Revista Comunicación

El alcalde de Sevilla va a su bola

Publicado el 01 mayo 2010 por Jackdaniels

De gobernar Sevilla durante tres legislaturas consecutivas a convertirse en un problema permanente para la dirección del PSOE y poner en peligro las escasas posibilidades de volver a ganar el gobierno de la ciudad en las próximas elecciones municipales.

Así de triste es el periplo político de Alfredo Sánchez Monteseirín durante el período de algo más de un década al frente del consistorio sevillano.

Y la cosa ha llegado a tal punto que parece no importarle demasiado dilapidar de un plumazo todo lo realizado en ese tiempo, que ha sido bastante, y arrasar con ello el crédito de la marca socialista y la enorme transformación que ha sufrido la ciudad.

Los egos tienen esas cosas, cuando menos te lo esperas descubres que llevas toda una vida viviendo dentro del espejo. Juan Espadas, si es que finalmente es nombrado candidato a alcalde, tiene un serio problema, porque su equipo juega de partida con uno menos cuando el contrincante está más fuerte que nunca y concentrado en el ataque.

Es como si a Zoido, que ya se ve alcalde, se le hubiese sumado a última hora un refuerzo extraordinario en la campaña que le dará el empujón definitivo para llevarlo en volandas a la alcaldía, y además de gratis total. La satisfacción en las filas populares se debe estar escanciando en copas de lujo y a espuertas.

Lo del viaje a Turquía ha sido el penúltimo acto esperpéntico de un alcalde que va a su bola y que parece más interesado en defenestrar las posibilidades de su partido que en culminar su mandato de forma casi desapercibida. La ambición personal de este hombre y esa manía suya de ir por libre va a conseguir en pocos meses que los sevillanos lo guarden en el disco duro de su retina colectiva como el peor alcalde que ha gobernado esta dual ciudad cuando tenía todas las papeletas para lo contrario. Y la dirección del PSOE sevillano sin poder meter baza en el asunto y corriendo el grave peligro de que se le vaya de las manos.

La gestión del conflicto de Tussam en función de sus intereses personales y el garbeo por el lugar donde le gustaría continuar su carrera política como embajador nos son más que dos ejemplos significativos de esa táctica de hacer la guerra por su cuenta por la que parece haber apostado el alcalde hasta que abandone el cargo.

Con todo un año por delante, con lo que da de sí tanto tiempo, los ciudadanos podemos dar por seguro que tenemos el entretenimiento garantizado.



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