Revista Cine

El cine de Jean Pierre Melville: Le Samourai. Film Noir en estado puro

Publicado el 28 febrero 2012 por Jongs @JonGS

Le_Samourai

“No hay soledad más grande que la del Samurai, salvo quizás la del tigre en la jungla”. Con esta cita comienza Le Samourai (Jean Pierre Melville, 1967) una película inspirada en los clásicos del cine negro de Hollywood y a la vez inspiración del film noir del SXXI como la reciente Drive (Nicolas Winding Refn, 2011). El silencio y la soledad son las características del personaje interpretado por Alain Delon, un asesino a sueldo que al igual que el Samurai posee un código de conducta, aunque en este caso dictado por si mismo. Caso similar a los personajes de Ryan Gosling en Drive (Nicolas Winding Refn, 2011) o Jean Reno en León (Luc Besson, 1994).

Desde el comienzo Jean Pierre Mellville nos muestra la psicología de Jef Costello, un asesino a sueldo que no se separa de su gabardina y sombrero y al que es difícil ver sonreír. La puesta en escena es excepcional desde un primer momento, cuando somos testigos del lugar donde vive Jef, una habitación absolutamente gris de un viejo hotel parisino. En un plano general le vemos tumbado en la cama, vestido con traje y corbata, mientras fuma un cigarrillo con la única compañía de un pájaro que se encuentra en el interior de una jaula. Al igual que la planta que Jean Reno cuidaba en León (El profesional, 1994) los silbidos del pájaro son un contrapunto a la sobriedad, silencio, y soledad del protagonista. El sonido precisamente, el de los silbidos, será el que avise en más de una ocasión a Jeff de los peligros que le acechan y conviertan a ese pajarillo en su mejor aliado.

 

En oposición a la mayoría de cine actual donde poca atención se presta a los detalles, Le Samourai lo borda en ese sentido. Tras levantarse de la cama  y apagar su cigarrillo, Jeff se dirige hacía un espejo, se coloca la gabardina, y se atusa el sombrero como si de un ritual se tratara. En ese momento la música empieza a crear sensación de cierta tensión, tras lo cual somos testigos de que Jeff no se dedica precisamente a un trabajo común, cuando le vemos robar un coche de manera sigilosa y dirigirse a un taller donde un hombre le cambia la matrícula al coche y le hace entrega de un arma. Son unos diez minutos en los que no se pronuncia ni una sola palabra pero que ya nos ha dicho mucho del carácter del personaje. Jean Pierre Melville dice mucho sin necesidad de diálogo, jugando con las miradas, los gestos, el espacio.

El hombre solitario mantiene una relación con Jane Lagrange (Nathalie Delon), pero ella pertenece a otro hombre y Jeff se tiene que contentar con tan solo unas pocas horas en su compañía. Caso similar al del personaje de Drive (Nicolas Winding Refn, 2011). Comentar que Nathalie Delon era la verdadera mujer de Alain Delon en la realidad.

Los problemas de Jeff comienzan tras finalizar un encargo y asesinar a un hombre de negocios en el área privada del Martey’s, un bar de cocktails y música en directo. La descripción de algunos testigos acerca de la apariencia del sospechoso hacen que Jeff sea detenido en mitad de una timba de cartas en un hotel. Por suerte para el, los sospechosos que coinciden en vestimenta son muchos y las ruedas de reconocimiento están llenas de hombres con gabardina y sombrero. Sin embargo, una testigo le ha visto a escasos metros justo después de cometer el asesinato y ha establecido contacto visual con él. Ella es Valérie (Cathy Rosier), la pianista del Martey’s que por alguna razón decide salvar de la condena a Jeff declarando de forma categórica que no es el asesino. ¿Por qué Valerie decide no declarar en su contra?. ¿qué se esconde tras esta bella pianista?.

Una vez puesto en libertad las cosas no se solucionarán sino todo lo contrario. El detective de policía (magnífico François Périer) encargado del caso tiene firmes sospechas de que Jeff es el asesino aunque sin pruebas concluyentes en un principio;  Jane Lagrange, enamorada de  cierta manera de Jeff, acepta el alibi por el cual éste se encontraba con ella el momento del crimen. Eso le hará víctima del acoso del detective, el cual no la cree en ningún momento.

Y para terminar de situar a Jeff en una difícil situación, aquellos que le encargaron el asesinato van tras sus pasos al enterarse que ha estado detenido por la policía. La persecución por las paradas de metro de París, la rueda de reconocimiento en comisaría, la instalación del receptor en casa de Jeff por parte de la policía, todas las escenas poseen el ingrediente necesario para generar suspense e interés en el espectador sin necesidad de artificios como puedan ser el uso de violencia gratuita o experimentos sin sentido, vistos con frecuentes en el cine actual.

Cuando se habla de cine francés siempre se comienza nombrando a los influyentes directores de la Nouvelle Vague como Jean Luc Godard y Francois Truffaut, y frecuentemente se quedan en el olvido grandes directores como Jean Pierre Mellville. Le Samourai es sin duda un gran comienzo para aquellos que desconozcan por completo a este director.


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