Revista Cultura y Ocio

El año del yo

Publicado el 02 enero 2013 por Alberto CaÑas @albertocmolina

EL AÑO DEL YO

Fotografía: abc.es

A propósito de hacer "balance de lo bueno y malo", tal y como cantaba Ana Torroja en 1988, lo habitual es apurar los últimos instantes del año saliente antes de las campanadas y de los brindis. Permite entonces que me pase esa ley no escrita por ahí mismo y comparta contigo mi resumen de 2012 recién descorchado 2013... si es que te importa, porque aquí sabes que la última palabra siempre es tuya. ¿Bueno o malo? Veamos, si he escrito esto y tú lo estás leyendo será que la salud estuvo de nuestro lado y malo no habrá sido, ¿verdad? Eso mismo pienso yo, pero tampoco vamos a engañarnos ahora que 2012 ya es historia. ¿Qué fue "lo malo"? Partiendo de esa base, "lo malo" fue lo de siempre.
En esta vida, y quién sabe si en alguna más, existen dos tipos de personas: las que lo dan todo por los demás, aunque puedan fallar en algún momento, y las que acaban fallando igualmente, pero no lo dan todo. Se dice que de uno mismo son otros quienes han de hablar, pero como estoy acostumbrado a decirme lo alto y guapo que soy porque nadie me dice cosas de esas, aquí tienes una autodescripción genuinamente subjetiva. Sin humildad, y reconociendo que yo también puedo acabar fallándote, me encuadraría en el primer grupo.
Ya seas amigo, pareja o derivado, ten por seguro que por ti me voy a dejar toda la piel que tengo, e imagínate la cantidad de piel que pueden dar de sí 1'90 metros de individuo. No importa si tú das menos, por mi parte vas a recibir incluso lo que no tengo. ¿Bondad? De ninguna manera, egoísmo puro y duro, así lo veo yo. Si quieres que esa energía o ramera cósmica llamada karma te acabe concediendo aquello que buscas, si te apetece que la conciencia no te torture hasta el fin de tus días, no te guardes nada.
Después de volver a dar lo mejor de mí mismo en 2012 o al menos después de haberlo intentado, y en cualquier caso tras confiar en una serie de congéneres, estos no sólo me fallaron, sino que me demostraron lo bajo que el ser humano puede caer si se lo propone. Hay gente que ha sufrido más, mucho más, muchísimo más, pero también sé que por menos alguien habrá derramado alguna que otra lagrimita. Y como en cierta ocasión ya expliqué por qué envidio a ese "alguien", una vez más tuve que conformarme con gritar hacia dentro, aguantar el tirón, apretar los dientes primero, sonreír después y mostrarme inquebrantable ante el mundo exterior, por muy hecho polvo que estuviera o estuviese, que lo estuve.  
¿Y ahora qué? Por más que lo he pensado sólo he sido capaz de dar con dos opciones: volver a ponerme la armadura, la venda y medir lo que recibo para dar exactamente lo mismo, o ser aún más egoísta. ¿Más? Sí, mucho más, 2013 debe ser el año del yo. A pesar de los golpes y de las decepciones continuaré dándolo todo por quienes también apuesten por mí y me lo demuestren. Sólo así apostaré más por mí mismo y por aquello que busco... Parece que 2013 no será mucho mejor que 2012, pero al igual que en este blog, tú tienes la última palabra. Sé egoísta y haz de "tu mundo" un lugar mejor.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Dossier Paperblog

Revista