Revista Opinión

El barniz de las primarias

Publicado el 21 enero 2014 por Elrenidero @davidpravia

“Un partido concebido como simple oferta que se adapta a la demanda no es, ni mucho menos, un partido ideológico. [...] Se tratará de un partido vacuo, líquido, vaporoso, capaz de cambiar de criterio a la misma velocidad que cambia el sentido común de la sociedad” Alberto Garzón, diputado de Izquierda Unida

Las operaciones cosméticas no suelen ser buenas y dejar la política al laissez faire de la mercadotécnia acaba por devaluar los proyectos sometiéndolos a reglas tan absurdas como las del mercado. En este caso electoral.

Porque sí, el debate de las primarias que está apareciendo estos días en la prensa de forma recurrente no deja de ser una operación cosmética en la que están cayendo las formaciones, probablemente embullidos por la necesidad del PSOE de ofertar algo de cara a unas encuestas que evidencian una falta de rumbo. Como si del aviso de Circe se tratase, los de Rubalcaba parecen haberse tapado los oídos para evitar los cantos de las sirenas, conscientes como en la fábula de Ulises, de que escuchar las necesidades de la sociedad llevaría inexorablemente a que ésta los acabase devorando. Ante esta sinrazón de huída hacia adelante en su particular viaje desnortado, el PSOE cree que las primarias abiertas son la solución a su propia Odisea. El problema creen que son simplemente las caras.

Y es que el debate no es ese, y en el PSOE se equivocan si lo circunscriben a mercadotécnia y caras bonitas. El debate ahora es un debate político y se debe centrar en las cuestiones políticas, con especial importancia en la postura que cada uno va a tomar respecto a las políticas de austeridad que impone la Troika y al modelo de Unión Europea que se quiere postular, para empezar. El problema es que cuando no tienes alternativa o no te atreves a tenerla, acabas creyendo que eso no es lo importante y te ciegas, y te tapas cada vez más los oídos como Ulises creyendo que con no escuchar desaparece el problema social.

Desde luego lecciones de democracia interna se nos pueden dar muchas pero no puede ser el PSOE quien nos las de. De momento, en el caso asturiano, cuando la FSA someta a toda su afiliación vía referéndum cuál consideran que es la decisión a tomar en política de alianzas y pactos, nos podrán decir algo. Cuando el socialismo asturiano elabore sus listas electorales basándose en el criterio de sus afiliados y no solamente en cúpulas, que también digan algo.

Por supuesto que las primarias son un mecanismo totalmente respetable a la hora de elegir a compañeros para sus responsabilidades, pero tampoco son el fin el si mismo, sino un simple instrumento. Yo las defiendo e IU las defiende. El problema estriba precisamente en creer que hacerlas abiertas supone un salto cualitativo o el mero hecho de hacer las primarias es la finalidad. Desde luego no utilizaré el ejemplo que puso Cayo Lara sobre el empresario que paga a miles de ciudadanos para ganarlas, pondré simplemente el ejemplo del militante de base de Izquierda Unida.

En ese aspecto está precisamente la clave del asunto, en el militante. Y quizá ahí estribe también gran parte de la discrepancia y el por qué no se entiende el razonamiento de Cayo Lara. Un militante, ya sea de Izquierda Unida o en algunos casos también del PCE, es una persona con un compromiso muy elevado con la actividad política, que dedica decenas de horas semanalmente a trabajar para transformar la realidad de su entorno. Es una persona que discute, que se forma, que participa en el movimiento asociativo, sindical y, no menos importante, que abona su cuota en la medida de sus posibilidades.

¿Cómo le explicamos a ese militante que llegado el momento de elegir a las personas que van a encabezar su proyecto va a pesar lo mismo el voto de una persona ajena a la organización que el suyo que va acompañado de cientos de horas de trabajo y esfuerzo? Pues desde luego, en partidos como el PSOE donde ser militante significa en la mayoría de los casos estar al día de la cuota, sería fácil explicarlo, pero no en nuestro caso.

Respeto absoluto a los mecanismos que cada cual escoja para regir su funcionamiento, pero desde luego no acepto críticas de quienes bajo un barniz de democratización interna siguen perpetuando un funcionamiento burocratizado. Que no vendan como algo abierto algo que requiere 11.000 avales para presentarse lo que bonifica solo a los candidatos oficiales, a los reconocidos, dificultando que el acceso al proceso sea equitativo para militantes anónimos. Y lo que es más importante, no caigamos en discutir cómo elegir las caras para evitar discutir sobre lo que se propone, porque entonces estaremos cayendo en el juego de quienes ven la política como un fin para ellos mismos y no como un medio para transformar la sociedad. Discutamos el proyecto, ya habrá tiempo para escoger las caras.


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