Revista Cómics

El camino a las Secret Wars

Publicado el 17 agosto 2015 por Celesj

Este mes de Septiembre al fin llega a las tiendas españolas el primer número de Secret Wars, el evento destinado a poner patas arriba el universo marvelita tal y como lo conocemos (y oye, parece que esta vez y sin que sirva de precedente, así será).

Por más que en Marvel hayan estudiado la forma de que uno se pueda subir a tan importante acontecimiento sobre la marcha, lo cierto es que la historia lleva cocinándose a fuego lento desde hace años y a lo largo de un puñado nada desdeñable de tebeos. Así pues, sirva este artículo para contextualizar las Secret Wars e intentar explicar cómo se ha llegado a este punto.

Aviso: a pesar de que la idea es hacerlo lo más libre de spoilers posible, la naturaleza de este artículo hace que resulte imposible no revelar algún detalle importante de las tramas aquí repasadas. Aún así, he intentado minimizar los destripes al máximo para que el lector que se interese por estos cómics pueda disfrutar y sorprenderse con su lectura.

El camino a las Secret Wars

Pequeños antecedentes: de la pizarra de Bendis a Marvel Now!

Aunque probablemente Secret Wars ni siquiera era un proyecto por aquel entonces, la dinámica que ha llevado la actualidad marvelita hasta ahora revela el primer arco de Los Vengadores de Bendis tras Asedio como parte fundamental en el juego. En dicha historia, recogida recientemente en el Marvel Deluxe Los Vengadores 1: La Edad Heroica, un viaje de aquellos reformados Vengadores a un futuro alternativo nos mostraba a un Tony Stark envejecido frente a una pizarra que daría mucho que hablar en años venideros.

En ella se presentaba una relación de acontecimientos que aún estaban por ser contados, y que conducían irremediablemente a una guerra con Ultrón, némesis por excelencia del grupo, y a un destino incierto para el Universo Marvel en el que cualquier cosa era posible.

El camino a las Secret Wars

Muchos nos tomamos esa imagen como lo que en realidad era, un teaser cuasipromocional de lo que nos mostrarían los tebeos de la editorial en los siguientes años, y centramos nuestra atención en esa confrontación con Ultrón sin darnos cuenta de que precisamente ese futuro de infinitas posibilidades acabaría siendo lo más interesante de la lista.

Poco a poco la práctica totalidad de acontecimientos mencionados en la pizarra irían materializándose, y así se llegaría a un punto clave para todo lo que vendría después. La Era de Ultrón, fantasía distópica en la que el robot homicida ha ganado la batalla a los héroes y ha instaurado su reinado de terror, jugaba con la tan socorrida premisa del “¿y si se pudiera viajar al pasado para matar a Hitler de niño?”. La Era de Ultrón, más allá de su condición de relato apocalíptico, es una historia de viajes en el tiempo y malas decisiones que conllevarían consecuencias funestas para la continuidad marvelita: al final, tanto trastear con el tiempo terminaría por rasgar el tejido de la realidad, pequeñas roturas que se mostrarían en el epílogo de la historia, con Ángela (personaje hasta entonces circunscrito al Spawn de Todd McFarlane) apareciendo en el Universo Marvel o Galactus presentándose en el Universo Ultimate.

En el Universo Ultimate, precisamente, es donde Jonathan Hickman y Esad Ribic (el equipo detrás de Secret Wars) comenzarían a dar forma a su macrohistoria, prácticamente sin hacer ruido y ajenos a lo que Bendis estaba contando en la Marvel tradicional. Sería en Los Ultimates, colección a la que llegaron para revitalizar una parcela marvelita que había vivido tiempos mejores y en la que finalmente permanecerían apenas una docena de vigorosos números (recopilados por Panini en los tomos del Coleccionable Ultimate La República Está Ardiendo y Dos Ciudades, Dos Mundos en los que centrarían sus esfuerzos en dar forma y profundidad a El Creador, versión Ultimate de uno de los héroes más longevos y emblemáticos de Marvel y convertido aquí en amenaza absoluta a escala universal. Inesperadamente, este personaje cobrará mucha importancia de cara a Secret Wars.

Con la llegada de Marvel Now!, bandera editorial que agrupaba la gran mayoría de cabeceras marvelitas tras el crossover Vengadores vs La Patrulla-X, llegaría un cambio de sillas en el que casi todos los equipos creativos que hasta ahora venían escribiendo las diferentes series cambiaban de colección y comenzaban nuevas etapas. Sería precisamente en estas nuevas series donde quedaría patente que el final de La Era de Ultrón era tremendamente relevante, con viajes temporales e interdimensionales como denominador común y la sensación de que algo estaba estropeado y veríamos las consecuencias de ello: así, en Imposibles Vengadores el guionista Rick Remender nos narraría una aventura con futuro distópico incluido que no parecía encajar con lo que se venía contando en el resto de colecciones, en Spiderman veríamos a Miguel O´Hara (el hombre-araña del 2099 que tendría su propia cabecera en los 90) llegar a nuestra realidad, Ángela se incorporaría al elenco de Guardianes de la Galaxia y Bendis nos relataría en La Nueva Patrulla-X la llegada de los Hombres-X originales y adelescentes (sí, Jean Grey incluida) a un presente en el que Scott Summers, Cíclope, ha dejado a los mutantes en una posición delicada.

Todo esto, sin embargo, palidece ante lo que veriamos en Los Vengadores.

Los Vengadores de Hickman: el fin de todo.

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Una de las consecuencias que acarrearía el cambio de escritores en Marvel Now! fue la despedida de Brian Bendis de la franquicia vengadora, ocho años que sirvieron para colocar a Los Vengadores en una posición inédita como cabecera principal de la editoria. Toda la controversia sembrada por el de Cleveland a lo largo de estos años generó una gran expectación acerca de su sustituto, y la responsabilidad cayó sobre los hombros de un Hickman que, aparte de su periplo en el Universo Ultimate, venía de marcarse dos estupendas etapas en Guerreros Secretos primero y Los 4 Fantásticos después. En esos trabajos dejaría clara su predilección por las historias ambiciosas y escrupulosamente planificadas, y este sello personal quedaría patente en los más de ochenta números que emplearía para contar una macrohistoria que bebe más de la ciencia-ficción pura que del género de superhéroes.

Desde el comienzo, Hickman establecería la suya como una etapa de dualidades, personificando esto en Steve Rogers y Tony Stark (vida y muerte, diría en el primer número de Los Vengadores), pero sobremanera en cómo las dos cabeceras principales de las que se haría cargo simbolizan la (tan inherente al género de supers) esperanza de salvar el día por un lado y la desesperación de saber que el fin es inevitable por otro.

Los Vengadores,  con una alineación que tocaba todos los palos (los personajes que protagonizaron la película homónima, algunos miembros reservistas deudores de etapas setenteras y ochenteras, figuras clave del largo periplo de Bendis, secundarios sacados de las entrañas del Universo Marvel e incluso algunos nuevos integrantes creados expresamente para la ocasión) arrancaría homenajeando aquella Segunda Génesis que daría el pistoletazo de salida a La Patrulla-X de Claremont, palabras mayores. En ese primer arco, personajes de nuevo cuño como Ex-Nihilo, Abismo y Aleph terraformarían Marte y enviarían a La Tierra varias bombas de origen con el propósito de forzar la evolución del planeta. Así, el destino de estos artefactos sería clave en el devenir de la colección durante sus primeros compases. Ideas ambiciosas, pequeños arcos y algunos números de transición para hacer avanzar una historia en la que, entre otras cosas, se reintroduciría en Marvel el Nuevo Universo que creara Jim Shooter en los ochenta o se recurriría a IMA como amenaza secundaria permanente.

Por su parte, Los Nuevos Vengadores recuperaría el concepto de los Illuminati que creara Bendis en su momento. El descubrimiento por parte de Pantera Negra de una anomalía a causa de la cual diferentes realidades paralelas eran forzadas a ocupar un mismo plano de la existencia con la resulta de la destrucción de ambas, conduciría al antiguo rey de Wakanda a reunir a su pesar a sus antiguos aliados en las sombras para intentar detener estas incursiones en primera instancia y, finalmente, evitar la desaparición de nuestro mundo destruyendo el que viniese a amenazar su existencia.

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Aquí las claves serían la relación entre unos personajes obligados a tomar decisiones difíciles y el tono pesimista derivado de la presión de intentar salvar algo que cada vez es más difícil de salvar. Sería también en estos primeros números donde se ahondaría en la rivalidad entre Pantera Negra y Namor desde Vengadores vs La Patrulla-X, se introduciría al Doctor Muerte en la ecuación (una de las incursiones se produce en la mismísima Latveria) o se mencionaría por primera vez a Rabum Alal, el Gran Destructor causante de la amenaza contra todo lo que existe.

Ambas colecciones transcurrirían en paralelo sin conexión aparente hasta Infinito, que narraría el ataque a La Tierra de los Constructores, introducidos en el primer número de Los Vengadores, para con su destrucción evitar la destrucción de todo el Universo. Con unos Vengadores erigiendose en primera fuerza de una coalición de planetas, el evento serviría también para devolver a la actualidad marvelita a Thanos, que aprovecha el conflicto en el espacio para buscar en La Tierra a su vástago perdido.

Con unas consecuencias que repercutirían en el Universo Marvel durante los años siguientes (es aquí donde la Bomba Terrígena crearía una nueva hornada de Inhumanos), lo autocontenido y bien llevado de Infinito lo convierten, en opinión del que escribe esto, en uno de los mejores eventos recientes de la editorial.

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Tras Infinito, el segundo acto de la etapa traería una nueva colección, Vengadores Mundiales. De la mano de Nick Spencer, autor de una excitante etapa en Vengadores Secretos, la nueva serie se nutriría de integrantes de La Máquina Vengadora de Hickman que no disponen de suficiente espacio en la serie principal.

En Los Vengadores, la acción vendría marcada por el descubrimiento por parte del Capitán América de la trama de las incursiones e involuntariamente se embarcaría en una tan compleja como gratificante saga de saltos temporales que se saldaría no sólo con su negativa a colaborar con Tony Stark, sino con su firme propósito de detenerle.

Pero nada comparable a la historia contada en Nuevos Vengadores, en la que los Illuminati se ven obligados a tomar la decisión más dura de sus vidas. Acción en pequeñas dosis, mucho dramatismo y, al final, la aparición de una Cábala dispuesta a ensuciarse las manos con tal de evitar la catástrofe inminente.

Y tras esto llegaría el acto final, con un salto de ocho meses hacia adelante en los que Vengadores y Nuevos Vengadores cruzan sus caminos como si de una colección única se tratase, agrupados bajo la bandera “El Tiempo se Acaba” y con la acción saltando de un número a otro entre ambas cabeceras (por su parte, Vengadores Mundiales dedicaría sus páginas a narrar lo que ha ocurrido durante esos ocho meses).

Así, en una épica historia relatada a lo largo de dieciseis números repartidos entre las dos cabeceras principales, los lectores asistiríamos a la confluencia de todas las tramas planteadas hasta el momento, con SHIELD capitaneada por un Steve Rogers obsesionado con la idea de detener a Tony Stark, con unos Illuminati ampliados con nuevos miembros intentando buscar una solución a las incursiones, con una Cábala abordando el problema de la forma más expeditiva posible, con una IMA dedicando sus recursos a la crisis bajo el mando de Roberto DaCosta, con la irrupción en el juego del Creador que desarrollara Hickman en su periplo en el Universo Ultimate e incluso con el Doctor Muerte, codo a codo con el Hombre Molécula, trabajando en sus propios planes. Será tiempo de explicaciones, de revelaciones y de giros argumentales sorprendentes pero, sobre todo, la historia en la que por primera vez el lector tiene la impresión de que está asistiendo al fin del Universo Marvel que hemos conocido hasta ahora.

Y al final de todo, la revelación de la identidad de Rabum Alal, la última incursión en el horizonte y la destrucción inminente de todo lo que existe. Cerrando el círculo, la etapa de Hickman termina como empezó, con dos hombres, esta vez enfrentados por sus ideas en una lucha sin sentido ante el cataclismo que se aproxima.

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Con todas las piezas encajadas llega Secret Wars, el fin de fiesta de lo que se viene narrando en Marvel desde hace años y, al mismo tiempo, el principio de algo nuevo y diferente. Con el tiempo, los que hemos vivido la etapa de Hickman en la franquicia vengadora la recordaremos por su ambición y sus grandes miras,  por la intención de haber intentado hacer algo diferente en un género cada vez menos propenso a la innovación. También por esa sensación de incertidumbre acerca de si el final del recorrido estaría a la altura.

Afortunadamente, poca espera queda hasta un Septiembre en el que al fin empezaremos a salir de dudas.


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