Revista Cultura y Ocio

El canto de la tiniebla

Por Rhenriquez
EL CANTO DE LA TINIEBLA

Gustave Courbet: “Sunset over Lake Leman”, 1874. Oil on canvas

La luz del crepúsculo declina:
Inquietos espíritus: ¡sea dulce la tiniebla
Al corazón que ha dejado de amar!
Escucharemos las fuentes, las fuentes
Que saben, las fuentes que saben,
Las fuentes que saben que están,
Que los espíritus están escuchando…
Escucha: la luz del crepúsculo declina
Y a los inquietos espíritus es dulce la tiniebla;
Escucha: te ha vencido la Suerte:
Pero otra vida está a las puertas para los corazones leves:
No hay dulzura que pueda igualar a la Muerte.
Más Más Más
Oye la voz que te acuna,
Oye la dulce muchacha
Que dice al oído: Más Más.
Y aquí se alza y se pierde
El viento: aquí vuelve del mar
¡Y aquí sentimos jadear
El corazón que más nos amó!
Miremos: ya el paisaje
De árboles y de aguas es nocturno,
El río va pasando taciturno…
¡Pum! ¡Madre, ese hombre allá arriba!

Dino Campana


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