Revista Viajes

El Cristo de la Vega (Leyenda Toledana)

Por Vesconte

Uno de los alicientes de la Guía de Toledo, que te presentamos ayer, consiste en la mención de algunas de las más célebres leyendas de la ciudad. Hoy te invitamos a conocer un buen ejemplo de ello…

Una de las leyendas más conocidas de Toledo es la del Cristo de la Vega, sobre todo gracias a la pluma del genial José Zorrilla, que trasladó la tradición oral a la letra impresa de forma magistral en A buen juez mejor testigo.Trata esta leyenda de una historia de amor muy especial, la de Inés de Vargas y Diego Martínez, amantes clandestinos que disfrutaban de su pasión en la oscuridad. Cada noche el joven recorría los callejones toledanos hasta llegar llegar a un lugar donde podía ver a lo lejos una señal luminosa que indicaba vía libre para visitar el lecho de su amante. Con la llegada del amanecer debía huir por el mismo camino antes de poder ser descubierto. Y, así, noche tras noche, hasta que todo se torció.

Una mañana, descendiendo del balcón de Inés, el joven amante procedía a correr senda abajo cuando descubrió algo inquietante: una sombra se encontraba al acecho. Se trataba de Iván de Vargas, el padre de su enamorada. El encolerizado padre empezó a gritar a los cuatro vientos mientras Diego corría como alma que lleva el diablo hacia Toledo sin mirar atrás. A partir de ese incidente la familia de Inés obligó al joven Diego a tomar una decisión: o se casaba de inmediato con ella o se olvidaba de que existía para siempre. Diego prometió casarse con ella tras el paso de un año, cuando regresara de Flandes, hacia donde se encaminaría en breve para tomar parte en la guerra. Inés obligó al joven a que hiciera la misma promesa, pero ante el Cristo de la Vega y, juntos, entraron en la basílica de Santa Leocadia, en medio de la vega toledana, y se postraron frente al Cristo, donde realizaron su promesa de un futuro y venturoso matrimonio.

Guía deToledo

Desgraciadamente fueron pasando los meses y muchos soldados volvían de la guerra, pero de Diego no se sabía nada. Así, pasaron tres largos años, dejando a Inés completamente desconsolada, visitando cada día al Cristo de la Vega y oteando el horizonte desde un mirador para intentar descubrir si su amado se encontraba entre quienes atravesaban la Puerta del Cambrón o de la Bisagra, pero nunca llegaba. Hasta que, un día, un grupo de hombres a caballo entró en la ciudad y la enamorada reconoció entre ellos a Diego, más algo inesperado sucedió: él ignoró su presencia. Inés se desmayó gritando de dolor, mientras el joven se internaba en la ciudad, de donde salió como soldado y regresaba como capitán y futuro caballero.

Ahora, en lo más alto, ya nada quería tener que ver con una muchacha humilde, cuando podía acercarse a las más bellas mujeres de alta cuna. Aunque Inés se acercó a su presencia muchas veces para recordar su promesa, lo único que logró fue su desprecio. Inés no sabía ya qué hacer, todo parecía perdido, incluso acudió al gobernador de Toledo, don Pedro Ruiz de Alarcón para solicitar que mediara en su desdichada situación, pero éste sólo pudo pedir algo para para poder actuar: era necesario algún testigo del pacto de amor o no podría ser considerado como una promesa válida. A punto estaba el capitán de abandonar la ciudad cuando sucedió algo excepcional. Inés, acompañada de escribanos, familiares, monjes, hidalgos y gentes del pueblo, acudió al Cristo de la Vega solicitando a la talla que testificara a su favor.

Y allí estaba ya Diego Martínez, con impoluto uniforme y empuñando una espada con aspecto desafiante. El Notario preguntó al Cristo y requirió su testimonio, a lo que la gente allí reunida murmuró sobre la locura de la joven pero, ante el asombro general, el Cristo bajó su mano derecha y, posándola sobre los autos, gritó en alto. Sí, la talla había hablado y acusado a Diego de incumplir su promesa de amor, a lo que todos los presentes enmudecieron y volvieron mirada de desaprobación hacia el capitán.


Ver mapa más grande – El Cristo de la Vega puede verse en el interior de la antigua basílica de Santa Leocadia de Toledo.


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