Revista Belleza

El bote rojo de mi abuela y toda una vida de bonitos recuerdos

Por Cosmetik.es @CosmetikBlog

Si cierro los ojos lo veo, allí, delante del espejo, con su rojo brillante y ese aspecto antiguo.

Si cierro los ojos ahora mismo lo veo.

Cada vez que entraba en el baño de mi abuela lo cogía y me encantaba, era un bote de perfume sólido que tuvo durante años y años en aquel baño, se lo había regalado mi madre.

Ella nunca fue de ponerse muchas cremas ni maquillajes, pero su perfume de Rochas y ese bote rojo siempre estaban allí.

La gustaba, eso sí, salir con sus labios rojos hasta hace bien poco. Y las uñas, la encantaba llevar las uñas pintadas, se las pinté muchas veces, mi madre se las pintó muchas veces.

Eran anchas, duras, fuertes... como ella.

El bote rojo de mi abuela y toda una vida de bonitos recuerdos

Cuando yo empecé con el blog y me comenzaron a llegar productos, la regalaba muchas cosas.

Poco a poco fuimos viendo que las cremas duraban meses, no se acordaba de ponérselas decía.

Ahora, los labiales rojos y los perfumes la duraban un suspiro.

Recuerdo que cuando la daba perfumes intensos siempre la decía... ¨Abuela, unas gotas solo que es muy intenso¨.

Pero daba igual, al poco tiempo ya no le quedaba ni una gota, así que empecé a regalarle aguas de colonia o perfumes frescos, más que nada porque me imaginaba a sus pobres compañeros de cartas con la pituitaria apestada por el perfume intenso de mi abuela aplicado en cantidades industriales.

He pedido a mi madre que me guarde ese bote rojo, ahora estará en mi casa y lo pondré en un sitio visible, para tener un recuerdo suyo cerca.

Estos días me vienen a la mente cientos y cientos de ellos.

Aquellos en los que me daba los 20 euros con esa táctica disimulada del que pasa sustancias ilegales.

Aquel día en el que me caí de la bici y encima me sacudió por desobediente y me cortó al ponerme una gasa.

Cuando nos hacia las mejores natillas del mundo, con esas montañas de clara que eran divinas.

Esa sopa de estrellitas que no tenía ningún tipo de elaboración y era tan deliciosa.

Lo mal que hacía los filetes, pero mal, mal, mal.

Su afición por comprarse ropa en el rastro y las broncas que le echaba mi madre.

Sus ¨dejará¨, ¨no cojas a los gatos que no medran¨ sus ¨deja la chupeta niño¨ o sus ¨ya te dura años este perrito¨.

La echaré de menos a ella porque era especial, no era la más cariñosa ni se deshacía en abrazos y besos, pero ella a su manera sabía querer y sabía también hacerse querer.

El bote rojo de mi abuela y toda una vida de bonitos recuerdos

Yo la quería mucho.

Ahora ya solo quedan recuerdos de tantos momentos vividos con esas personas tan maravillosas que son los abuelos.
He tenido la inmensa fortuna de disfrutar de ellos muchos, muchos años, pero todo lo bueno tiene un lado malo.

Y es que después de tantos años, han marcado tanto tu vida, que decirles adiós es muy duro.

Ella, la última, estará con sus 500ml de perfume intenso apestando al personal, mientras desde aquí la lloramos y nos adaptamos a vivir sin ella.

Larga vida a todos nuestros abuelos.


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