Revista Ciencia

El blanco en el ojo humano II

Publicado el 16 abril 2013 por Jocoma

El blanco en el ojo humano II 22-11-2012. El porqué del blanco en el ojo humano
Desde que hice esta reflexión en el blog hace algo más de cuatro meses, que he tenido la sensación de que algo se me escapó; es como si no hubiera ido al fondo de la cuestión y desde entonces que he venido observando, reflexionando y preguntando a expertos. Estaba buscando una diferencia rotunda entre humanos y animales. Entonces enfoqué este asunto tratando de averiguar porqué el Ser Humano tiene esclerótica, en referencia al blanco del ojo, pero he tenido la impresión de que quizás no estuvo bien planteado. Puede que el planteamiento más correcto sea preguntarnos porqué el iris del humano es más pequeño que el de los animales. ¿Sería esto lo que hace que la esclerótica en los animales no sea tan visible? Ya entonces explicamos ese fenómeno en el humano diciendo que seleccionamos la mirada; que el movimiento del iris nos avisa de dirección e intenciones. Es posible que en algún momento también hubiera una selección en este sentido, pero creo que la clave se encuentra yendo más atrás en el tiempo, donde el hombre, al cobijarse durante la noche y al sentirse relativamente seguro y dormir, no necesitaba en esa oscuridad disponer de un iris grande que permitiera una pupila más abierta como los animales que estaban a la intemperie y debían protegerse contra amenazas nocturnas. El blanco en el ojo humano II Esta proposición puede que se desmorone al pensar en los animales que se refugian en madrigueras, aunque estos tendrían tendencia a ser nocturnos y justificaría el iris grande, pero también los hay de diurnos que duermen en madrigueras. Como con todas las cosas, creo que debe haber un montón de excepciones y solapamientos. Aunque es evidente que el blanco de la esclerótica es más grande (más visible) en el ser humano, no es menos cierto que hay animales en los que también se ve aunque en menor proporción que en las personas. El blanco en el ojo humano II Lo bien cierto es que podemos “descubrir” que hay una relación directa entre el tamaño del iris y la parte visible de la esclerótica. Se nos dice que ésta es siempre blanca y que si en algunos casos aparece de otro color es por la mayor o menor transparencia de una membrana que la separa de un fondo de color distinto. Todos los globos oculares situados en cámara tienen una esclerótica blanca que apenas es perceptible desde el exterior, esto podría ser debido al enorme tamaño del iris que hace innecesario el movimiento del ojo y es suplido por el giro de la cabeza, lo que no ocurre en nosotros. A pesar de ello, tenemos a grandes mamíferos como elefantes, delfines y ballenas, por ejemplo, que por no tener quizás movilidad en la cabeza, tienen visible algo de blanco. Lo que en los humanos es espectacular y único. El blanco en el ojo humano II A pesar de que alguien, en un momento dado me comentó que es el iris quien se dilata o contrae arrastrando consigo a la pupila en razón de la cantidad de luz que necesita entrar en el ojo, lo bien cierto es que es la pupila la que según el territorio del que disponga en el iris podrá dilatarse más o menos con este límite, tal y como se puede ver en esta imagen y que nos confirman algunos ojos de animales con pupila vertical y que nos indican que es esta quien se abre o cierra sin que el iris aumente o disminuya de tamaño. No es cuestión por tanto de que la esclerótica sea más visible debido al tamaño y proporciones del propio globo ocular, los párpados y el marco óseo, si no que se trataría de que el iris humano es más pequeño que el del resto de los animales, lo que deja a la vista mayor proporción de esclera. Esto se explicaría, tal y como hemos venido reflexionando, por la no necesidad de dilatar la pupila en la oscuridad tanto como los animales, por la capacidad de direccionado de los ojos sin necesidad de mover la cabeza, y por la consiguiente selección natural ante estas aptitudes, que hicieron posible una mejor colaboración y comunicación social entre nuestros ancestros cavernarios que escogieron para reproducirse a quienes se comunicaban mejor. El blanco en el ojo humano II La cuestión de la proporción del iris respecto del globo ocular podría quedar zanjada definitivamente llevando a cabo mediciones directas. De todo esto podemos concluir que evidentemente la parte visible de la esclerótica es enorme en el ser humano, pero que ni tan siquiera esto nos hace únicos; hay animales a los que les pasa lo mismo aunque en menor proporción, como ocurre con la inteligencia, por ejemplo. Y ya que hablamos de esta, y vemos que algunos animales que hemos citado también tienen un buen grado de ella, cabría preguntarnos si hay alguna relación entre el nivel de inteligencia y el porcentaje de esclera visible. Pero esto lo vamos a dejar estar para mejor ocasión. El blanco en el ojo humano IILo bien cierto es que no hay nada especial en nuestro cuerpo que nos diferencie claramente de los animales, no poseemos nada exclusivo que no tengan ellos. Ni siquiera esto nos hace diferentes de los animales, una buena lección de humildad. En definitiva que se trata de una cuestión de grado en cualquier comparativa. Incluso la misma inteligencia que hemos citado antes o los sentimientos, están en los animales. Cualquier cosa que podamos tener nosotros en nuestro cuerpo lo tienen ellos en mayor o menor grado, como no podría ser de otra manera ya que hemos sido generados por este planeta que a través de sus cambios ha ido seleccionando a los más aptos para sobrevivir en él, creando de esta forma el milagro de la vida y el enorme hito que ha logrado alcanzar la Humanidad. El blanco en el ojo humano II Seguiremos observando y reflexionando para comprender. Y esperamos que este mecanismo nos lleve a un estrato más alto en nuestro destino que probablemente sea este: La realización de los seres humanos individuales y por lo tanto la realización de la especie. Caña a la ignorancia que dificulta la comprensión. Completa tu información: Ocularis La visión en los animales (III): el iris Dales Caña. Artículos relacionados: 05-04-2012 Mirada que aprueba, mirada que reprueba, mirada que ama

Joan-Llorenç [email protected]

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