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El año de Boca: de ídolos, Copas y retiros

Publicado el 25 diciembre 2012 por Marianofusco

El 2012 de Boca

El comienzo del año para Boca tenía un objetivo claro: como primer horizonte se vislumbraba la vuelta a la Copa Libertadores, luego de haberla disputado por última vez en 2010, gracias al magnífico cierre de año que había tenido, consiguiendo el Torneo Apertura 2011 de manera invicta y batiendo todos los records.

La continuidad de Julio César Falcioni estaba asegurada gracias a la confianza que Daniel Angelici, que había ganado las elecciones el mismo día en el que Boca gritó campeón ante Banfield, le otorgó para renovar su vínculo por 1 año más. Con un equipo consolidado, la idea era no desarmar el plantel y traer algunos pocos refuerzos. Fueron dos: Pablo Ledesma y Santiago Silva. Un viejo conocido de la casa y otro viejo conocido del entrenador.

Riquelme final Libertadores

La competencia arrancó con el mismo envión anímico con el que había terminado el 2011. El equipo seguía siendo sólido y contundente arriba, mientras que Juan Román Riquelme aportaba la distinción necesaria para conectar mediocampistas y delanteros. La racha invicta alcanzó los 36 partidos, convirtiendo a Falcioni en el técnico con más tiempo sin perder al frente del Xeneize, superando nada menos que a Bianchi, que en su record de 40 encuentros, se contemplaban 5 del mandato de García Cambon.

La primer derrota fue en manos del Fluminense, que lo derrotó 1-2 en La Bombonera y complicó sus chances de clasificar a octavos de final de la Copa. Sin embargo, dos triunfos consecutivos ante Arsenal y una posterior victoria en suelo brasileño le darían el pasaje entre los mejores 16 equipos del continente.

El “culebrón” de Barinas

Esa fase de grupos no fue del todo tranquila. Adentro de la cancha por lo recién comentado, pero afuera, tampoco: los rumores de problemas de vestuario por la mala relación entre Riquelme y Falcioni generaron muchas suspicacias luego del debut en Barinas. En ese vestuario, una discusión con el plantel (en la que finalmente no había participado el Diez) dejó al técnico convencido a renunciar. Mucho se habló y se especuló mientras el plantel volvía a argentina. finalmente, Angelici lo convenció y todo siguió su rumbo.

Por la Libertadores, Boca seguía a paso firme. Primero Unión Española con una grandísima actuación de Riquelme, luego vino Fluminense y una agónica clasificación sobre la hora. El equipo se encaminaba a una nueva final. El siguiente escollo fue la U de Chile, cenicienta del torneo y entonces vigente campeón de la Sudamericana, pero no pudo con la presión de La Bombonera.

Una extraña final

El rival fue Corinthians, que debutó en las definiciones de la mejor manera: empate de visitante y una victoria apabullante ante un Boca apático que no estuvo a la altura. La previa, otra vez enrarecida por la dicotomia que marcó todo el año: Riquelme – Falcioni. El Diez decidió, inoportunamente, que “no tenía nada más para darle” al club antes del partido. La previa al encuentro fue un sinfín de metáforas y suposiciones de los enviados que estaban en Brasil y que premeditaban una decisión que el máximo ídolo de la historia de Boca ya había tomado horas atrás. “Estoy vacío”. Una frase que quedará para la historia marcó el fin de un ciclo que, hoy en día, puede continuar…

La era post-Riquelme

A pesar de no haber conseguido ninguno de los objetivos planteados, lo hecho en el primer semestre fue bastante bueno. El 4to puesto en el Clausura y el subcampeonato continental confirmaban la continuidad de Falcioni, que debía rearmar el equipo luego de la salida varios futbolistas: Insaurralde, Mouche, Cvitanich, Roncaglia y claro, Juan Román Riquelme nada menos. De todos modos, JCF mantuvo el 4-3-1-2 y utilizó, en las primeras fechas, el doble nueve: Viatri y Silva, lo que condicionó el andamiaje del resto ya que limitaba mucho el juego del equipo.

Copa Argentina Boca

Sin embargo, gracias al peso específico de estos jugadores o a las apariciones esporádicas de jóvenes como Juan Sánchez Miño, Leandro Paredes o Pol Fernández, le permitieron cerrar un semestre regular que contó con la obtención de la reedición de la Copa Argentina, competición que le permitió jugar la Copa Sudamericana, de la que se fue rápidamente eliminado por Independiente. En el Inicial finalizó 6to con 33 puntos, producto de 9 victorias, 6 empates y 4 derrotas. Lo destacable fue que no cayó en ninguno de los clásicos: le ganó a Independiente 2-1, a Racing 3-1, a San Lorenzo 3-1 e igualó agónicamente en el Monumental ante River en lo que fue el primer Superclásico luego del descenso de los de Nuñez.

La vuelta del “Virrey”

Angelici apuró la renovación de Falcioni por un año más, y se mostró a los abrazos en la previa del encuentro con Godoy Cruz. Lo cierto es que esa imagen, y la intención de prolongar el vínculo hizo estallar a la gente en La Bombonera en el último partido del torneo.

La fiesta por el retorno de Palermo, quien dirigía por primera vez en esa cancha, y el retiro de Rolando Schiavi se transformó rápidamente en un “cabildo abierto”, como supieron llamarlo algunos. Lo cierto fue que todo el estadio pidió por dos nombres: uno, el de Riquelme, enbanderado del buen juego que, desde el “exilio” y en una acción más que astuta , había salido a mostrar su disconformismo en un raid mediático particular; y el otro fue Carlos Bianchi, que no había dado más que un indicio de que podía volver a dirigir.

carlos-bianchi

Lo cierto fue que los gritos lo despertaron del letargo, y se hicieron eco en la cabeza del presidente. No pasaron más que dos semanas para que Angelici haga borrón y cuenta nueva. Chau Falcioni, hola Virrey. La realidad era que había más de un motivo para que el técnico más ganador de la historia de Boca vuelva a sentarse en un banco. Ahora, con la Copa Libertadores por delante, el hincha no hace más que ilusionarse.

El 2012 de River // San Lorenzo // Racing // Independiente


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