‘el atlas de las nubes’: enredadas conexiones de los wachowski

 ”Estamos unidos a otros, en el pasado y en el presente”

Los hermanos Wachowski vuelven al ruedo con El Atlas de las Nubes (en inglés, Cloud Atlas), una película de ciencia ficción basada en la novela homónima del escritor David Mitchell. Estrenada en octubre del pasado año en Estados Unidos, la película narra seis historias entrelazadas en el tiempo. Andy y Lana Wachowski (creadores de la saga de Matrix) comparten la dirección con Tom Tykwer, director del corto Faubourg Saint-Denis en la película París je t’aime, de 2006. Entre los tres también escribieron y produjeron la película, que se grabó simultáneamente con dos equipos distintos.
Con una enorme producción que se palpa según van pasando los minutos, las historias se van construyendo y alimentando entre sí, por lo que están todas relacionadas. Por momentos, resulta complicado seguir la conexión intertemporal entre las enredadas tramas. A partir de esta relación nace una idea global que llena a la película de un contenido filosófico sobre la reencarnación y las conexiones duraderas del alma en el tiempo. Estos conceptos son utilizados para crear una revolución humana a una realidad siempre equivocada que está condenada al fracaso. El espectador, ante tanto caos visual y mental, puede a veces perder su atención aunque no su interés sobre esta quizá demasiado larga película.

Un largo elenco liderado por Tom Hanks y Halle Berry protagoniza las tramas, que permite a los actores encarnar diferentes personajes y exhibir su calidad de interpretación. Tom Hanks, que ejerce de médico, de escritor, de recepcionista entre otras cosas, puede estar satisfecho con sus diversas facetas. Completan el reparto actores como Hugo Waeving, Jim Broadbent, Hugh Grant, Susan Sarandon o Doona Bae, quien merece una cita aparte por ser capaz de cubrir de ternura la pantalla.

Los diversos tiempos en los que se desarrolla la historia permiten al espectador viajar al pasado y al futuro. De esta manera, los directores aprovechan la oportunidad para introducir paisajes, lugares y situaciones que visten las historias. En especial, las desarrolladas en el futuro cuentan con una puesta en escena que por momentos recuerda a Black Mirror. Una fotografía cuidada y a veces atractiva, sumada a un maquillaje logrado aunque a veces exagerado, hace que la cinta tenga una visualización muy atractiva, siempre y cuando la imaginación esté preparada para tantos cambios de realidades.