Revista Cultura y Ocio

Editorial Malpaso, no te mueras nunca, o igual con estos libros ya puedas hacerlo

Publicado el 28 junio 2017 por Miguelj14

Editorial Malpaso, no te mueras nunca, o igual con estos libros ya puedas hacerlo

Una columna que analiza el entretenimiento y disfruta la belleza de las obras artísticas

Por Miguel Jiménez Álvarez / @MiguelJimenez14

No sé en qué momento la editorial española Malpaso empezó a publicar libros tan interesantes. Estaba La cartera del cretino, de Kurt Vonnegut y todo bien, era un libro de cuentos inéditos con el estilo propio de humorismo, crítica social y ternura agregada del escritor estadounidense que usó como pretexto la ciencia ficción para traer las cuestiones anteriores a la ficción escrita.

También aparecía Sobrebeber, un libro de la relación con el alcohol, escrito por Kingsley Amis, padre del novelista inglés Martin Amis y del quien se dice fue de los pocos humoristas británicos, junto a P.G. Wodehouse y G.K. Chesterton, que apostó por el humor blanco. Pero nada indicaría que Malpaso llegaría al salvaje catalogo que ahora posee.

La verdad, yo no daba ni un quinto en su alianza con la editorial mexicana Jus, porque más que alianza, parecía una compra de sucursal en México, al replicar los libros con un diseño exactamente igual.

Me parecía chocante y, además, muy generosos ellos en su venta de libros que superaban -superan- los 250 pesos mexicanos sin problema y te incluían -incluyen- gratis el e-book. Vaya pedantería, pensaba.

Lo cierto es que salgo de Word y regreso a mi navegador y veo que tengo 10 pestañas abiertas de libros de Malpaso que me llaman la atención y sólo de la categoría No ficción.

Entre ellos están los dos más comentados las últimas semanas en México: Gilliamismos. Memorias prepóstumas, de Terry Gilliam, que ya sólo por este esfuerzo una editorial podría quebrar con la frente en alto, y La jugada de mi vida, del futbolista Andrés Iniesta, quien por fortuna no es otro futbolista que cree que sólo por ser un personaje público puede escribir un libro, sino que humildemente señala a dos periodistas que le ayudaron a darle forma al libro.

Pero si dejamos de lado éstos dos libros y vamos a los ocho restantes, aparecen Llamada perdida, de la cronista peruana Gabriela Weiner, que parece desnudarse ante los textos mientras hace periodismo; Cosas rayas que se oyen en las librerías, de Jen Campbell, el cual está de más señalar de qué va, con varias situaciones para reír; La librería más famosa del mundo, de Jeremy Mercer, una crónica-reportaje sobre la historia y alojamiento que ofrece la librería Shakespeare & Co.

También Inventar el futuro: Postcapitalismo y un mundo sin trabajo, de Allex Williams y Nick Srnicek, crítica al capitalismo y la izquierda con una propuesta liberadora a partir de la tecnología; Ilustres raperos, una rareza de David Foster Wallace en la que analiza el rap y los fenómenos culturales y supongo se acerca a lo hecho en su libro sobre pesca y yates; Errores infalibles para (y por) el arte, del guionista de cómics y escritor Neil Gaiman, su texto en uno de los recurrentes discursos que dan personajes en las graduaciones universitarias de Estados Unidos. Obvio, aquí con la voz estimulante de Neil Gaiman.

Los dos últimos: La industria de la felicidad, de William Davies, investigación sobre la felicidad impuesta desde las empresas y los Estados para nuestra vida cotidiana; Discurso sobre la codicia de las grandes corporaciones y el declive de la clase media, de Bernie Sanders, el discurso del político norteamericano con ideas más revolucionarias sobre las problemáticas de Estados Unidos y el mundo.

Aunque quisiera, no puedo omitir la publicación de dos libros de literatura y dos de música. El primer par es la antología de cuentos del fallecido escritor norteamericano E. L. Doctorow, Cuentos completos y la última novela de Kurt Vonnegut, Cronomoto, un experimento que se ve loquísimo. Los últimos dos, David Bowie Is Inside y En busca de aquel sonido, de Ennio Morricone. Sobra decir que, desde editorial Jus, han recuperado los juegos raros del icónico escritor mexicano Rafael Bernal, como la novela Su Nombre era Muerte y el libro de cuentos Trópico.

Con esta serie de libros que rescato de lo publicado por la editorial española Malpaso, habrá a quien le disguste y diga que no resultan atractivos de leer, porque al final eso sería lo que contaría, más allá de lo interesante que parezcan.

Lo cierto es que, a favor o en contra, en tan sólo 4 años - Malpaso nació en 2013-, dirigida por el discreto empresario y millonario mexicano Bernardo Domínguez, cuatro editores -Julián Viñuales, Malcolm Otero, Patricia Escalona y el mexicano Rafael Lemus- que completan las 32 personas detrás del proyecto, están creando propuestas que dan de qué hablar sobre asuntos de interés y problemáticas actuales, como debería ser cualquier libro y editorial.

Yo no sé cuándo vaya a comprar uno de los tantos libros que elegí de Malpaso -300 pesos mexicanos no son poca cosa-, pero estoy seguro que siempre los tendré en mente si se trata de un intercambio navideño de regalos, que ya se acerca.

Breves interrogantes

Si no fuera suficiente con el recurrente acoso virtual hacia la conductora de televisión Jimena Sánchez, representado en comentarios sexuales denigrantes cada que sube una foto, le hackearon su cuenta de Twitter y subieron fotos falsas e íntimas de ella. El tema no es si sus fotos son provocativas o no, cuál es el derecho para opinar sobre ellas, sino qué se tiene en la mente para querer dañar a una persona de semejante manera. ¡La vida es más que las imágenes de internet!

"Bubbles", el chimpancé que acompañaba a Michael Jackson, ahora hace arte abstracto y presentará sus pinturas, junto a la de otros internos del Centro para Grandes Simios de Florida, el 21 de julio en una exposición en Miami. No estaría de más que se filtraran algunas de sus obras, igual y son del agrado de Pedro Cota, el director del Canal 22, quien en una memorable entrevista para El Universal que iba sin complicaciones, de pronto hizo recordar a Enrique Peña Nieto en la FIL de Guadalajara de 2011, al declararse fan del arte abstracto.


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