Revista Opinión

El catolicismo, pese a sus errores y carencias, es la religión de la racionalidad, la libertad y la dignidad humana

Publicado el 27 julio 2014 por Franky
El catolicismo, pese a sus errores y carencias, es la religión de la racionalidad, la libertad y la dignidad humana Mientras que la mayoría de las religiones se limitan a establecer normas de conducta y mandatos divinos impuestos a los humanos, la religión católica siempre ha apelado a la razón y se ha expandido amparada en la racionalidad y la filosofía. Aunque la Iglesia Católica ha sido fanática, opresora y vil desde su jerarquía, retrasando a veces el progreso y vinculándose vergonzosamente con el pecado y el abuso, en el fondo del catolicismo siempre ha subsistido el grito de libertad y dignidad humana que emana del hecho de que cada ser humano es nada menos que hijo de Dios y heredero del Cielo.

El catolicismo convierte al ser humano en príncipe y esa inmensa dignidad conlleva una dosis de orgullo y libertad que no existe en las demás religiones del planeta. La enorme dosis de dignidad que reciben los católicos se completa con la eucaristía, otro fenómeno original y único en el firmamento religioso, que permite al hombre alimentarse de su mismo Dios.

La diferencia es especialmente intensa con respecto al Islam, que significa "Sumisión" y que no se basa en la libertad sino en el sometimiento del hombre a los mandatos y designios de Alá.

Mientras que los cristianos son seguidores voluntarios de un Dios que les permite ser libres, el musulmán es el servidor obligatorio de un dios que le obliga a someterse a normas y leyes inexorables, de cuyo cumplimiento minucioso depende la salvación.

Afirma Gustavo Bueno, pensador ateo, materialista, socialista y revolucionario, que el catolicismo salvó la racionalidad en Occidente. Si no recuerdo mal, él mismo se declara "católico cultural".

Frente al fideísmo protestante o el fanatismo sunita, la Iglesia Católica siempre ha intentado conciliar la razón y la fe. Su doctrina es de fuerte raigambre filosófica, con pilares como Aristóteles, San Agustin y Santo Tomas de Aquino. Sus textos, tratan de convencer, y no de exaltar, mediante la argumentación, el juicio crítico y la ponderación.

Es cierto que la jerarquía católica se ha colocado muchas veces en la Historia al lado del poder y en contra el pueblo y que está manchada por una larga lista de pecados, renuncias y traiciones a los ciudadanos y a la propia doctrina de su fundador y Dios, Jesucristo y que algunos de esos pecados, como el de la pederastia y la avaricia, han sido viles y sucios en extremo, pero también es cierto que el catolicismo, entre las religiones del planeta, destaca por su respeto a la libertad individual y a la dignidad del ser humano.

Los poderes terrenales, todos ellos con evidentes y probadas tendencias a ser absolutos, prefieren gobernar sobre súbditos que sobre ciudadanos libres. A ningún poder le conviene gobernar sobre sujetos como los católicos, dotados de orgullo y de atributos intelectuales que les hacen libres y pensadores independientes y críticos.

En esa dificultad de los grandes poderes para gobernar a los católicos, seres básicamente libres e independientes, está la principal causa del exterminio en curso de católicos en algunos países del planeta y los esfuerzos que los grandes poderes y capitales del mundo realizan para erradicar el catolicismo de países emergentes y con posibilidades futuras de desarrollo.

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