«Efectivitat.com» cumple 9 años

Qué rápido pasa todo. El pasado 1 de noviembre este blog cumplió 9 años en activo. 9 años publicando ininterrumpidamente. El cumple blog es para mí un hito anual que me hace consciente de la velocidad con la que pasa el tiempo. Mucho más incluso que mi propio cumpleaños.

Qué fuerte. Hace nada que mis padres me decían «aprovecha el tiempo ahora que eres joven porque a medida que te haces mayor el tiempo pasa volando». Y ahora soy yo quien lo va diciendo continuamente a mis hijos y, en este caso, a ti.

Antes de empezar a escribir este post me he releído el de hace un año. Y tristemente te puedo confirmar, con toda seguridad, que la tendencia que por aquel entonces intuía, sigue con fuerza: los blogs han pasado de moda.

Aun así, en mi fuero interno, pienso que en algún momento van a renacer, y es que si te fijas, todo lo vintage vuelve.

De todos modos, a día de hoy, esta tendencia me importa más bien poco. No escribo para ganar relevancia. De hecho, cada día que pasa me da más pereza salir de mi cueva.

Es cierto que hubo un tiempo en el que el propósito principal era darme a conocer, y estar tan presente en el mundo digital como pudiera. Pero eso se terminó. Me aburrí. Porque, al final, este mundo digital es sólo una parte pequeña del mundo real.

Me avergüenzo un poco de ese mensaje mío de antaño: «escribo porque me divierte, porque así comparto lo que aprendo y escribo de lo que me da la gana porque es mi espacio personal y me importa un rábano que nadie me lea». Porque en realidad no dejaba de ser una tapadera de ese deseo de llegar a ser alguien «famosete».

Pero ahora sí, ahora que ya soy un abuelete cebolleta, sí que puedo afirmar con toda seguridad que me importa un rábano que nadie me lea.

No te negaré que, además, es estupendo si consigo un buen SEO y que el blog me ayude a llegar a más personas e impulse mi branding personal.

Lo que quiero decirte es que he comprobado en mis carnes una realidad como un templo: el blog en sí mismo no es nada, si quieres ser relevante, tienes que hacer otras muchas cosas —te gusten o no—.

Una muestra de ello es que el blog no ha tenido nada que ver con las alegrías más grandes que he tenido en mi faceta de divulgador en el campo de la efectividad.

Al menos directamente. Porque sí lo hace indirectamente. Y es aquí donde el blog es una parte fundamental de mi mundo.

La auto-obligación de escribir contenido de calidad cada semana hace que, como mínimo, tenga que dedicar dos o tres horas semanales al estudio. Leer y releer a David Allen —y a otros muchos autores— hace que cada día descubra nuevas cosas y nuevos matices, lo que influye directamente en mi desarrollo personal y profesional.

Calculo que publicar 392 posts representa una inversión de unas 1.000 horas. Lo mismo que un máster universitario. Casi nada.

El blog es testigo de mi propio aprendizaje.

Así que ahora mismo —porque efectivamente puede evolucionar— la esencia del blog es que me pone a prueba. Me enfrenta a mi claridad de ideas y a la coherencia de mis argumentos. Es la herramienta para «afilar la sierra» que decía Covey, ya sabes.

Es el laboratorio donde pruebo cosas que luego me son de aplicación en el mundo real, ya sea en las formaciones, ponencias o en los debates entre colegas.

Por eso el SEO ha dejado de ser relevante para mí, porque en realidad la medida de su aporte es el feedback que recibo en mi día a día.

Y con eso no quiero decir que no te aprecie, a ti que me lees fielmente, todo lo contrario. Te agradezco infinitamente que estés ahí aguantando estoicamente mis reflexiones y experimentos. De hecho, también tengo un compromiso contigo, porque sería fácil que viendo que los blogs ya no están de moda dejara de dedicarte la atención que te mereces.

Así que: ¡muchas gracias y larga vida a los blogs!

Photo by Adi Goldstein on Unsplash

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