Editorial: ¿Vacaciones para todos?

Las esperadas vacaciones se hacen presentes principalmente en este periodo del mes de agosto, y con ellas, la huída en masa de los periodistas hacia lugares en los que importe todo menos la actualidad. Como sustitutos, becarios mal pagados se harán cargo de sus puestos de empleo.

Toda moneda tiene su cara y su cruz. Así, mientras que los empleados “oficiales” están deseando poder delegar las funciones más densas o pesadas de llevar a cabo en una persona que se encentre ávida de vivir cualquier tipo de experiencia periodística, los becarios deseosos de demostrar cuál es su valía trabajarán por una mísera remuneración que les sabrá a oro.

Probablemente la pregunta que se haga todo lector a la espera de conocer la más inmediata actualidad por medio de la prensa no sea otra que cuál será la calidad de estas informaciones proporcionadas por jóvenes recién salidos de la universidad, o aún inmersos en ellas. Sin embargo, quizá este pueda ser uno de los factores que hagan que los lectores reciban información, sino mejor, más cuidada.

Que los informadores sean más jóvenes, recién salidos del cascarón, con la carrera tan sumamente tierna como para temer cualquier respuesta negativa, no significa que no sepan realizar el que se presupone sea su futuro empleo. Por ello, pretenderán dejarse la piel en cada escrito, releerán cada noticia, y se enorgullecerán ante cualquier nimia nómina que reconozca sus esfuerzos.

Y, ante estos ilusionados futuros profesionales de la información, unos cansados periodistas descuentan segundos para poder huir de sus puestos de trabajo, despreocupándose completamente de la calidad que tengan o dejen de tener las noticias recogidas por sus sustitutos, sin saber que quizás, estos que son monedas de cambio durante los meses en los que más ahoga el calor, pueden llegar a ser los que les quiten su puesto de trabajo.

Ruta 42

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