Revista Cultura y Ocio

El castillo del duque Barbazul en el Palau de la Música

Publicado el 28 marzo 2010 por Titus
El castillo del duque Barbazul en el Palau de la Música
A kékszakállú herceg vára, o traducido del húngaro, El castillo del duque Barbazul, de Béla Bartók, es una obra con una música fascinante que necesita de una orquesta numerosa y de un director que sea capaz de manejarla con destreza, pues es una partitura difícil de ejecutar, que no de escuchar. También es especialmente difícil para los cantantes, que se enfrentan a un pentagrama repleto de cromatismos en el que el ritmo viene marcado por la prosodia de la lengua húngara, tan inaccesible para cualquiera que no sea un hablante nativo.
Josep Pons cumplió con su parte, dirigiendo con efectividad a una Orquestra de València que sonó mejor de lo habitual. Pons supo dar cohesión a una obra en la que las pausas orquestales son numerosas y que en manos de un director menos atento al conjunto puede sonar como una colección de retales y no como una pieza única. Tanto los tempi como las dinámicas fueron elegidas con maestría.
Jane Irwin, la joven soprano que cantó el papel de Judit, compuesto en realidad para mezzo, me gustó bastante. Su voz es grande y sus registros agudo y medio son redondos y seguros. El registro grave, que lo tiene, está separado del resto y resulta menos audible. La interpretación fue quizá algo fría, pero idiomática y correcta.
Sir Willard White tiene, como ya sabíamos, un vozarrón de auténtico bajo, con un sonido muy noble, que debido a la edad suena algo desgastado, sobre todo en los extremos. Lleva muchos años cantando el papel de Barbazul y eso se nota en su dominio de la situación y en la forma en la que compensa con su presencia y su carisma las posibles deficiencias vocales lógicas en un cantante tan veterano.
Fue una lástima que desde el Palau de la Música no se optase por jugar con la iluminación para representar las siete puertas del castillo, algo que podría haberse hecho sin un excesivo gasto y que habría convertido esta versión concierto en casi una escenificación. Aún así, la música tan descriptiva de Bartók nos sumergió en el mundo interior de Barbazul durante toda la obra.

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