Revista Opinión

El asunto del ex ministro Soria: descaro y desfachatez corrupta

Publicado el 06 septiembre 2016 por Franky
Haber designado al ex ministro Soria para que ocupe un puesto en la dirección del Banco Mundial, a pesar de que tuvo que dimitir por mentir a los españoles y por comportamientos vinculados a la corrupción y el fraude fiscal, es un acto de desfachatez propio de corruptos y antidemócratas. Si, además, esa designación se produce poco después de que el PP firmara con Ciudadanos un pacto por la regeneración de la podrida España, el gesto se convierte en chulería explícita de un Mariano Rajoy que no merece gobernar por su desprecio a las normas y costumbres decentes de las democracias en el mundo. Si, encima, Rajoy miente ante las cámaras afirmando que la designación es fruto de un "concurso" propio de funcionarios, cuando la verdad es que la comisión que eligió al ex ministro está formada por altos cargos de su partido y de su gobierno, entonces tenemos, simplemente, al basurero político español en plena acción mentirosa, arbitraria y sucia. --- El asunto del ex ministro Soria: descaro y desfachatez corrupta El asunto Soria demuestra que el desinterés de Mariano Rajoy y del PP por regenerar España es tan escandaloso como comprensible, porque ni él ni su partido tendrían sitio en una España limpia y decente. Tanto el PP como el PSOE son partidos habituados a la corrupción, que mantienen sus filas unidas y disciplinadas no por compartir una ideología o unas metas, sino por el reparto entre los suyos de riqueza, privilegios y poder.

Esa designación invalida el pacto anti corrupción firmado con Ciudadanos y demuestra, de manera clara y fehaciente, que al PP de Rajoy no le interesa lo más mínimo la regeneración de la podrida España que ellos mismos han degenerado.

Algunos dicen que la designación de Soria en estos momentos, cuando la opinión pública, indignada por el fracaso de los políticos y su deslealtad con el pueblo español, al que conducen hacia unas terceras elecciones en un año, es una torpeza o un error, pero más bien parece una chuleria que revela la degradación de la política en general y de un partido en particular, ajeno ya a la democracia y a los valores.

Soria, cuando era ministro, no sólo evadió impuestos, sino que mintió. Aunque no haya sido condenado por la Justicia, en las democracias occidentales no es viable que un tipo como Soria, pillado en la mentira y obligado a dimitir, sea promocionado y premiado por un gobierno que, aunque no lo sea, se declara democrático.

Muchos sospechan que la noticia de la designación de Soria fue conscientemente publicada y exhibida con todo descaro y soberbia ante los españoles para demostrar que en España la derecha que comanda Rajoy puede hacer lo que quiere, cuando quiere y como quiere. Y para dejar claro, también, que el PP es el partido dominante y que, a pesar de esos errores y desafíos antidemocráticos, es y seguirá siendo el partido más votado.

La metedura de pata es tan brutal y encierra tanto desprecio a la democracia que varios barones de la derecha la han criticado amargamente. Hasta el mismo Feijóo cree que la propuesta de Soria para el Banco Mundial es "difícil de entender", mientras que Cristina Cifuentes critica la designación y Santamaría, sin entusiasmo, sólo dice que "respeta la ley". Hasta La Razón, el medio más incondicional del PP, también critica el nombramiento de Soria en el Banco Mundial

Son muchos los ciudadanos que sospechan que la arrogancia y la necesidad de premiar al miembro del partido que se ha mantenido fiel y en silencio sean las claves de este asunto desgraciado y vergonzante, todo un escándalo que tal vez, por su desfachatez insultante y antidemocrática, crezca y se convierta en una inmensa bola de nieve, en lugar de difuminarse con el tiempo y caer en el olvido, como esperan Rajoy y su partido.

Rajoy, que acaba de protagonizar otra barbaridad de cacique al calcularlo todo para que los españoles voten en sus terceras elecciones el mismo día de Navidad, se comporta con la altivez de los viejos amos de España, como miembro de esa vieja raza de señores que desde los tiempos de la Reconquista se sienten dueños del país, del Estado y de la vida y hacienda de sus "súbditos", a los que de vez en cuando tienen que humillar para demostrarles que no son "nada".

Como su paisano el general Franco, Rajoy es terco, de ego gigante, indolente con los asuntos públicos, autoritario y tan obsesionado con el poder que parece estar pegado con cola al sillón presidencial.

Muchos votantes del PP se sienten frustrados ante las actitudes y comportamientos de Rajoy y, a pesar de su fidelidad de hierro hacia el partido, no entienden y se sientes heridos ante el profundo deterioro de la imagen del PP ante la opinión pública y porque su partido está acercándose y quizás hasta superando la lamentable fama del PSOE como partido corrupto y practicante del mal gobierno y el abuso de poder.

Francisco Rubiales



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