Revista Opinión

Educación para la cobardía

Publicado el 01 febrero 2012 por Carmentxu

Educación para la cobardía“Proponemos una asignatura cuyo temario esté libre de cuestiones controvertidas y susceptibles de adoctrinamiento ideológico”. Definitivamente, el Gobierno del PP acaba de emprender el camino hacia el fin de la asignatura de religión tal y como se imparte y no como debería ser: la historia de las religiones, de todas, de cómo nos unen a través de la idea de un ser superior que nos creó en un día de inspiración, cada uno con sus peculiaridades, ropas, aspecto y condiciones. Pero lo cierto es que la asignatura de religión que aquí se imparte es un “adoctrinamiento ideológico” en toda regla que siempre ha servido al poder a base de parábolas anormales, cuentos milagreros y la extracción de moralejas pasadas de rosca que nada tienen que ver con una educación cívica y ética que haga mejores personas. Todo ello para, finalmente, alabar y elevar el conformismo, el miedo sobrenatural y la ignorancia a paradigmas de la felicidad a través del sacrificio y la promesa, incumplida como tantas otras, de una vida eterna.
Pues no. Resulta que con este “proponemos”, el Gobierno elimina la asignatura de Educación para la Ciudadanía, con el lógico alborozo de la influyente Conferencia Episcopal y de los sectores más retrógrados de la derecha, ya que en ella se trataban los nuevos modelos de familia o los derechos de los homosexuales como, por ejemplo, al matrimonio. También se analizaba la Declaración Universal de Derechos Humanos. En su lugar, habrá Educación Cívica y Constitucional, con materias como la Carta Magna y las instituciones de la Unión Europea, que nada tienen que envidiar en tedio a un discurso de Van Rompuy y poco saben de solidaridad, tolerancia y valores. Esta mañana, parecía como si hubiera dado un salto hacia atrás en el tiempo. Me levanto y oigo y leo (aquí mi influencia católica que, como Santo Tomás, si no lo veo no lo creo) que el progresista ministro de justicia Gallardón va a acabar con la ley de plazos del aborto (hasta las 14 semanas era libre) y ahora las mujeres que quieran hacerlo deberán deshacerse en explicaciones para no acabar en la cárcel. También se suprime un año la enseñanza común obligatoria de la ESO y se avanza la edad de incorporación al Bachillerato y la Formación Profesional: más segregación, más desigualdad, menos conciencia de grupo. Definitivamente, y descartado un viaje astral al siglo pasado, pienso que a este Gobierno no le gustamos los ciudadanos. Y es sólo el inicio del inicio.

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