Revista Deportes

El coscurro.

Por Antoniodiaz

El coscurro.

Joao Silva. Sol e Sombra


Entre los claroscuros barrocos de Curro Díaz y la eterna impotencia de Tejela para torear con mijita de gusto y mando algo que no sea un hombre encorvado, braciabierto y cojitranco que simule de salón la movilidad de un juampedro, se han perdido los mejores Núñez de la tarde. Una corrida la de Alcurrucén, magnificamente presentada, cinqueña y astifina, que ha sido asesinada, literalmente, en varas, entre la displicencia del artista medroso y el autismo lidiador del obrero alcalaíno. El lote de Alberto Aguilar, brusco y geniudo, no fue propicio para seguir la triunfal racha fallera de sesgo de despojos, pero mantuvo hasta la última bocanada de aire el interés en el ruedo. 
Lo más reseñable del festejo, las estocadas de Curro Díaz, que se va haciendo un maestro en dar la muerte en pureza, y algunos trances del linarense al natural, tan templado, con esa muleta que más que látigo para dominar, es un velo de tul que amaina tempestades. Tejela, que estaría en huelga china, pegó el doble de mantazos que otros días, que ya son, y cortó orejita para lucir palmito. Y el madrileño Aguilar, huyendo de las duras, topó con un lote de alcurrucenes que nada tenían que envidiar a hierros proscritos, estuvo siempre a la altura de la situación, en ningún momento perdió la cara y salió victorioso del trago, a pesar del descalabro con la tizona.
El coscurro de arte con que raciona cada tarde Curro el hambre del aficionao es un manjar casero que nada tiene que envidiar la pija neuvelle cousine que a partir de hoy llega a Valencia con los pelmas del jédiez. ¡Que les aproveche!


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