Revista Cultura y Ocio

El Año en Spitzberg, Pedro de Alarcón

Por Jossorio

El Año en Spitzberg, Pedro de Alarcón

EL AÑO EN SPITZBERG

I

Estoy viendo desaparecer hacia el Mediodía el buque ballenero
que me deja abandonado en esta isla desierta, sobre la
arena de una playa sin nombre.

¡Heme aquí solo; solo en un ámbito de mil leguas!

05 Yo amaba a una mujer.... El demonio de los celos me
mordió el corazón, y he matado a mi rival en desafio....
¡Era un príncipe!...

Y el Gobierno ruso me ha condenado a pasar aquí un
año...; es decir, me ha condenado a muerte.

10 ¡Ah! ¿Por qué no me entregó al hacha[111-2] del verdugo?
¿Por qué hacerme expirar de frío, de hambre, de tristeza, de
desesperación, o disputando mi cuerpo al terrible oso blanco, si
mi delito no era más que uno?
¡Spitzberg!... ¡Estoy en el terrible archipiélago que
15 ninguna raza ha podido habitar! ¡Me hallo a los 77 grados
latitud Norte, a doscientas sesenta leguas del Polo!

Creo haber oído decir a mis asesinos que esta isla es la del
Nordeste, la más meridional del horroroso grupo, la más templada
de todas.... ¡Cruel compasión..., que prolongará
20 algunas horas mi agonía!

Ignoro en cuál de estos témpanos de hielo eterno tiene la
Rusia una colonia para la peletería y la pesca de la ballena;
pero lo que sí sé[111-3] es que los colonos emigrarían[111-4](p112)
a la Laponia a fines de Agosto,[112-1] hace dos meses, y no volverán
hasta la primavera...; ¡dentro de doscientos cuarenta días!

¡Estoy, pues, solo, sin hogar, sin amparo, sin víveres, sin
consuelos!

05 ¡Morir! He aquí mi inevitable y próxima suerte.

Hoy es 17 de Octubre.... El frío avanza por el Norte....
Dentro de pocos días me helaré sin remedio.

Entretanto me alimentaré con la caza. ¡Siquiera[112-2] esos crueles
me han dejado una escopeta ... "por si quería[112-3] suicidarme
10 de este modo"! Mataré rengíferos, chuparé hielo y me procuraré
un abrigo entre esas rocas. El inglés Parry[112-4] habitó cabañas
de nieve en el Norte de América a los 73 grados.

¡Ah! Sí...; ¡pero yo estoy cuatro grados más cerca del
Polo, y no tengo fuego para calentarme!

15 ¡Morir! ¡Morir! ¡He aquí mi infalible destino!

Han transcurrido seis días.

Una ráfaga de esperanza brilla ante mis ojos....

Me he procurado fuego como Robinsón,[112-5] rozando dos pedazos
de cedro.

20 Ayer encontré en el centro de inmensa roca una profunda
cavidad muy reservada del frío.

Todos los días mato cinco o seis rengíferos, los despedazo y
conservo la carne entre los témpanos de hielo.

Así se conservará incorrupta hasta el año que viene.

25 También hago provisión de combustibles. No tengo hacha;
pero el frío me sirve de leñador. Todas las noches crujen algunos
árboles y saltan hechos astillas por el rigor de la helada,
y yo traslado a mi gruta cada mañana miles de estos fragmentos,
que alimentarán mi hogar hasta que me muera.

30 Voy, pues, a entablar una insensata lucha con el invierno.(p113)
¡Porque deseo vivir y volver al lado de los hombres! ¡Porque
la soledad me ha vuelto cobarde!... ¡Porque adoro la
vida!...

El frío es ya irresistible....

05 Ha llegado el momento de encerrarme en las entrañas de esa
peña; de incrustarme en su centro como un marisco en su
concha.

Antes de sepultarme en la que acaso será efectivamente mi
tumba; antes de vestirme esa mortaja de piedra, quiero despedirme
10 del mundo, de la Naturaleza, de la luz, de la vida....

Camina el sol tan poco elevado en el horizonte, que desde
que sale hasta que se pone no hace más que recorrer su ocaso[113-1]
como luminoso fantasma que da vueltas alrededor de su
sepulcro.

15 Sus rayos pálidos y horizontales reverberan tristemente sobre
el mar.

Las aguas empiezan a rizarse.... Pronto quedarán encadenadas
por el hielo.

La bóveda celeste ostenta un azul cárdeno y sombrío, que la
20 hace aparecer como más distante de la Tierra.

El soplo del aquilón quema y marchita las tristes flores que
osaron desplegar aquí sus encantos, y ata con lazos de cristal el
curso de los torrentes.... ¡Helos ya mudos, inmóviles, petrificados
en sus enérgicas actitudes, como trágicos héroes esculpidos[113-2]
25 en mármol!...

Reina un silencio sepulcral, un silencio absoluto. No se oye
ni canto de ave, ni rumor de corriente, ni suspiro de brisa, ni
columpio de planta....

¡Ni movimiento ni ruido!... ¡Nada! El mutismo del
30 no ser: he aquí todo. La eternidad y lo infinito deben de parecerse
a estas monótonas soledades, a estos páramos de inacción
y muerte.
(p114)
El calor de mi sangre, los latidos de mi corazón, el soplo de
mi aliento, el eco de mis pasos, son los únicos síntomas de vida
que ofrece la Naturaleza. Me creo, pues, solo en un mundo
cadáver, en un planeta posterior a su Apocalipsis;[114-1] en la Tierra
05 misma, pasado el Juicio final....

Hoy tiene el día diez y seis minutos.

Mañana no saldrá el sol.

Mañana me ocultaré yo por seis meses; él por tres.

¡Oh, sol! ¿ Volveremos a vernos?

10 ¡Qué frío tan espantoso!...
La humedad del aire se convierte en agujas de hielo que
punzan mi semblante.

Mi aliento me rodea de una especie de niebla que no puede
elevarse a la condensada atmósfera.

15 El humo de mi escopeta se dilata también horizontalmente.

Ayer toqué el gatillo sin mis gruesos guantes, y mis dedos
quedaron tan fuertemente unidos al acero que, para separarlos,
hube de dejarme allí la piel.

La sábana blanca que se extiende indefinidamente alrededor
20 de mí, y las irradiaciones de la luz en ella, hanme producido en
la vista una terrible inflamación....

Pronto vendrá el escorbuto....

¡Oh! ¡Qué espantosa es esta lucha de mi vida con la
muerte de todo lo creado!

25 En efecto: ayer apareció el sol; no por el Oriente, sino por
el Sur. Trazó en lontananza un ligero semicírculo, y se hundió
al cabo de un cuarto de hora.

Hoy es el 7 de Noviembre, el tremendo día del Spitzberg, el
último en que ve el sol....
(p115)
Son las once y media de la mañana.

Hace tres horas que un esplendoroso crepúsculo luce en el
remotísimo confín de los cielos.

Mas el sol no aparece....

05 ¡Ah!... ¡Sí!... ¡Helo pálido y entristecido, pugnando
por asomar su frente!...

Pero el disco no se eleva....

El limbo solamente pasa rozando por el límite del cielo y de
las olas....

10 ¡Un momento más, y ha desaparecido!

¡Adiós para siempre, padre de la luz, corona de los cielos,
alma del mundo!

¡Adiós, mi último amigo! ¡Adiós, y vuelve!

¿Cuánto tiempo ha transcurrido?

15 No lo sé.

Mi reloj anduvo una semana: el frío lo paró después, o,
mejor dicho, lo mató.

El frío lo mata todo.[115-1]

Ignoro, pues, qué día es hoy.

20 Pero ¿qué significa la palabra hoy?

El hoy no existe para mí.

Mi vida carece de horas.

Lo pasado, lo presente y el porvenir forman horrible grupo
en mi imaginación.

25 Un momento continuo: tal es el tiempo dentro de este
sepulcro.

Si los muertos pensaran en el panteón, padecerían lo que yo
padezco.

Los siglos caminan más de prisa que aquí los instantes.

30 Un invierno en Spitzberg da una idea de la eternidad en el
infierno.
(p116)
¡Y qué abismo sin fondo el de mi tenaz meditación!

Mis ideas, indefinidamente desbordadas, explayadas, extendidas
por el páramo de mi no ser,[116-1] concluirán por escapárseme...,
y no me volveré loco.

05 Vivo náufrago y sin tabla en un océano de negaciones.
Paréceme un sueño la idea de que existe el mundo. Dudo
hasta de mi propia existencia. Mi desesperación es más
cruel que la de los ateos: ellos niegan el porvenir; yo niego
lo presente. Yo no he perdido la esperanza, sino la realidad.

10 ¡Qué lejos estoy de los hombres! ¡Qué olvidado sobre la tierra!
Hacia cualquier parte que dirijo el pensamiento, disto de la
humanidad centenares de leguas.

Mil quinientas millas al Occidente se halla la Groenlandia,[116-2]
continente de hielo que enlaza dos mundos....

15 Al Norte ... ¡no hay más que el Polo!

El Océano Atlántico se dilata por el Sur.... Allá está el
continente europeo, con su perdurable primavera.... Luego
el África, ¡la patria del sol!... Después las zonas antárticas,
gozando ahora de los favores del estío....

20 Al Oriente, a dos mil cuatrocientas millas de este archipiélago,
sólo se halla la Nueva Zembla.[116-3]

¡Oh! ¡Qué pesadilla descorrió[116-4] en mente humana ilusión
tan negra como la realidad de mi desventura!

El upas, árbol venenoso de la Oceanía,[116-5] no deja brotar ni una
25 planta en el ámbito que cobija su ramaje.

Donde el caballo de Atila[116-6] sentaba el pie no volvía a nacer
la hierba.

El envidioso no ve más que la sombra del bien ajeno.
(p117)
El egoísta está siempre asfixiado por falta de otro mundo
que absorber....

El escéptico vive negativamente.

¿Y yo? ¿Qué soy? ¿Qué hago? ¿Cómo vivo?

05 ¡Cuántos brillantes salones se abrirán en este momento a una
multitud alegre y bulliciosa!

El baile ... el amor ... la música....

¡Condenación para mí!

Allá imagino un perfumado gabinete, una chispeante chimenea,
10 alfombras, butacas, pieles, café, ron, tabaco...; una
plática tierna, descanso del placer, incentivo de más placeres...;
una alcoba tibiamente alumbrada, un lecho mullido y el
sueño de la felicidad....-¡Ay, mi Alejandra!

Pero no.... Estoy en San Petersburgo. Es una tarde de
15 Mayo. Tomamos el sol en embalsamados jardines. La gente
ríe, habla acá y allá, me saluda....-¡Alejandra! ¡Alejandra
mía!

¡Tampoco!

¡Ah! ¡qué perdurable noche!...

20 ¿Cuándo llegará mañana?

Nuevas eternidades han rodado sobre mi cabeza.

Duermo mucho.

¿En qué hora, en qué día, en qué mes me encuentro?

¿Ha pasado ya un año, o una semana solamente?

25 ¿Abulto yo el tiempo con la imaginación, o no lo siento pasar
y lo achico?

¿De qué pecan[117-1] mis cálculos? ¿de exagerados[117-2] o de cobar
des?
(p118)
¡Oh! ¿Qué es este tiempo sin medida, pro indiviso,[118-1] sin cronómetro,
sin día ni noche, sin sol, luna ni estrellas? ¡Es el
caos; es la nada con un solo sér, como mi pobre espíritu, abismada
en el eterno vacío!

05 Me he puesto a veces las manos sobre el corazón; he sumado
luego los latidos que he contado en distintas ocasiones, y ha
pasado de un millón la suma total.

¡Un millón de latidos!... ¡Un millón de segundos!...
¡Once días y medio!

10 ¡Y luego se deslizan los años de nuestra ventura como pájaros
por el aire, sin dejar rastro en la memoria!

¡Cuántas veces me vió el crepúsculo de la tarde al lado de
mi adorada, y llegó la noche, y pasó, y rayó el día..., y toda
esta cantidad de tiempo no fué otra cosa que una larga
15 mirada!

¡Oh! ¡cuántas inmensidades contiene un minuto de dolor!

Y ¡cuan pasajera es una inmensidad de dicha!

Las rocas crujen sobre mi cabeza.

Parece que la isla va a partirse en mil pedazos.

20 Este debe de ser el vendaval del equinoccio....

Es decir, que Marzo habrá[118-2] mediado ya y que el sol lucirá
en el horizonte....

¡Voy a salir! ¡Quiero ver el cielo! ¡Quiero ver el sol!

Pero ¿qué oigo?

25 Los osos blancos rugen terriblemente.... ¡Mejor!
¡Lucharemos!...

¡También yo tengo hambre de sangre caliente, de carne que
palpite entre mis uñas!

(p119)

Cojo la escopeta; rompo el hielo que obstruye la entrada de
esta gruta, y salgo....

¡Extraña debe ser mi aparición entre las nieves! ¡Pareceré
una fiera que deja su cubil, un monstruo que sale del infierno,
05 Lázaro[119-1] que se levanta de la tumba!

¡Me he engañado miserablemente!

Creía hallarme en la primavera; esperaba ver el sol; contaba
con que habrían transcurrido cuatro o cinco meses...,
¡y me hallo con el invierno, y es de noche, y estamos en Enero,
10 a juzgar por la disposición de las estrellas!...

¡Aun no ha mediado mi sufrimiento, cuando yo no podía
sufrir ya más!...-¿Qué va a ser de mí?

He allí la luna en el cénit obscuro del firmamento....

Parece una blanca paloma venida de otros horizontes a visitar
15 un mundo olvidado por el Criador....

¡Doloroso espectáculo!

Por donde quiera que miro, veo sólo un interminable páramo,
una soledad sin límites....

El mar helado, y cubierto además de nieve, no se diferencia
20 de la tierra.

Los elementos se confunden aquí como las horas de mi ocio.

Todo ha mudado de sitio, de forma, de color.

El valle está repleto de nieve y nivelado con el monte.

El árbol se asemeja a una campana de cristal.

25 La superficie del Océano no es lisa: fantásticas breñas de
hielo la cubren.

Y todo está mudo, blanco, frió, inmóvil.

¡Qué monotonía tan desesperadora!

El cielo aparece negro al lado de la reverberante claridad
30 de la luna y de la nieve.
(p120)
Las estrellas se ven tan lejos y tan atenuadas que parecen,
pertenecer a otros mundos.

Mas ¿por qué se extiende de pronto una obscuridad densísima?

05 ¿Por qué las estrellas fulguran en la sombra con un brillo
desusado?

¿Qué es esto?

Desbórdase de la luna un océano de claridad; la blanca
sábana que envuelve la creación refleja una luz intensa; la lontananza
10 del horizonte se rasga y se prolonga....

En seguida las tinieblas se tornaron espesísimas.

¿Qué misterio se obra en la Naturaleza?

¡Oh! ¡La aurora boreal!

15 El Septentrión se inflama con mil luces y colores; una
llamarada de oro y fuego inunda el espacio ilimitado; las soledades
se incendian; los monolitos de hielo brillan con todos
los matices del arco iris. Cada carámbano es una columna de
topacio; cada estalagmita una lluvia de zafiros. Rásgase la
penumbra, y descúbrense océanos de claridad.... ¡Allá
20 adivino el Polo alumbrado intensamente, erial solitario que
ningún pie humano llegará a hollar nunca! Y en aquella
región de continuo espanto creo divisar el eje misterioso de
la Tierra....

25 Único espectador de este sublime drama, caigo instintivamente
de rodillas....

¡He aquí los confines del Globo trocados en esplendoroso
templo, en una capella ardente Lázaro[120-1] en un sagrario de purísimo oro
derretido!

Dominando tan vasta iluminación álzanse columnas de llama
30 aérea, arcos de divina lumbre, bóvedas de flámulas desatadas....
Así se conciben la cuna del rayo, el manantial de la luz,
el lecho del sol en la fulgente tarde....

¡Cuánta vida, cuánto ardor, cuánta belleza en el universo!(p121)
¡Qué lujo de fuego y de colores, después de tanto tiempo en
que mis ojos sólo vieron la atonía del color y de la existencia!

Pronto se concentran en un punto tantos ríos de ebulliciente
claridad, y fórmanse mil soles de fuegos fatuos, que se apagan
05 sucesivamente, como la iluminación de terminada fiesta. Los
prismas se decoloran: la escarlata amarillea: la púrpura toma
un tinte violado....

¡Otra vez desolación y tinieblas!

El meteoro ha desaparecido.

10 Heme de nuevo en mi sepulcro.

El ocio y el frío combaten otra vez mi cuerpo y mi alma.

¡El ocio! Acurrucado frente a[121-1] la hoguera paso unas horas
sin medida....

Mis ojos se nutren de la llama: mi corazón respira olas de
15 fuego. Sin este fuego no fluiría mi sangre.... El ocio y el
frío son una misma cosa.

Y pasa el tiempo....

Ya[121-2] pienso en nimiedades, en frívolas relaciones de un
átomo de ceniza con un átomo de lumbre: ya se desentumecen
20 mis ideas, y recorro el mundo de una ojeada.
Mi niñez y mis amores; toda la historia de mi vida pasa
ante mi imaginación....

Cuando salga de aquí, si lo consigo, habré nacido de nuevo.

El frío y el ocio han cristalizado otro sér con los despojos
25 de mi sér pasado.

¡Cuánto profundo y asolador pensamiento, cuánta negativa
ciencia adivinada sacaré de esta prisión!

La soledad me ha engrandecido de un modo horrible,
espantoso....

30 He visto el mundo y la sociedad tan a lo lejos, en tan(p122)
graduada perspectiva, que he adquirido el conocimiento exacto de
todas las cosas.

¡Cuánta pequeñez he dejado de apreciar!... ¡Pequeñeces
que allá juzgaba de alta transcendencia!

05 ¡Oh! ¡Si vuelvo al mundo viviré soberanamente, sin que
el velo de la preocupación me oculte la felicidad, sin que la
costumbre me aprisione entre sus redes! ¡Qué invulnerable
me hizo la desesperación!

Entre mi corazón y el mundo no hay ya ningún lazo: el
10 hielo nos separó para siempre.

¡Yo soy yo! Todos los hombres son una unidad, y yo soy
otra.

¡Yo soy, pues, un mundo! ¡Un mundo rival de aquél!

¡Yo lo aplastaré mañana bajo mi egoísmo, como él me arrojó
15 ayer de su seno!

Yo era humilde: yo quería mi puesto en aquella familia de
hermanos; yo abdicaba mi individualidad por conseguir solidaridad
en un poco de amor.... Hoy me han endurecido
mi pensamiento y su crueldad. ¡Guerra a muerte! ¡Me
20 basto contra todos!

¡Tengo frío en el alma como en el cuerpo!

Después de otra eternidad de inacción, que así puede haber
sido un día como un año (pues no tengo conciencia de mi propia
vida), abandono de nuevo esta caverna.

25 El frío material es insoportable....

¡Oh!... ¡qué duda tan espantosa llevo en el cerebro!...

¡Acabo de pensar que acaso habrá transcurrido ya el verano;
que bien puedo encontrarme con nuevas nieves; que quizás
ha empezado otra noche de dos mil doscientas horas!...

30 ¡Ah!... Este pensamiento me hiela el corazón y el alma.
(p123)
He salido de la gruta.

¡Aún es de noche!

¡Tremendo problema!... ¿Qué noche es ésta que estoy
mirando?

05 ¿Es que no ha concluido el invierno de mi condena?

¿Es que ha empezado otro?

¿En qué año me encuentro?

¡Oh ventura! ¡El horizonte se tiñe de color de rosa hacia
el Mediodía!

10 Dijérase que la aurora boreal brilla en el punto opuesto de
la bóveda celeste....

Pero no es la fatua aurora boreal.... ¡Es la verdadera
aurora, la aurora del día!...

El aliento del Ecuador enrojece las brumas del Océano....

15 Los hielos sonríen por todas partes al recibir las caricias de
la primera alborada....

Las estrellas se borran en el cárdeno firmamento....

La luna se oculta por el Septentrión....

¡Está amaneciendo!

20 ¡Salve, primera luz del alba!

¡Salve, rayo perdido del astro deseado, que vienes a alegrar
estos desiertos!

¡Salve, cabello luminoso, desprendido de la dorada frente
del sol!

25 ¡Ya es de día!

Así despertaría el mundo el día de la creación.

Así saldría la creación de las tinieblas del caos.

Así renacería la especie humana cuando volvió la paloma al
arca de Noé[123-1] con el ramo de oliva.

30 En cuanto a mí, hoy despierto de la nada del no ser, de esa
negación sin nombre en que he vivido tantos meses.
(p124)
Hoy sacuden mis sentidos su letargo, y la luz turba la monotonía
de la noche y de la nieve.

Hoy renazco a la vida, y ese rayo matinal que colora el
Oriente viene a ser el iris que me presagia mejores días.

05 Hoy, en fin, se reanuda mi dulce consorcio con la esperanza
de vivir.

Una hora ha durado la alborada.

Hubo un momento en que me pareció que el sol iba a
salir....

10 La cerrazón de niebla que entolda el horizonte amenazaba
romperse....

Todo ha desaparecido.

He contemplado, pues, sin intervalo alguno el crepúsculo de
la mañana y el de la tarde. ¡Espectáculo grandioso! Mi
15 corazón rebosa de entusiasmo y de alegría.

Hoy debe ser el 4 de Febrero.

Día 5.[124-1]

Los resplandores del sol han durado hora y media.

La cúspide de una montaña elevadísima ha reflejado por un
20 momento los rayos del sol.

¡Yo lo veré mañana!

¡El sol! ¡El sol!

¡Al fin has brillado ante mis ojos, astro divino, manantial de
luz, foco de la vida!

25 ¡Cómo me alegra el alma esta corta visita que hoy haces al
Spitzberg!

¡Bendito seas mil veces, rey de la Naturaleza, coronado de(p125)
rayos y vestido de oro, que te anuncias al mundo con la risueña
aurora y te despides con el melancólico suspiro de la tarde!

¿Qué son las estrellas sino tu brillante séquito, tu numerosa
corte, que tarda una noche entera en desfilar por los cielos?

05 Han transcurrido tres meses más, abreviados por la
esperanza.

¡La primavera! La diosa de los perfumes y de la armonía
sonríe ya en el cielo, en la tierra, en el mar y en el ambiente.

Todo vive; todo se agita; todo se alegra.

10 El sol acaba de ocultarse por el Norte: ¡dentro de una hora
volverá a salir!

Pasado mañana, que deberá ser el 5 de Mayo, empezará el
día de tres meses, durante el cual vendrá algún buque groenlandero
a este archipiélago, y me volverá al mundo habitado
15 por los hombres.

En este instante iluminan la tierra cinco distintos resplandores:
el crepúsculo de la tarde, la claridad del amanecer, un
perdido destello de la agonizante aurora boreal, el moribundo
resplandor que desde el Sur envía la menguada luna, y la vacilante
20 luz de las remotísimas estrellas.

El blinc, o sea la refracción de la nieve, mezcla su fulgor a
tantos fulgores, dando a la Naturaleza cierto vislumbre
fantástico.

He aquí a la Creación[125-1] revestida de todos los encantos que
25 se atreve a desplegar en esta latitud.

El mar ha roto sus cadenas de hielo y mece en lontananza
sus verdes olas.

El viento ha recobrado elasticidad.... ¡Siquiera el ruido
es ya una distracción en esta ociosidad perdurable!(p126)
Óyense hacia el Norte estruendos misteriosos....

Es que se hunden los alcázares de cristal que edificó la mano
del invierno.

Incesantemente se deslizan por el Océano, viniendo del Polo,
05 mil flotantes islas, que pasan ante mis ojos como fantasmas, hijos
del espanto de estas regiones, o como ambulante cordillera....

Son témpanos de hielo que desharán mañana las brisas del
Círculo polar.[126-1]

Esto sucede en el Océano. En la tierra todo sonríe, murmura,
10 canta y se desenvuelve.

Las campiñas se cubren de cierta verdura, algunos vegetales
cuelgan por los laderos de las montañas, y hasta en la nieve
brotan amarillos fresales.

Mil cascadas y torrentes, formados por el deshielo, corren,
15 saltan y se derrumban con alegre estrépito, comunicando al aire
estremecido placidísimos rumores.

Las adormideras blancas y las doradas siemprevivas inclinan
sus lánguidas cabezas sobre la espuma de las aguas como náyades
voluptuosas.

20 Los cedros seculares y los desgajados abetos se cubren de
obscuras hojas.

El liquen festonea los zócalos de las montañas.

Donde quiera hay variedad, colores, vida, movimiento.

La isla canta, el mar se lamenta, la atmósfera murmura....
25 ¡Magnífico concierto!

El burgomaestre, el buitre polar, arroja su prolongado grito.

Los mallemaks[126-2] trinan con blanda melodía.

Los rotger modulan su patético gorjeo, semejante al arrullo
de la tórtola.

30 El apura-nieves, el pájaro de oro, revolotea de acá para allá,
como una estrella sin destino.

¡Qué transformación, qué resurrección tan admirable!

Y, sin embargo, esta primavera sería aterradora comparada
con el más rudo invierno de Escocia.[126-3]

XIX(p127)

¡Ah! ¿Qué es aquel punto negro que se destaca sobre los
confines del Océano, bajo la cúpula azul del firmamento?

Mi corazón late con una violencia irresistible.

¿Me habré engañado?

05 ¡Gracias, Dios mío! ¡Es un buque ballenero!

Viene hacia aquí....

Irá al estrecho de Henlopen, y pasará a un cuarto de milla
de esta isla.

Mi escopeta le avisará....

10 ¡Me he salvado!

¡Desesperación!

El frío ha destruido el organismo de mi escopeta.

¡No podré hacer señal a ese buque!

Lo estoy viendo.... Dista de aquí una milla.... Es un
15 groenlandero....

-¡Socorro! ¡Socorro! ¡Socorro!

¡Ah! No puedo más: mi voz enronquece.... ¡Estoy
tan extenuado!...

-¡Socorro!...

20 ¡No me oyen!

¡Oh, estar tan cerca de los hombres y no salvarme!

¡Ver el puerto después del naufragio, y morir sin tocar la
orilla!

¡Morir, como Prometeo,[127-1] encadenado en una roca!

25 ¡Morir después de un año de martirio; después de haber
comprado la vida con diez meses de sepultura!

¡Y no hay remedio!

¡Ya doblan el cabo de Henlopen!...

¡Desaparecieron!... ¡Ay!... ¡Desaparecieron!

30 ¡Tremenda ironía de mi destino!

¡Necio de mi,[127-2] que me reconcilié con la esperanza!(p128)
¡Necio de mí...que!... ¡Ah! No huyas de esa manera ante
mis ojos, Dios mió!

¿Y qué?

¿He de confiarme de nuevo a una suerte cruel que se burla
05 de mis lágrimas?

¡No!

Estoy decidido.

Yo mismo me daré la muerte.

Esto es mejor que pasar otro invierno enterrado vivo en un
10 sepulcro.

¡Los sepulcros se han hecho para los muertos!

A bordo del Grande Esberrer.

Día 8 de Agosto.

Camino hacia los lares patrios.

15 Acabo de perder de vista la última montaña del Spitzberg.

El buque que me ha recogido es el mismo que ví alejarse
hacia el estrecho de Henlopen.

Cuando me desangraba por cuatro cisuras que me hice en
pies y manos, la tripulación del Grande Esberrer, que había
20 desembarcado en otra rada de la isla del Nordeste, me encontró
tendido en tierra y me salvó la vida....

Llegué al Spitzberg a la edad de diez y nueve años, y he permanecido
allí diez meses. Sin embargo, los marineros que me
acompañan, al ver encanecidos mis cabellos, mi frente surcada
25 de arrugas y mis ojos tétricos y apagados, me creen llegado a
la edad de treinta y cinco o cuarenta años.... Guadix, 1852.

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