'El asesino vive en el 21', de S. A. Steeman

Pasar un par de horas a la semana- y me quedo muy corta en el recuento horario- buscando libros olvidados tiene sus recompensas; la primera, el simple placer de deambular entre libros aunque sea virtualmente, y la segunda, y guinda del paseo, el hallazgo o hallazgos. Encontrar ese libro descatalogado o dar por casualidad con ese título cuya búsqueda ya se había dado por imposible, o descubrir a ese autor/a del que nada se ha leído- un completo desconocido, o casi, para el público actual pero que esconde entre sus obras alguna obra meritoria o incluso alguna joyita- se convierte en uno de esos pequeños placeres de la vida, placer que llega a su clímax con la lectura posterior. 
Stanislas-André Steeman (1908-1970) ha sido el último descubrimiento y, por la escasez de reseñas de sus obras, no parece que sea servidora la única que desconocía su existencia. El tomo II de sus Novelas escogidas, publicado por la editorial Aguilar en 1962 en su colección El lince astuto, ya está en casa y el disfrute ha comenzado. La que acerco hoy es la reseña del primero de los títulos de este tomo y que he adquirido precisamente por contar con esta novela, la primera del autor y la que le lanzó a la fama. 
El asesino vive en el 21 fue publicada en 1939 y supuso para este autor belga el inicio de sus éxitos, que se mantendría durante años convirtiéndolo en uno de los escritores best-sellers de la época. De hecho, muchas de sus novelas, como el caso de El asesino vive en el 21, fueron adaptadas a la gran pantalla con mayor o menor éxito.

La novela se desarrolla entre la niebla y la oscuridad de las calles del Londres de los años 30 y la casa de huéspedes Victoria. Un asesino en serie está causando pánico en la ciudad y Scotland Yard se ve sin pistas para dar con el asesino. Solo conocen su modus operandi- un golpe certero- el móvil- el robo- y su nombre o apodo- Mr. Smith- pues siempre deja una carta de visita junto a la víctima. Sin embargo, en una de sus salidas el asesino comete un descuido y es visto- no reconocido pues la espesa niebla convierte en apenas una sombra- al entrar en el inmueble número 21 de Russell Square, una pensión, tras uno de sus crímenes. Comienza aquí la investigación. A través de los interrogatorios policiales y de la búsqueda de pistas conoceremos a la dueña de la pensión, la viuda Mrs Hobson, y a los diferentes inquilinos: desde el Mayor Fairchild, retirado tras su vida activa en la India; a Mr Collins, vendedor de radios a domicilio; Miss Holland, solterona amante de los gatos; el doctor Hyde- sin Mr. Jekyll en este caso-; Miss Pawter, joven publicista; Mr Andreyew, de origen ruso; el profesor Lalla-Poor, prestidigitador indio; el matrimonio compuesto por la dominante Mrs Crabtree y su callado y sumiso marido y Monsier Julie, antropólogo francés que llegará a la pensión poco después de iniciada la investigación.

Ahora queda por tanto desentrañar la identidad de Mr Smith, que no resultará fácil a pesar de los pocos habitantes de la pensión. Para ello Steeman nos ofrecerá ágiles diálogos entre los huéspedes- unos desconfían de otros a medida que va avanzando la historia y el verdadero culpable sigue sin ser detenido-, un elenco de agentes de Scotland Yard, con el superintendente Strickland a la cabeza, intentando cumplir su misión, a la prensa atacando la ineptitud de Scotland Yard para dar con el asesino que sigue sumando víctimas, suspense dosificado hasta el final, los frecuentes toques de humor que hacen la lectura, además de intrigante, divertida y simpática y, como guiño, el juego del autor interpelando al lector al que llega a dar no solo una sino dos oportunidades para descubrir por sí mismo a Mr Smith antes de llegar al inquietante y sorprendente final.
Leído casi de un tirón, El asesino vive en el 21 es un estupenda propuesta para quien desee una novela de las denominadas whodunnit, con una ambientación que recuerda los escenarios de Jack the Ripper- Londres con su niebla resulta siempre un magnífico recurso-, cierta sátira de la novela policial clásica y una estupenda resolución al enigma.

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