Revista Cultura y Ocio

El adiós a un sueño

Publicado el 03 septiembre 2016 por Leira
El otro día leí una noticia que me dejó triste, pero al mismo tiempo aliviada. No esperaba leerla (al menos ese día) pero a la vez era una noticia esperada. Esperada, tristemente. Era la noticia de un adiós, de un abandono; de una persona que tenía que dejar su sueño porque hay algo que no la deja vivir; algo que tiene ahí y que le retó un pulso que no pudo ganar.

Empezó con toda la ilusión porque era su pasión y quería saber más y más. Sabía que era algo difícil pero con un poco de esfuerzo y organización, lo superaría. Ya dijo que tenía ese algo que, de vez en cuando, le daba bastante guerra. Era evidente que era la alumna aventajada y todos aprendíamos de ella. Y ella me aportó más de lo que en principio podía suponer. Fue una lección en todos los sentidos, hasta en su lucha por seguir y seguir...

El adiós a un sueño

Enseguida ese algo la avisó de que estaba ahí y que tenía que tener cuidado. Ella cayó y se levantó y todos éramos testigos de que aquello era bastante serio, que la anulaba en todos los aspectos. Vino casi tambaleándose aquella vez y pudo, vaya que sí pudo...Ella valía y ella hacía más de lo que podía en lo que estaba aprendiendo. Muchas veces más de lo que necesitaba, incluso. No sabía hacer las cosas a medias. Y eso fue lo que poco a poco la empezó dejando K.O.Aquellas caídas empezaron a hacerse más frecuentes y ya no era una vez si no muchas las que iba sin tenerse en pie. Ella trabajaba alguna vez sin necesidad porque estábamos todos ahí y lo que quería hacer sola y sin ayuda de nadie, la trastocaba más que a cualquier otro. Y encima muchos cambiaron de actitud hacia ella...Ese Cokctail Molotov era evidente que no la ayudaba a mejorar, si no todo lo contrario. Cada vez iba a peor y a peor. Es entonces cuando pensó en abandonar, en tirar la toalla pero le dijeron que no, que siguiera. Y ella siguió.Ella siguió pero ese algo le estaba retando un pulso del que nunca salía victoriosa. Y ese pulso se convirtió en una batalla en la que ella era la única victima. Ella se levantaba cuando podía pero al poco tiempo volvía a recaer otra vez y otra y otra.Cada vez estaba peor y cada vez era más evidente que su lucha estaba tocando su final. Ya hasta la caída se producía en momentos importantes y totalmente trascendentes. Se hundía sin poderlo remediar. Sus caídas eran largas y sus recuperaciones cortas. Hasta que un día estalló como si fuera una bomba. Y ese día decidió que había que retirarse...Sin embargo, la animamos a seguir ya que era el final del camino y si había llegado hasta allí, había que acabarlo. Quedaban sólo unos metros para llegar a la primera meta y, al menos, tenía que llegar hacia ella.Y llegó. La aplaudimos y es entonces cuando decidió continuar el camino para acabar eso que había empezado y que tanta ilusión le hacía y que tanto le gustaba y por lo que había luchado de esa manera. Ya quedaba menos y ella iba a hacer todo lo posible por acabarlo.


Pero no pudo ser y ese algo ganó la batalla. Con mucho dolor tiene que decir adiós a ese sueño que se convirtió en su mayor pesadilla. Es un adiós doloroso, pero ella es lo primero y el dolor de ese adiós nunca superaría al dolor que le iba a seguir produciendo ese algo que tiene ahí.Ahora recibe ánimos y mucha comprensión. Yo hasta le di opciones para acabarlo. Pero creo que es mejor que, de momento, no siga. La echaré de menos y siempre me acordaré de sus amplios conocimientos y de su interés por todo lo que le rodea. Fue un ejemplo de lucha y coraje, de caerse y levantarse, pero a veces es mejor no tener que volver a caer otra vez. No, al menos de esa manera. Ya dicen que una retirada a tiempo es una victoria y es verdad. Muchas veces no podemos alcanzar nuestros sueños porque ese sueño quizá no es para nosotros. Y nosotros somos lo primero.

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