Revista Cultura y Ocio

El crimen de Orcival, de Émile Gaboriau

Publicado el 06 julio 2016 por Covadonga Mendoza @Cova_Mendoza

El crimen de Orcival, de Émile Gaboriau

Traducción: Eva María González

Ilustraciones: Iván Cuervo y Jules Guerin

Tras el hallazgo de un cadáver en los terrenos del Castillo de Valfeuillu, llega un policía especial de la Sûreté de París, el inspector Lecoq, quién, con la colaboración de Plantat, juez de paz de Orcival, se hace cargo de la investigación del caso.

"El crimen de Orcival" se divide en tres partes bien diferenciadas: la primera relata lo ocurrido, se muestran las pruebas y se llega a ciertas conclusiones, la segunda, un flashback, cuenta lo que en realidad sucedió antes del crimen que da inicio a la historia, y en la tercera se resuelve el misterio.

El interés por seguir cada una de estas partes es irregular. Quienes hayan leído muchas novelas de misterio no encontrarán dificultad en deducir la identidad del personaje que ha cometido el asesinato, pese a los intentos del autor y los principales investigadores (el policía parisino Lecoq y el juez de paz Plantat) de distraer la atención, al comienzo, hacia otras posibilidades.

Es posible incluso que el relato de los diferentes recorridos por el castillo, mostrando y analizando las pruebas y las conclusiones similares a las que llegan ambos hombres, pueda resultar demasiado prolijo e incluso repetitivo en algunos pasajes, dedicados más a mostrar las personalidades de Lecoq y Plantat que a aportar datos relevantes para la resolución del asesinato.

Quizá sea la segunda parte, el largo flashback en el que se detalla la relación entre Berthe, Clément y Hector, la más interesante, aportando nuevos datos y matices a lo contado con anterioridad. El relato profundiza en la psicología de los tres personajes y en la batalla que se establece entre ellos en un tono caracterizado por la exacerbación de las emociones y una atmósfera opresiva que logra capturar la atención pese a conocer buena parte de lo sucedido.

En cuanto a los personajes, aunque el protagonista es Leqoc, quien, como se indica en la introducción, es habitual en la obra del autor y está basado en Eugène-François Vidocq, no es el mejor caracterizado, centrándose sobre todo en un afán de anonimato y una habilidad para disfrazarse que en la actualidad no son tan originales como quizá lo fueron cuando se publicó de la novela.

El juez de paz Plantat tiene muchos más matices emocionales y psicológicos, es menos convencional y despierta mayor interés, si bien son Berthe, Clément y Hector los más complejos e interesantes, destacando los cuatro sobre el resto, secundarios que se limitan a cumplir el papel asignado para el avance de la historia.

En resumen, "El crimen de Orcival" es una novela de desarrollo irregular, más previsible de lo que pretende, que puede hacerse lenta y aburrida en algunos pasajes y entretenida e interesante en otros, incluso precipitada, aunque no carente de interés.

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