Revista Infancia

El Adiòs a mi padre, los niños y la muerte.

Por Janeth
 

El Adiòs a mi padre, los niños y la muerte.

Eva de meses de nacida en brazos de su abuelito.

Nunca le he temido a la muerte, por lo menos no a la mìa, mis miedos se enfocan al perder física y presencialmente a los seres amados, esos que nos iluminan los días, con quienes nos disgustamos y volvemos a rencontrar para asì ir fortaleciendo los lazos sean familiares o de amistad.La gente tiene parámetros establecidos para dejar participar o no a los niños de la muerte de un ser amado, el común es esconderles el hecho tras telones de fantasìa que pueden confundir al pequeño.Hace pocas semanas desencarnò mi padre a sus 87 años, pese a pasar su última treintena con padecimientos del corazón y los intestinos, su perseverancia y amor a la vida lo mantenían entre sus males fuerte y muy lùcido y claro en sus convicciones y decisiones, le gustaba cuidarse y se mantuvo activo y saliendo hacer sus diligencias hasta tres semanas antes de partir del mundo terrenal.Mi papà cometió muchos desaciertos en la crianza de nosotros sus 10 hijos, pero a medida que me hacìa mayor muchas de sus buenas enseñanzas calaron en mi y eran parte de mi personalidad. Despues de ser madre aprendì a disculpar muchas de sus conductas mientras re-aprendìa entre literatura y grupos de crianza como educar a mi hija de una forma amorosa y deslastrarme de pesos emocionales heredados (como dice Louise Hay, somos victimas de  victimas). Èl no fue un padre cariñoso, pero si muy responsable, siempre preocupado por sus hijos aùn y cuando ya no viviéramos bajo el mismo techo, no nos regalaba abrazos pero si sabios consejos de vida, no nos prodigaba besos pero si nos heredò a la mayoría el amor al prójimo, a lo hermoso de ayudar y compartir con los demás, el amor a los animales, a las plantas, a la naturaleza y lo enseño no hablándolo ni dando sermones, sino con hechos. Me avisaron a finales de Noviembre que mi padre estaba en una clínica, me dijeron que no era grave, que me quedara tranquila y me iban avisando las novedades, igual al otro dìa viajè a la ciudad donde està la casa materna, me llevè a Eva y llegamos directo a la clínica, pude verlo un rato y jamàs me pasò por la mente ni ese ni los días siguientes que esos días eran los últimos en la vida de mi padre. Todos los días que estuvo interno lo visité, las veces que pude burlè la vigilancia para que viera a su nieta, y vaya que valia la pena ver su cara transformarse con la sola presencia de Eva. Fueron 6 dìas en la clínica de los cuales dos estuvo muy incomodo en una unidad llamada “cuidados intermedios” donde en lugar de paredes tenía como unas cortinas que le quitaban la privacidad y eso para èl no era bueno y el ruido de la central de enfermera no lo dejaban descansar. Un hermano que es mèdico supo a los días por sus colegas y lo que arrojaban los exámenes clìnicos que mi papà iba a morir, no dijo nada, debe haber sido muy duro para èl saber que mi papà estaba por partir físicamente de nuestras vidas, yo como buena bruja lo descubrì y por supuesto no pude decirle nada a mi madre, sòlo lo compartì con un hermano, es una situación bien difícil, pero en mi fuero interno creìa en la sanación de mi padre, en su mejoría y que lo tendríamos unos años màs andando en nuestras vidas, entre sus matas, con sus temas y manìas que a veces nos costaba aceptarle.Diez días estuvo luego en casa, lo cuidaba como a un niño, le cocinaba, lo peinaba, le compraba agua de coco que siempre le gustò tanto, mientras mi mamà estuvo siempre a su lado, casi todos mis hermanos pendientes de su mejoría. Mi hija Eva se portò a la altura, aunque a veces resentía mi cansancio y mi nerviosismo le hacìa cambiar carácter a ratos, pero luego volvìa a ser la niña de siempre. Mi esposo viajò 5 dìas antes de partir mi padre, estuvo con nosotros y le diò mucha paz espiritual mientras le mostraba màquinas que papà decía que en Enero las querìa comprar, tal era su amor a la vida, pero al final nos dejó físicamente, Elvis sostuvo sus manos y lo escuchò decir “con que esto es la muerte”……….., y sabemos que Elvis estaba allì porque en ese momento fue su àngel y ninguno de nosotros iba a tener la fortaleza de escuchar a mi papà decir esa frase.Papà fue un hombre de duro proceder, pero de alma noble, tanto que el Universo le permitió morir en paz, en su casa, en su habitación, rodeado de parte de sus hijos, tomando las manos de mi esposo entre las suyas primero y luego de las de mi madre, su compañera de camino por 57 años, mientras yo tomaba su otra mano y  mi hija Eva le cantaba la canción “los pollitos dicen” y por primera vez en la vida tuve el valor de decirle que lo querìa mucho, muchas veces. Pudo ver esos días a todos y cada uno de sus hijos, en mi alma queda el alivio de haber estado siempre presente a través del tiempo y que siempre pese a las diferencias volvì, una y otra y otra vez, sin orgullo y con el amor como bandera y a su partida pude literalmente entender que el corazón duele de verdad, jamàs he sentido tanto dolor en mi vida ante la partida física de alguien. El consuelo va llegando con el paso de los días, supongo que se aprende a vivir con la ausencia del amado, y gracias al Universo he tenido el apoyo y compañía de mucha gente, quienes de forma presencial, con mensajes de texto o en mi muro de face me han dado aliento, cada vez que Elvis me decía que alguien había escrito en mi muro era como sentir una càlida brisa en mi rostro, pero aùn no tenía ni las fuerzas ni ganas de volver al ciber mundo.

El Adiòs a mi padre, los niños y la muerte.

Mi padre en su juventud.


Papà: cuando escuchaba a tus sobrinos en el funeral hablar de tu cariño hacia ellos, de la complicidad, entendí que si nos criaste con “mano dura”  fue porque era como sabìas hacerlo, obraste asì errando pensando en hacernos “ciudadanos de bien” y se debe disculpar cuando se actúa mal por ignorancia, a tu partida no me debes nada, yo te adeudo tus enseñanzas en otras lides. Siempre fuiste un abuelo cariñoso con tus nietos, con Eva siempre actuaste con tanta dulzura,  nobleza y paciencia, entonces estos 4 años supe que detrás de esa aparente dureza estaba un padre cariñoso y bondadoso, sòlo que no sabìas hacerlo de otra forma y temìas “echarnos a perder”. No quiero olvidarte, quiero que tu recuerdo impregne siempre mi vida y me guiès con tu luz desde donde estès, simplemente TE AMO por siempre………. Bendiciòn!!!!!!!!!!!!!!

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