Revista Viajes

Egipto 2016, día 7: asuán

Por Trotaburgos @trotaburgos

El viaje en el autobús se nos hace muy rápido y es que casi dormimos del tirón las 6 horas. Cuando nos queremos dar cuenta hemos llegado a Asiut, son las 3:50 horas. Con los ojos casi sin poder abrirlos bajamos del bus, veo a unos policías hablando con el conductor y este me señala con la vista. Y ahora es cuando viene la parte surrealista de la historia. Bajamos y uno de los policías, el que parece de mayor rango, nos pregunta que si vamos a algún hotel o... Le decimos que queremos ir a Asuán en el tren. Nos dice que vayamos con él. Recogemos a toda pastilla las mochilas y totalmente dormidos les seguimos, no damos crédito a lo que está ocurriendo, han venido a buscarnos. El poli nos pregunta si tenemos billetes y le decimos que no. No saben si habrá tren, pero que ahora miran a ver. Otro policía se adelanta. La estación de trenes está a 1 minuto andando.

Entramos a la estación, el poli se acerca a las taquillas. Solo hay un hombre mayor medio dormitando y le dice que tienen un problema con internet y que no puede darnos billetes. El poli nos dice que le sigamos, cruzamos todo lo que llevamos por un arco de seguridad, nos volvemos a poner las mochilas y entramos en los andenes. Vemos un tren en otra plataforma, así que cruzamos de una a otra por debajo. Nos lleva hasta uno de los vagones y nos dice que subamos, un chico nos acompaña y nos dice donde sentarnos. Para que os hagáis a la idea de lo rápido que ha sido todo, me he encendido un cigarro al bajar del bus y le he tenido que tirar casi a la mitad para entrar en el tren.

El exterior del tren parece bastante cutre pero al menos este vagón es de lujo, aire acondicionado, los asientos son bastante anchos y casi se convierten en cama. Por lo que hemos leído y nos ha dicho Badran, sabemos que vamos en segunda clase. La primera clase son camas y vale el doble. Ir en categorías inferiores tiene que ser una experiencia demasiado dura, sobre todo si son muchas horas de viaje como es este caso. Nos han dicho entre 8 y 10 horas.

A los 5 minutos de sentarnos pasa el revisor y nos pide los billetes, le decimos que no tenemos. Saca una maquinita y nos dicen que son 116 LE cada uno. Pensábamos que nos iban a costar algo más, así que genial, pues casi no nos quedan libras egipcias. El revisor no habla inglés y es una chica pasajera la que hace de traductora. Cuando se marchan y vemos el ticket marca 100 LE más. Nos quedamos como, bueno... menos mal porque no tendríamos para pagar.

A los 5 minutos regresa el revisor y nos dice que son 100 LE mas, como lógicamente marcaba el ticket, le decimos que no tenemos más que 70, que necesitamos cambiar. Nos pregunta si tenemos euros y decimos que si. Al final pagamos 30 € y 20 LE. Así que el billete de Asiut a Asuán en segunda clase cuesta 166 LE.

Una vez todos en paz, reclinamos todo lo que se pueden los asientos y a dormir. Decir que el wifi no funciona. Pasan camareros de vez en cuando ofreciendo desayuno, bebidas, etc. Hay un vagón restaurante donde se puede fumar. El tren no hace muchas paradas, solo en los lugares grandes, así que va rápido.

A las 11:45 horas entramos en la estación de trenes de Asuán, fin del viaje. Nos bajamos, cruzamos los andenes por debajo y salimos a la estación. Bastante viejecilla, pero bien. No se ve mucho movimiento de gente. Los que no tardan en acercarse son los taxistas deseosos de ganarse unas libras con nosotros. La primera impresión es de llegar a una ciudad muy sucia y destartalada. Tienen mierda hasta para regalar.

Hay varios hoteles al lado de la estación, vamos mirando pero no nos convence el precio de ninguno, nos piden 180, 160 LE Ninguno se plantea negociar, así que seguimos mirando. En el tercero, el Paradise que está a la izquierda de la estación, en el mercado nos piden también 160 LE.

Viendo que todos piden lo mismo, sube Beatriz a ver la habitación, es normalita pero está bien. Con desayuno y wifi. Tienen que hacer la habitación, mientras esperamos, se queda Beatriz con las mochilas y me voy a dar una vuelta y mirar ya sin carga a ver si veo algo. Unos metros más adelante veo otro hotel, Yassen Hotel, y pregunto. Me dicen 100 LE la habitación doble, con desayuno y wifi, subo a ver la habitación y está bastante bien. Le digo al chico que vuelvo en 2 minutos.

Voy a buscar a Beatriz, se lo comento, les decimos que gracias pero que nos marchamos a otro hotel. No ponen pegas. Cuando Beatriz ve la habitación me dice que está mejor que la del otro hotel, genial y encima mucho más barato. Vamos a estar aquí 2 noches.

Hablamos con Badran para decirle que hemos llegado y que todo perfecto. Planeamos con él la tarde. Nos dice que va a hacer unas llamadas y hablamos en un rato. Nosotros mientras nos damos una refrescante ducha. Aquí en Asuán hace aun más calor. Rato de relax, lavamos ropa, comemos...

A las 15:45 horas nos va a venir a buscar un chico para dar un paseo por el Nilo en Faluca, toda la tarde los 2, 70 LE. No está seguro del todo porque no hace viento y la faluca al ser barco de vela no se mueve, entonces tocaría plan B, en motora. Y cambiar dinero que no tenemos.

El chico viene puntual y nos vamos con él andando hasta el muelle, tardamos 5 minutos en llegar. Vemos por lo menos 50 barcos de crucero amarrados en las orillas esperando que algún día Egipto vuelva a ser lo que era desde el punto de vista turístico, si no se terminan de oxidar antes. Nos da mucha pena.

Parece que corre una ligera brisilla y montamos en la faluca. Que placer y relax navegar por el mayor río de África. Lleva un toldito, cosa que se agradece para ir con sombra. Vamos remontando el río aguas arriba, pasando junto al cementerio de barcos de crucero.

Volvemos a la orilla, salimos y nos lleva a una oficina de cambio, pero está cerrada, vuelta a la faluca. Unos cientos de metros después volvemos a bajar a otra oficina de cambio, esta si está abierta. El cambio no es bueno comparando con el que nos hizo Badran, pero claro, eso era en el mercado negro y esto es una oficina, aun así tampoco es malo 1 € = 9,96 LE. Vuelta a la faluca.

Recorremos la Isla Elefantina de punta a punta. Deja de hacer viento y tienen que coger los remos, Jorge lleva el timón.

La isla tiene algo más de 1.300 metros de longitud. Las antiguas ruinas de la ciudad de Elefantina son Patrimonio de la Humanidad desde el año 1.979. Son más de las 5 de la tarde cuando llegamos. Queremos ver las Ruinas de Abu, el Museo Nubio no, porque hemos leído que no merece la pena, es mejor el otro que está en Filae. Lo único comentar que el edificio era la casa de campo de Sir William Willcocks, arquitecto de la presa vieja de Asuán, construida en el año 1.898. La casa se convirtió en museo en 1.912.

A las 16:00 horas cierran, pero un chico nos dice que las ruinas las podemos ver. La entrada cuesta 35 LE y estudiantes 15 LE. Enseñamos los carnets y cuelan. Llegamos a la conclusión que nos dejan entrar porque el chico que nos hace de guía se va a ganar unas libras, pues la taquilla estaba cerrada, así que ese dinero se lo va a quedar él.

Estamos solos y todo es para nuestro disfrute particular, que gozada. Deciros de verdad, a los que estéis siguiendo este blog, que si tenéis pensado venir a Egipto, pero os da miedo por las milongas que cuentan desde los medios, venid. De verdad que es el mejor momento, es seguro, todo mucho más barato y sin agobios de turistas. Creemos que más por menos no se puede pedir.

Las ruinas tienen una antigüedad desde el 3.000 a.c. hasta el siglo XIV d.c. La estructura más grande es el Templo de Jnum, que está parcialmente reconstruido. Erigido en honor del Dios de la inundación en el Imperio Antiguo. Fue ampliado y utilizado durante más de 1.500 años.

Vamos recorriendo las ruinas, entrando en algunos de las estancias que han reconstruido. Diferentes relieves con escenas, algunos en muy buen estado. Lo que falta lo han pintado con líneas para que te hagas a la idea.

Bajamos a un altar, que solo podemos ver a través de una reja. Está lleno de murciélagos.

Nos va explicando las cosas pero es difícil quedarte con ellas si no entiendes al menos un poco de egiptología. Nos enseña el baño del faraón.

En otra zona vemos restos de canalizaciones de agua y varias esculturas en granito.

Subimos a la zona de arriba, desde donde se contempla todo. Debió de ser grande, pues vemos estructuras de casas, templos, etc, por todas partes.

Los pies de Ramses II, el guía invita a Beatriz a subirse para hacerse una foto, cual faraona.

Queda poco para atardecer y ya esperamos mientras vemos una estructura gigante de una sola pieza hecha en granito.

Al salir nos pide propina y le decimos que ya hemos pagado la entrada y que el dinero se lo va a quedar él, no insiste. De aquí vamos a ver una casa Nubia. En la puerta, metido en una especie de jaula tienen un cocodrilo vivo. Animalia.

Mohamed Sophi, un guía nubio, y su familia han dedicado una gran parte de su casa a las tradiciones e historia de Nubia. Tiene animales disecados y nos enseña todo tipo de objetos, lámparas, teteras, cámaras de fotos, puñales, dientes de cocodrilo, etc. traídos desde diferentes partes del mundo. Parece un anticuario. Y luego nos enseña artículos de artesanía para ver si queremos comprar algo. Tiene una terraza donde nos tomamos un té. Allí coincidimos con una chica alemana que lleva varios meses ella sola por Egipto. Sinceramente tiene muy poco de interes esta casa.

La ofrecen a Beatriz hacerse un tatu de gena. Como hace tiempo que tiene ganas de uno elije uno pequeñito, la llave de la vida. 30 LE. El resultado es bastante chapucero y muy lejos de lo que ella pensaba, pero en un par de semanas desaparece y ya está.

Nos volvemos al río. El chico nos dice que volvemos en motora porque si no no llegamos. Le decimos que vale. Ahora de noche la sensación es aun mejor. Además sale una luna llena amarillenta preciosa.

Llegamos al punto de partida y pagamos lo acordado al chico. Nos vamos hacia el hotel y buscamos algún sitio para cenar. Tras varias vueltas cogemos en un puesto kofta metido en pan de pita, cual bocata, con salsa tajina. Compramos algo de beber y cenamos en la habitación del hotel.

Queremos acostarnos pronto pues mañana para variar toca madrugar. Destino, Abu Simbel. Mañana veréis como hemos ido.

Saludos viajeros.


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