Revista Cocina

El bebercio viejuno en Nocheídem: feliz año

Por Biscayenne
De las comilonas y cuchipandas navideñas, seguramente Nochevieja sea la más viejuna. Y no sólo por su nombre, que lleva el viejunismo intrínseco, pobre. Nochebuena y Navidad son fiestas más entrañables y sensibleras, mientras que Nochevieja es el paraíso de la horteridad. Con su ropa interior roja, sus uvas peladas-despepitadas y vestidos de lentejuelas por doquier, es la noche del brilli brilli por antonomasia. Y la de las cogorzas malas.
Puede que se te ocurra salir de fiesta y te pases la madrugada en un bar atestado de lentejueleros bailando Raffaella Carra. En ese caso es tan difícil acercarte a la barra para pedir, que te conformas con lo primero que te ofrecen y acabas derrotado a cosas raras como vodkatonics o ponche con cola. La otra opción es quedarte en casa con tu familia mientras ellos ven la sempiterna gala de Nocheviejuna, tu cuñado cuñadea y tú intentas evadirte a base de alcohol.
Es pues una tarea básica aprovisionarse hoy de copas que no se rompan con la mirada, hielos, bebida y paciencia. Ya sabemos que mañana casi nadie querrá probar el cordero y tú tendrás sudores fríos ocasionados por una resaca infernal, así que qué más da.
Como prueba de la tradición alcoholizante de Nochevieja (y ya que no he hecho ninguna lista aburridísima de lo mejor/peor de 2014), alegrémonos la última mañana del año viendo anuncios casposos de bebidas viejunas. En aquellos años también se pimplaban a lo grande.

Sin duda mi bebida viejuna preferida es la sidra El Gaitero. Sigue dando guerra y es la preferida por las abuelas, que siempre dicen que se sube mucho a la cabeza. "Échame poca, que tiene muchas burbujas". En sus tiempos era lo más y cuando no había regulación de denominaciones ni zarandajas la podían anunciar como sidra champagne, que sonaba muy sofisticado.
Vemos que entonces el menú navideño era a base de entremeses, cardo, besugo al horno, pavo y mucha sidra.

"Siempre oportuna en los momentos gratos", la sidra El Gaitero tiene una colección impagable de anuncios viejunos en su canal de Youtube.  Mención especial merece el de la señora rubia a lo ángel de Charlie, el de la guardia de tráfico ligona y el de la "mujer peligrosa que caía estremecida de ilusión en mis brazos".

Seguimos con el cava: "en las fiestas más hermosas del año, Codorníu pone música y sabor en su mesa". Lo de los niños cantores atrapados en la copa da cosica, pero bueno, era 1973 y los efectos especiales eran así.


Codorníu también brindaba "por los apasionantes años 70", con musicota psicotrópica y gente moderna que se movía como en una pesadilla epiléptica. Yo siempre he querido bailar así, con movimientos asincopados a lo Massiel. En 1975 ya hicieron anuncio en color, con un señor bastante grimoso que sirve cava a una pelirroja encantada de conocerse.
Llegamos a los años 80, cuando yo ya estaba en el mundo. Entonces comenzó la moda de los anuncios de Freixenet llenos de señoritas vestidas de lamé dorado, con famosos internacionales venidos a menos acompañados por estrellas patrias que les deletreaban el "felises fieshhtas". Nada mejor que Norma Duval cantando en francés para alegrarnos el día.

La fantástica imaginación de los publicistas de Freixenet para alterar las retinas no acaba aquí: podríamos ver la extraña pareja de Shirley Mclaine + Miguel Bosé de 1983,  a Gene Kelly con cara de moñeco en 1981, a Plácido Domingo con un horrible esmoquin blanco en 1984. En los 90 la musa Duval volvería para ponerle ojitos al galán hortera por antonomasia, Don Johnson. Argh.

En 1992 también nos encontramos con el anuncio de Rondel. Oro y verde: antes de darle al play pensad porque seguro que ya os ha venido la canción a la mente. "Rondel es joven es alegre, es como túuuuuuuu..." Maldición.

Dejémonos de sofisticaciones carbónicas y vayamos a la tradición. Hay quien piensa que el brandy, cognac o coñá es de señores que fuamn en pipa o juegan al tute, pero a mí me pirria. Una de sus marcas míticas, Veterano, también tuvo un anuncio especial Navidades.

El anís, la cazalla y similares son deliciosamente viejunos, y no sé si quedarán muchas familias en las que alguien, notablemente bebido, rasque la botella con una cuchara para cantar "Pero miran cómo beben los peces el el río". Qué gran pérdida.

Desconozco si el anís Machaquito de Rute, "fama que no se discute" se sigue comercializando. Pero el anuncio es lo más, aunque no sea navideño.

La mezcla que sugieren de anís con cola no la he probado nunca, pero hoy sería una buena noche para hacerlo. Nocheviejuna es el ámbito ideal para sacar esas botellas del fondo del aparador y hacer mezclas imposibles. De repente aparece el Limoncello que te regaló un primo que estuvo de luna de miel en Italia, sospechosamente caducado, o el Frangelico que lleva añejándose varias décadas en un armario. ¡Qué más da! Lo importante es pillarse una buena torrija con lo que tengas a mano.
En nuestro recorrido por el viejunismo gastronómico habrá tiempo para homenajear a los combinados más rancios, como el sol y sombra o la leche de pantera.  Recordad que el Premio Nacional de Cocina Viejuna sigue hasta el 11 de enero y que podéis participar con cualquier horror gastronómico que perpetréis en estas fiestas, incluyendo las bebidas. 
El bebercio viejuno en Nocheídem: feliz año
Para culminar este venturoso año 2014 en el que algunas cosas me han salido bien y muchas otras fatal, os reto a poner este vídeo para el guateque de esta noche. Casi tres horas de música yeyé de la gala de Nochevieja de Tve en 1967, y dejaos de Bisbal, coño.

Que tengáis el mejor de los años posibles.
El bebercio viejuno en Nocheídem: feliz año

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