Revista Salud y Bienestar

Ejercicio físico y salud mental

Por Sramosa @sramosa

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Los beneficios que aporta el ejercicio físico sobre la salud mental y distintas patologías son numerosos. La psicóloga Sandra Pérez nos explica los motivos en este artículo.

Actualmente hay gran cantidad de estudios que muestran las ventajas del ejercicio físico sobre la salud pero son pocos los estudios sobre los beneficios del ejercicio físico sobre la salud mental.

A comienzos de los años setenta comienzan a realizarse estudios sistemáticos sobre los efectos del ejercicio físico en la salud mental debido al creciente auge del fitness, también debido a que diversos organismos comienzan a reconocer los beneficios del ejercicio en la prevención de enfermedades, y por último, porque comienza a divulgarse el modelo biopsicosocial que comienza a desplazar al modelo médico tradicional.

Los estudios evidencian que el ejercicio físico puede actuar como factor terapéutico en los problemas de salud física y/o mental, en diversas enfermedades y trastornos como depresión, ansiedad, afectividad, reactividad al estrés, manifestaciones psicosomáticas, adicciones, bienestar psicológico, problemas de sueño, procesos cognitivos y diversas variables relacionadas con el autoconcepto.

Beneficios del ejercicio físico sobre la salud mental

Concretamente los estudios han mostrado los mayores beneficios en depresión, ansiedad, reactividad al estrés y función cognitiva.

Comenzamos hablando sobre la depresión, la evidencia de los estudios transversales señala que la gente activa posee menor probabilidad, alrededor de un 45% menos, de sufrir síntomas depresivos si se compara con personas inactivas. Un estudio clásico de Stephens señala que la actividad física correlaciona positivamente con el bienestar psicológico y el ánimo positivo.

El efecto antidepresivo se observa a partir de la segunda semana y podría ser suficiente un mínimo de 30 minutos al día por lo menos 5 días a la semana, o de intensidad alta, mínimo 20 minutos 3 veces por semana.

En cuanto a la ansiedad, los estudios retrospectivos indican que las personas con estilo de vida sedentario puntúan más alto en ansiedad, depresión y variables que incluyen afecto negativo. La probabilidad de desarrollar algún trastorno de ansiedad se reducía a la mitad en personas físicamente activas. Esta evidencia es más significativa para ejercicios aeróbicos.

Por último, señalar que los efectos terapéuticos sobre la ansiedad se observan tanto en intervenciones crónicas a largo plazo como en intervenciones agudas, y que para reducir el riesgo de ansiedad es efectivo el ejercicio de intensidad suave o moderada, pero no el ejercicio de elevada intensidad.

Respecto a la reactividad al estrés los estudios recientes señalan que la actividad física regular reduce la reactividad fisiológica a los estresores psicosociales, independientemente del tipo del estresor y de la respuesta fisiológica evaluada.

Por último, la función cognitiva y demencia, se ha demostrado que la actividad física retrasa la incidencia de la demencia, especialmente en Alzheimer. Es importante señalar que influye también el ejercicio físico realizado en épocas pasadas. La evidencia muestra que es más importante el número de actividades diferentes que se llevan a cabo que su frecuencia, intensidad o duración.

Con todos estos datos podemos afirmar, aunque parezca muy osado, que el ejercicio físico es la mejor terapia y el mejor fármaco para prevenir la enfermedad y potenciar la salud.


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