estos conocidos títulos y otros similares. Pero a pesar de todo, de las descargas y los pirateos, las colas a las puertas siguen estando, las butacas se llenan y después se venden para uso doméstico cual rosquilla de Homer Simpson.

Y quizá en la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas se estén dando cuenta de algo. Puede ser que alguien de dentro haya dicho “Chicos, esta no es la manera de lograr que nos vean y apuesten por nosotros”. Imaginando podría llegar a suponer que se está intentando reconciliar al público y la crítica, a un entendimiento que hace mucho que se perdió y a comprender que, por maravillosa que sea la película, si no engancha al espectador hay muy poco que hacer.

Y Quizá, y solo quizá, se está viviendo un cambio de paradigma.


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