Revista Cine

El árbol de la vida

Publicado el 19 septiembre 2011 por Spiderman @cineylibertad

Víctor Alvarado (publicado en www.diarioya.es)

A lo mejor alguien se ha preguntado alguna vez, si es posible crear una poesía mediante la combinación de un texto con imágenes. La respuesta es afirmativa, si hablamos de Terence Malick.

El citado cineasta escribe y dirige El árbol de la vida (ganadora de la Palma de Oro en Cannes y del premio de la crítica internacional en el Festival de San Sebastián), controlando, incluso, hasta el modo en el que debe ser proyectada en las salas comerciales. El largometraje tiene la virtud de preguntarse por el sentido de la vida con elegancia y trata de responder a las siguientes preguntas, que todos nos hemos hecho alguna vez: ¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos? ¿Existe otra vida después de la muerte?¿Cómo puedo alcanzar la felicidad?

El autor explica su modo de entender el mundo, intentando aunar o casar las propuestas del darwinismo con las respuestas del humanismo cristiano. Para ello, introduce la película con un texto de Job con el objeto de hacernos reflexionar sobre la dimensión trascendente del ser humano (“¿Dónde estabas cuando echabas los cimientos a la tierra?…Mientras me alababan los nacientes astros y producían voces de júbilo todos los ángeles e hijos de Dios”). Por esa razón, la historia gira entorno a un matrimonio, que presenta diferentes modos de afrontar el dolor por la muerte de un hijo en la adolescencia, pues la mujer encara el problema desde la óptica de la fe, mientras que su marido hace frente a la desgracia desde una perspectiva más mundana. Por otra parte, el autor recurre al flashback para recordar los momentos que más han marcado la personalidad de personaje interpretado por Sean Penn, que representa al hermano del fallecido y que debe encontrar su camino a pesar de las discrepancias de sus progenitores.

Cómo decíamos, a nosotros nos ha parecido que la pareja protagonista da mucho juego, ya que Jessica Chastain interpreta a una mujer creyente que se apoya en su fe para sobrellevar de la mejor manera su vida, llegando a pensar que la Gracia es el camino para alcanzar la felicidad porque de ese modo se lo habían transmitido en un colegio religioso. La protagonista nos muestra un modo de vivir que se sugiere en el siguiente monólogo: “El único modo de ser feliz es amando. Si no sabes amar tu vida, pasará como un destello. Sé bueno con los demás. Asómbrate. Te esperanza.”

Por otro lado, llama la atención la participación de Brad Pitt en un relato tan profundo que nos propone Terence Malick. El actor dijo lo siguiente a Fotogramas sobre el citado cineasta: “Terry es un hombre increíblemente humilde, no se sentiría cómodo con la etiqueta de maestro. Para mi estar con él es como ir a la iglesia. Algunos domingos la misa puede ser ligera, pero tarde o temprano todo desemboca en los grandes temas, las grandes preguntas y lo genial es que no te sientes sermoneado.”

En contraposición con lo positivo, habría que decir que la película no se rige por los cánones habituales o más clásicos porque utiliza un extraño modo de narración que irremediablemente nos fuerza a reflexionar sobre el mundo. Pensamos que carga la mano demasiado en la imagen sin palabras que lo convierte en un documental de la 2 más que en una película. El ritmo es intencionadamente lento. Se trata de una serie de datos que no podemos negar, puesto que el estilo narrativo no es complaciente, aunque ofrece momentos memorables de extraordinaria belleza.

Finalmente, El árbol de la vida (2011) intenta dar una respuesta sobre el modo en el que el ser humano creyente interpreta el dolor y el sufrimiento. También, el indudable valor axiológico de la película queda de manifiesto al mostrar el arrepentimiento y el perdón como elementos esenciales para que las personas encuentren la paz, un dato atribuible a la figura de Jesucristo como se refleja de modo permanente durante la proyección


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