Revista Cultura y Ocio

El cocuyo y la luciérnaga

Por Dashira

El cocuyo  y la luciérnaga  

Una cálida tarde de verano, un cocuyo de color negro y una luciérnagajugaban juntos entre las ramas  de los árboles del denso bosque.El cocuyo  y la luciérnagaPasadas las horas, el bosque comenzaba a ponerse semi oscuro, algunos árboles apenas se veían en la sombra.

Empezaba a caer la noche; por lo que el cocuyo le dijo a la luciérnaga que debían marcharse a sus madrigueras. Mientras volaban el cocuyo iba alumbrando el camino, pero mientras avanzaba se percató de que la luciérnaga no llevaba su luz encendida y le dijo:_ ¡Enciende tu luz!La luciérnaga confundida en la oscuridad le manifestó:_ ¡No es necesario!El cocuyo en silencio comprendió que debía explicarle a la luciérnaga la importancia de la luz. Para ello cambió de rumbo y la  llevó a la cúspide de  una montaña.El cocuyo  y la luciérnagaCuando subieron al pico de la montaña, el cocuyo le mostró el bosque desde las alturas y comenzó a  explicarle:     _ Aunque tenemos luces diferentes,  podemos iluminar en la oscuridad de igual manera.

_ Es que me da miedo iluminar. Además soy muy tímida, no me gusta destacar_ dijo la luciérnaga.Mas el cocuyo con sus luces azuladas y bastante vivas continuó explicando:_ Con tu luz puedes cambiar un paisaje de sombra y oscuridad por otro paisaje de luz y seguridad.

Luego continuó diciendo:_ Saca la luz que tienes en tu interior y expándela, podrás alumbrar el camino a los demás.Al escuchar estas palabras la luciérnaga reflexionó y decidió activar su luz, descubriendo que no podía esconder el brillo que llevaba dentro. Y fue muy feliz alumbrando el bosque junto al cocuyo.Autora: María Abreu

Y si te ofreces al hambriento, y sacias el deseo del afligido, entonces surgirá tu luz en las tinieblas, y tu oscuridad será como el mediodía.(Isaías 58: 10)&version;

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