El método milagroso, eso es lo que la mayoría de gente espera encontrar en un libro o en un curso de Productividad (o Gestión del tiempo). Cuando haces este paso ya sabes que algo falla y que hay cosas que pueden mejorarse, pero solo se trata de una concienciación incipiente. Como si de un iceberg se tratara, solo se visualiza una pequeña parte de todo lo que significa ser productivo. La diagnosis es incompleta, y nos parece que el único problema es que no sabemos organizar correctamente nuestra agenda.
Así pues, en primer lugar, debe lograrse una concienciación total sobre lo que conlleva ‘querer’ ser productivo. La perspectiva debe ampliarse y profundizarse, preguntarse cuáles son las causas de nuestra baja efectividad y también las implicaciones del cambio. Si no estás dispuesto a asumir la totalidad de las causas (evita autoengañarte; ¡cuestiónate!) y también de los cambios; ya puedes leer el libro o ir al curso, pero será muy difícil que alcances una mejora real.
Llevar a cabo correctamente este proceso de concienciación es lo que te impulsará hacia la acción y garantizará el mantenimiento de esta durante los primeros meses, hasta que empieces a notar los resultados.
Hacer listas no va a solucionar tus problemas productivos, y mucho menos si no entiendes el porqué de las cosas. Solo al final de un proceso de concienciación y conocimiento, deben aparecer los métodos. Y encontrar uno que te funcione tampoco es fácil, y luego engrasarlo, para que fluya de acuerdo con nuestro estilo de vida, tampoco es cuestión de unos pocos días.
Con todo eso no quiero ni asustar ni impedir que empecéis esta apasionante aventura. Sino que quiero ayudar a que empecéis bien, porqué ya he visto mucha gente abandonar al poco tiempo. Conocer y entender es básico para empezar a ser productivo.
Empezar no significa buscar una metodología, empezar significa tomar conciencia.
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