El cambio en los jóvenes de hoy (i)

nov
27
2014 Coaching // Emprendedor // Management & Comunicación // Miguel Benavent de B.

EL CAMBIO EN LOS JÓVENES DE HOY (I)

Escrito por Miguel Benavent de B.   Sin comentarios

A menudo colaboro ayudando a crear y organizar proyectos de emprendedores, tanto lucrativos como de voluntariado. Suelen ser iniciativas de jóvenes -o no tanto, pero sí de espíritu- para poner en marcha temas interesantes con impacto social y/o económico. Reconozco que me gusta observar el entusiasmo de ciertos jóvenes emprendedores y la energía que ponen en ello. A diferencia de nosotros los mayores, lo hacen con total desapego y sin vanidad por figurar como los fundadores. Se concentran en su creación y en hallar los procedimientos y la estructura más eficaz, pues muchos lo hacen en su tiempo libre y como complemento de su actividad laboral principal.

En una primera reunión siempre les pregunto por qué desean poner en marcha su iniciativa, qué motivo les lleva a hacer algo que no tiene ni garantía de éxito y que solo les robará tiempo de su ocio y mucha energía. No suelen apelar a razones como que desean cambiar este mundo ni mejorarlo. Dan por supuesto que no les gusta lo que hoy existe y que todo se puede mejorar. Yo les entiendo, pues creé mi primera empresa a los 17 años y, aunque lo hice para poder tener independencia económica, en mi fuero interior yacía el interés por mejorar como persona y como profesional, además de querer mejorar lo existente. Entonces tal vez no éramos tan  conscientes de querer cambiar un mundo que se nos antojaba suficiente bien como estaba o, simplemente, no nos habíamos planteado nuestro protagonismo y responsabilidad en ello. Supongo que pensábamos que eran nuestros mayores quienes tenían el deber de arreglarnos el caótico mundo que habitábamos…

Yo, entonces, como muchos de estos jóvenes ahora, era una persona inquieta por arreglar el mundo, aunque mi caso personal lo juzgaba como especial o peculiar, en una sociedad opulenta y confortable, al menos para nosotros los que vivíamos en un país aparentemente próspero, con una cierta calidad de vida. Aún así colaboré en organizaciones sin ánimo de lucro y otras juveniles (Jaycees International, entre otras), por ejemplo, organizando campañas de educación sobre el entonces incipiente mundo de las drogas u otros temas de solidaridad humanitaria, en países en vías de desarrollo, como antes nos gustaba eufemísticamente denominar a países con miseria y donde la dignidad de las personas y sus derechos no existían. Fueron intensos años de mucho aprendizaje y esfuerzo, sin más ánimo que sentirme útil ante la injusticia o la pobreza, aparte de desarrollarme como persona y como futuro profesional. Tal vez por eso aún hoy y a mi edad aún colaboro como voluntario en organizaciones como Ted o BLE, orientadas a los jóvenes, promoviendo el dialogo, el cambio o la proyección de los jóvenes emprendedores para demostrar que no solo hay “ni-ni’s”, aunque algunos salgan por TV.

Seguirá…