Revista Salud y Bienestar

El anestesiólogo venezolano que pintaba casas para mantener a su familia. ¿Anestesiólogos peruanos iremos por el mismo camino gracias a nuestros bajos honorarios?

Por Lemdelca

El anestesiólogo venezolano que pintaba casas para mantener a su familia. ¿Anestesiólogos peruanos iremos por el mismo camino gracias a nuestros bajos honorarios?


Este post consta de tres micro historias. En cada una de ellas, la realidad supera largamente a la ficción. Es el Perú, queridos amigos...


Luis Abel es un anestesiólogo venezolano residente en Chile. En la actualidad no puede ejercer la especialidad en el vecino país del sur porque no cuenta con la certificación Examen Único Nacional de Conocimientos de Medicina (Eunacom), requisito indispensable para tales fines. Mientras espera una nueva oportunidad para lograr la certificación, con la urgencia de mantener a su familia, Luis Abel trabaja eventualmente como pintor de brocha gorda, plomero, mecánico de frenos de automóvil.

Esperando que su situación mejore drásticamente a la brevedad, le deseamos lo mejor.

Mientras tanto, en el Perú no existe solución a la vista para del problema de los bajos honorarios del anestesiólogo en la práctica privada, tema del cual ya nos hemos ocupado anteriormente en este blog.

Cuando los honorarios del anestesiólogo deberían ser mayores que los del cirujano

Por acá no conozco ningún caso parecido al del colega venezolano Luis Abel, pero los vergonzozamente baratos honorarios que recibimos por nuestras anestesias muchas veces altamente complejas, motivarán a más un especialista peruano a buscar otros trabajos que puedan rendir mejor en el aspecto económico.

El anestesiólogo venezolano que pintaba casas para mantener a su familia. ¿Anestesiólogos peruanos iremos por el mismo camino gracias a nuestros bajos honorarios?


Milton es un niño de un año de edad que nació con luxación congénita de cadera. Este defecto está siendo corregido con un aparato de yeso llamado pelvipedio (de la pelvis a los pies).

De acuerdo a indicaciones de los especialistas en ortopedia infantil, este yeso tiene que ser cambiado en un momento determinado. La operación debe efectuarse bajo anestesia general, pues es necesaria una inmovilidad total del niño paciente a fin de que el aparato de yeso sea óptima y ajustadamente colocado y corrija de modo perfecto los defectos anatómicos y funcionales de la luxación congénita de cadera.

Además, mientras el niño se encuentre bajo los efectos de la anestesia, dormido profundamente, el anestesiólogo habrá de vigilar todas sus funciones vitales (presión arterial, frecuencia del pulso, frecuencia respiratoria), manteniéndolas estables. Por si fuera poco, todo estará previsto y preparado para solucionar cualquier complicación de esas que nunca faltan en todo procedimiento médico.


Por todo ese trabajo descrito me pagaron... ¡US$ 4.50! Al salir del centro hospitalario me dieron ganas de comer algo, así que ingresé a un local cercano de la cadena McDonald's y ordené una hamburguesa y una Pepsi. Lo que gané por la anestesia para la operación de cambio de yeso no me alcanzaba para pagar, así que me guardé ese pequeño cash y cancelé con mi tarjeta de crédito.


He aquí la prueba de que no miento ni exagero.


Como decía el Chapulín Colorado... "¿Y ahora, quién podrá defendernos?"

"¡La Sociedad de Anestesia!", escuché por ahí...

Una sociedad científica de médicos especialistas tiene el poder para realizar una serie de acciones en beneficio de sus afiliados, como por ejemplo:

1. Acceso a los medios de comunicación para difundir al público la importancia de la especialidad y lo trascendente del trabajo del especialista.

2. Notas de prensa informando al público lo mal pagados que están médicos especialistas que realizan una inmensa tarea manteniendo y salvando la vida de quienes se someten a una intervención quirúrgica.


3. Explicación, a través de los medios de comunicación, en casos mediáticos de mala praxis en los que esté involucrado algún anestesiólogo.

La Peruvian Society of Anesthesia podría hacer estas acciones y muchas más. Pero durante los veinte años que tengo en la especialidad he notado que no puede o no quiere hacerlo. Me pregunto cuál es el fin de su existencia, qué beneficios ha logrado para sus adjuntos. Para mí, esta organización no es más que un "club de amigos" que sostiene intereses muy particulares, que no tienen nada que ver con las necesidades del anestesiólogo peruano.

Me encuentro muy orgulloso de no pertenecer a este remedo de sociedad científica.


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