Revista Opinión

El Corte Inglés, calidad a precio de atraco.

Publicado el 19 agosto 2013 por Manuel Somavilla

  El Corte Inglés ha comunicado que ha llegado a un acuerdo con los bancos para refinanciar 3.800 millones de euros de su deuda, cifra que representa el 76% de su endeudamiento total, que ronda los 5.000 millones de euros, según informa EP.
  Y me pregunto yo que cuánto pez ladrón, además de estúpidas dependientas que decía mi madre y corroboro yo, tiene esa empresa para que con los precios que cobran, a cuenta del exclusivo y pérfido nombre, tengan esas pérdidas euromillonarias. 
  El Corte Inglés me recuerda a mi querida tía Eva, la solterona de la familia, enfermera de las de antes y jefa del ambulatorio en dónde trabajaba. La ropa que ella vestía siempre era de marca y carísima, siempre comprada en el Corte Inglés de Bilbao
  Como aquella cazadora Burberry, de un color blanco impoluto, que me regaló,                                                                            El Corte Inglés, calidad a precio de atraco.y que yo solo la usaba para ir al Gwendolyne de Algorta.                                                           El Corte Inglés, calidad a precio de atraco.

  Para ser honesto, más que otra cosa, me atrevía a vestir aquella cazadora blanca, a mi siempre me pareció un poco afeminada, por que su marca era un disfraz que te permitía pasar desapercibido entre aquellos que vivían por las zonas pudientes de Bilbao, no como yo que vivía cerca de Las Cortes.   Además, a parte de ser una marca de las caras que usaba la gente guapa de Algorta, llegué a la conclusión que el blanco era un color que favorecía y resaltaba mi tez morena, mitad gitana y mitad carbonero de la mina, heredada de mi padre y, a su vez, de mi abuelo “elcapataz” de la Robla.
  También la usaba por que me parecía que de noche todos lo gatos son pardos.
  Por lo demás siempre me pareció demasiado blanca para usarla entre semana cuando me convertía en un miembro más de la chusma estudiantil del instituto central de Bilbao, el Unamuno.  A los 3 hermanos siempre nos regaló artículos del Corte Inglés, hasta llegué a creer que trabajaba allí, y de vez en cuando teníamos el honor de acompañarla al luminoso edificio y plagado de escaleras automáticas y ascensores que bajaban hasta el garaje.  Y eso era un lujo, que sensación de importancia cuando circulando por la calle Ayala desaparecías tragado por la boca del edificio, o al final de la lujuria consumista, lleno el capó del Renault 5 de bolsas con pinos verdes que parecían ambientadores de coche, aparecías por donde habías entrado, como vomitado por el infierno, y con la cartera humeante por la incandescente tarjeta del Corte Inglés.                                  El Corte Inglés, calidad a precio de atraco.
                                     

  ¡Salud y Suerte!

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