Revista Cultura y Ocio

El Botón de Nácar

Publicado el 30 noviembre 2015 por Revista Pluma Roja @R_PlumaRoja

A estas alturas hablar de Patricio Guzmán, no es sino hablar de una de las mentes más brillantes, lúcidas e importantes de la escena documental chilena y latinoamericana. También, por qué no decirlo, es palpar la sabiduría y fortaleza encarnada de un viejo roble en las manos, corazón y mente de un hombre cuyas raíces se hunden en lo profundo de la tierra para extraer sus secretos y luego lanzarlos al universo desde sus ramas, hojas y copa; para declarar la verdad y luchar por la memoria; para bañarnos con su sabiduría. Patricio Guzmán es un grande entre los grandes y dado que acaba de estrenar en estas australes tierras su más reciente documental, aprovechamos la oportunidad para comentarlo y humildemente difundirlo.

EL DOCUMENTAL
Hace poco se estrenó finalmente en Chile el más reciente documental de Patricio Guzmán, El botón de nacar. Y bien digo finalmente, pues luego de un largo periplo por varias salas de Europa durante los últimos meses, y de haber recibido la más alta distinción en el Festival Internacional de Cine de Berlín, el premio Oso de Plata por mejor guión, finalmente la película recaló en cines chilenos. (No todos obviamente. Las multinacionales del cine prefieren mil veces más hacer rotar en las carteleras una y otra vez bazofias del tipo hollywoodense de moda, antes que cine documental).
Pues bien, el documental, si es que ese es el nombre que se le debe dar (yo opino que es muchísimo más que eso. Ya lo explicaré) aborda nuevamente como eje central el rescate de la memoria y esa hermosa relación que existe con el agua: el agua como elemento vital, el agua como elemento de registro, el agua como testigo de crímenes. Para ello, el documentalista une cabos entre la “desconocida” -por no decir: ocultada o escondida- historia de los pueblos originarios del extremo sur del continente americano; pueblos navegantes que por milenios fueron los amos y señores de las islas de la Patagonia y que supieron convivir en perfecto equilibrio con la naturaleza, las estrellas y el agua, hasta que la “civilización” los aniquiló. Y el también aniquilado pueblo chileno en los tiempos de la dictadura; pueblo que soñó en grande proyectos revolucionaros en los años 70 para luego terminar muriendo inmerso en una pesadilla militar, en la cual, el mar se convirtió en mudo testigo y tumba de muchos de ellos. El resultado de este viaje por el agua nos da como resultado el caminar a los lugares remotos y ocultos de la memoria nacional, invitándonos a la reflexión. Todo esto magistralmente narrado por su director y la excelente fotografía expuesta.

AVISO PARA NAVEGANTES
Ahora bien, para el iniciado en el trabajo documental de Patricio Guzmán, esto podría resultar ser tan solo otro documental más entre otros miles que hablan de pueblos arrasados por la civilización, el hombre blanco y sus pestes, la dictadura y los genocidios. Sin embargo, no es eso lo que hace de este nuevo trabajo un viaje que debe ser llevado a cabo no solo por todo aquel que guste del cine documental, sino que por todo aquel que se aprecie de humanista. Lo que hace que este trabajo este por lejos más allá del concepto o etiqueta de documental, es la magia de las palabras de su director, la composición de las imágenes, de los sonidos, de las miradas, de las reflexiones. No es un documental que te inunde de información, al contrario, te permite reflexionar mientras lo ves o escuchas el canto del agua. Es una obra de arte en todo su esplendor. Es poesía pura; cruda por momentos y conmovedora en otros. Una obra que no deja indiferente.

UN GUERRERO DE LA MEMORIA

Las armas de Patrio Guzmán contra la memoria obstinada han sido siempre su lente, la historia y las voces de los vencidos mas no abatidos. En esta oportunidad nuevamente se sienta al lado de la fogata y nos traspasa historias como el viejo sabio de la tribu, para que seamos sabios, para que sepamos quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde queremos ir.

El rol de maestro de las nuevas generaciones, de eslabón entre la verdad y la mentira, de abuelo de la justicia, aunque él no lo acepte, por humildad, cada vez le queda mejor, y en esta oportunidad, su Botón de Nácar, es una muestra clara de ello.

Por Pablo Mirlo

pablomirlo.wordpress.com


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